El multimillonario, uno de los defensores más ruidosos de la industria de defensa en Silicon Valley, ha estado planeando una empresa encubierta inspirada en el uso ucraniano de drones en el campo de batalla.
El ex consejero delegado de Google, Eric Schmidt, ha estado planeando en secreto un nuevo proyecto de tecnología de defensa: un avión no tripulado militar furtivo, según han declarado a Forbes cuatro fuentes conocedoras del proyecto. Hasta ahora no se había informado de la existencia del proyecto, que aún no se ha presentado públicamente.
El proyecto clandestino pretende ofrecer una alternativa estadounidense a los drones chinos, y desarrollará sistemas de aviones no tripulados específicamente para ser utilizados en el campo de batalla, dijeron dos de las fuentes. Tres de las fuentes familiarizadas con los compromisos de Schmidt dijeron que el trabajo está influenciado por sus recientes visitas a Ucrania, donde el multimillonario ha hecho incursiones con funcionarios del gobierno y líderes militares en el último año. Dos de estas personas añadieron que Sebastian Thrun, cofundador del laboratorio Moonshot de Google, participa en el proyecto.
Forbes no ha podido determinar quién, aparte de Thrun, está colaborando en el secreto proyecto, cuándo comenzó y si Schmidt es su único patrocinador. Según dos fuentes, solo un puñado de personas está trabajando en el proyecto, que Schmidt ha conseguido mantener en secreto debido a las sensibilidades geopolíticas. Ni siquiera está claro si se ha constituido una sociedad. Schmidt y Thrun declinaron hacer comentarios.
Schmidt ha opinado ampliamente sobre el modo en que los drones están reconfigurando la guerra en Ucrania. “El futuro de la guerra lo dictarán y librarán los drones”, escribió Schmidt en un artículo de opinión publicado en julio en el Wall Street Journal tras regresar de Kiev. A principios de este año, el Washington Post informó de que Schmidt y otros inversores habían aportado US$10 millones a la aceleradora de empresas ucranianas D3, que se centra en tecnología militar, pero parece ser independiente de esta nueva empresa. D3, acrónimo de Dare to Defend Democracy (Atrévete a defender la democracia), proporcionará una financiación inicial de US$125.000 a las nuevas empresas en fase inicial, así como oportunidades de tutoría.
Desde que dejó su cargo de presidente de Google en 2017, Schmidt ha dedicado gran parte de su tiempo y riqueza a tender puentes entre los intereses de Silicon Valley y el Pentágono a través de diversos comités asesores, grupos de reflexión y su amplia cartera de startups. En Washington, D.C., ha abogado por que las agencias militares aceleren sus inversiones en tecnología, especialmente en torno a la IA, que cree que desempeñará un papel clave en la seguridad nacional y los asuntos de China. Anteriormente, Schmidt fue presidente de la Junta de Innovación del Departamento de Defensa y comisionado de la Comisión de Seguridad Nacional sobre Inteligencia Artificial, donde hizo recomendaciones formales sobre la estrategia de IA de Estados Unidos.
Estas conexiones gubernamentales han dado a Schmidt un halo de estadista en Estados Unidos y en el extranjero, donde ha aprovechado su influencia para reunirse con poderosos estrategas militares. Las recientes misiones personales de Schmidt a Ucrania le han servido de base para su nuevo proyecto de drones, según tres fuentes conocedoras de las ideas del multimillonario. En concreto, dos de ellas dijeron que estaba interesado en el uso de drones y cuadricópteros por parte del país para lanzar una contraofensiva contra Rusia. En septiembre de 2022, Andrey Yermak, jefe de la oficina del presidente Volodímir Zelenski, anunció que él y Schmidt habían discutido “soluciones tecnológicas” para expulsar a las fuerzas rusas de Ucrania.
Thrun, veterano fundador de la aeronáutica y antiguo colega de Schmidt en Google, tiene sentido como colaborador. Experto alemán en robótica, forjó sus primeros lazos con Google en 2010, después de que el cofundador Larry Page le reclutara para construir coches autoconducidos, en los que Thrun ya había estado trabajando en la Universidad de Stanford. La iniciativa acabaría convirtiéndose en la filial Waymo de Alphabet, matriz de Google, y el laboratorio se transformó en Google X, la incubadora de proyectos “moonshot” del gigante tecnológico. En 2010, Thrun también fundó la empresa de taxis aéreos Kittyhawk con el respaldo de Page (cerró el año pasado). En 2011 creó la empresa de educación en línea Udacity, antes de dejar su puesto de vicepresidente y ser becario en Google tres años más tarde, y recientemente anunció una nueva empresa de inteligencia artificial llamada Sage Labs.
En Google, los proyectos de drones han suscitado controversia en el pasado. En 2018, mientras Schmidt aún se desempeñaba como asesor técnico en Alphabet, miles de empleados de Google protestaron por su contrato para el Proyecto Maven, una iniciativa del Departamento de Defensa en la que los militares utilizaron la tecnología de IA de la compañía para analizar imágenes de vigilancia de drones. La bronca se saldó con dimisiones de empleados, la creación de las directrices de IA de Google, que establecen que la empresa no desarrollará armamento de IA, y su decisión de no renovar el contrato.
No está claro cuándo presentará Schmidt su proyecto de drones, ni cómo piensa competir con fabricantes como DJI, con sede en Shenzhen, que actualmente controla el 70% del mercado mundial de drones, así como Anduril y una serie de nuevas empresas estadounidenses. Es posible que Schmidt espere sacar partido de un programa del Pentágono recientemente anunciado, denominado “Replicator”, cuyo objetivo es socavar el dominio de China en el sector de los drones, recurriendo a fabricantes estadounidenses para construir miles de aparatos durante el próximo año.
Ucrania ha acogido recientemente otros proyectos de drones procedentes del extranjero. En diciembre, su Ministerio de Transformación Digital anunció que Quantum Systems, fabricante alemán de drones, abrirá un centro de investigación y desarrollo en el país. La empresa se unirá a la Ciudad Diia de Ucrania, una “zona económica virtual” destinada a atraer a empresas tecnológicas extranjeras y locales con ventajas fiscales y de otro tipo.
Este artículo fue publicado originalmente en Forbes US
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