Diana Crump presentó su nueva colección, con la que hace una oda a la nostalgia capitalina. A punto de cumplir diez años con su marca Atelier Crump, la colombo francesa cuenta su historia a Forbes.
Con un típico desayuno santafereño recibió Diana Crump a un grupo pequeño de fashionistas, periodistas y amigos expectantes por conocer los nuevos detalles de su colección. Vestida con un suit blanco, desde el escondido jardín de su tienda en Quinta Camacho, presentó Bogota Blues.
Las prendas de esta serie contrastan -sin perder su esencia- con el estilo más natural y fresco que llevó a las pasarelas de Bogotá Fashion Week, pues incluye elementos más sobrios, así como estampados y técnicas más tradicionales de la sastrería. Es una oda a la nostalgia capitalina.
Diana concibió esta colección como un esfuerzo por darle forma a esta identidad de Bogotá que, si bien existe, desde su perspectiva no es tan clara. La ciudad es el punto de encuentro de multiculturalidades, regiones, costumbres y, con ello, de modas; y de ahí que sea complejo encasillarla, explicó.
Es por ello que realizó una investigación muy completa de la evolución de la sastrería en Bogotá, desde sus orígenes, trayendo a tiempo presente varios detalles de esa elegancia y sencillez de la época.

Con su marca Atelier Crump, la diseñadora colombo-francesa va haciéndose parte de esta historia de los sastres en el país. Desde 2014, cuando regresó a Colombia tras culminar sus estudios en París, emprendió un proyecto con el que había soñado desde pequeña, que conquista a los amantes de la moda nacional e internacionalmente.
A la vuelta del décimo aniversario de su empresa, Diana recuerda en entrevista con Forbes Life lo que han sido estos años.
“Atelier Crump empezó en realidad como una marca para hombre, a mí me obsesiona la sastrería y ésta inicialmente ha sido masculina. Arranqué haciendo sastres sobre medida para hombre y más adelante las cosas cambiaron”, cuenta. Inspirada en el cine y las series, quiso experimentar en la sastrería para mujeres.
“Me acuerdo siempre que en las películas de James Bond, él llegaba en smoking, súper bien vestido y se mostraba poderoso en la escena; y yo de chiquita pensaba: yo quiero ser el James Bond, no la mujer que llega con el vestido rojo despampanante -que igual me parecía poderosísima-. Yo me fijaba en la pinta de él, y me parecía que el sastre da poder; ese efecto wow lo quería ver en la mujer”, agrega emocionada.

Su formación en el Ecole des Arts Appliqués Duperré y el École de la Chambre Syndicale de la Couture Parisienne la llevaron a la casa francesa Hermès, donde afianzó sus conocimientos en telas y descifró el estilo de las mujeres parisinas. Con todo ese saber le dio rienda suelta a su marca, con el propósito de empoderar a mujeres a través del sastre, “one suit at a time”.
Pronto se dio cuenta de que su propuesta era un éxito y cada vez más mujeres poderosas querían vestir sus prendas. Aunque irrumpir con su estilo en una cultura que empezaba a inclinarse hacia las siluetas más justas y escotes fue difícil, había un nicho de mercado interesante, donde se consolidó con fuerza.
“Las dificultades las encontré más en lo que requiere ser empresario, no solo en este país, sino en cualquier lugar del mundo. Yo creo que se requiere mucho temple, asertividad para los momentos difíciles, aprender de finanzas, arriesgarse, o sea, un montón de cosas que yo me echaba años en entender”, dice Diana.
Para la celebración de los diez años de Atelier Crump prepara un par de sorpresas, que promete contarle a Forbes Life. Sobre su decisión de darle vida a este sueño en Bogotá y no en París afirma: “Yo donde me siento en casa es acá -aunque París sea mi segundo hogar- y desde que nací en Colombia tengo una misión de impactar no solo la economía y la historia del país, sino también el imaginario colectivo de cómo hablarán de la moda colombiana en unos años”.
Ya sueña con llevar sus prendas a los grandes mercados internacionales, debido a que sus prendas son esperadas en estos nuevos destinos.