Los atractivos del departamento van más allá del Cabo de la Vela, las Dunas de Taroa y Punta Gallinas. Ángel Correa, gerente de Waya Guajira Hotel, apuesta por las experiencias para atraer a viajeros europeos.

Cuando se habla de turismo, el colombiano piensa en sol y playa y en ciudades como Cartagena o Santa Marta. Pero si algo demuestra la reciente llegada de un crucero de la compañía suiza Emerald Cruises al Cabo de la Vela -con 40 pasajeros internacionales-, es que La Guajira tiene gran potencial turístico para diversificar su economía y generar empleos.

Aun así, el desafío es enorme dada la carencia de infraestructura, promoción y de capital humano suficientes. Según Anato, en los primeros siete meses del año pasado llegaron a La Guajira 9.443 visitantes extranjeros, lo que representó una disminución del 4% frente al mismo periodo de 2022, pese a que en agosto la conectividad aérea nacional del destino tuvo un aumento del 7%. Estados Unidos, Chile, México, Ecuador y Canadá fueron los países de donde provino el mayor número de visitantes por turismo, eventos y negocios.

Pero Ángel Correa, gerente de Waya Guajira Hotel, está convencido de que con trabajo y la unión de los sectores público y privado es posible poner al departamento en el radar de los viajeros extranjeros, que buscan naturaleza, cosmogonía, ancestralidad y sostenibilidad; en síntesis, experiencias.

“La noción del ‘Buen vivir-vivir bien’, o ‘anaa akua’ipa’ en idioma Wayunnaki, arraigada en las comunidades de La Guajira, la comprendemos como un principio esencial que contribuye a organizar, valorar y otorgar significado a las experiencias”, explica este veterano del negocio hotelero que literalmente puso la primera piedra del hotel hace 12 años, y desde entonces ha sido manejado por el operador OxoHotel.

“Esas experiencias representan -según el directivo- una manera de abrazar la vida en la cual el respeto y la consideración hacia las cosas, personas, lugares, experiencias y prácticas se manifiestan para celebrar y ritualizar todo lo que guía nuestra existencia”.

Construido con materiales amigables con el medio ambiente y la certificación Leed -un reconocimiento que reciben aquellas edificaciones ecoamigables y autosostenibles-, el hotel fue pensado originalmente para hospedar a contratistas, facilitadores, geólogos, personal y directivos del Cerrejón, cuyas instalaciones se encuentran muy cerca de la zona ubicada en la Guajira media.

“Ellos dijeron: la mina se va a cerrar algún día y cuando nos vayamos, ¿qué le vamos a dejar al departamento? Busquemos un modelo de negocio que sea sostenible y genere empleo para cuando se produzca el cierre de la mina”, explica el gerente de Waya, que tiene una capacidad para alojar hasta 300 huéspedes en un espacio de 6 hectáreas.

“Estamos apuntando al mercado extranjero y para ello hemos asistido a ferias en Europa y otros mercados e incluso llevado a miembros de la comunidad Wayú”, señala Correa, y explica que el hotel genera unos 80 empleos entre las comunidades locales (wayús, del Cesar y de Barranquilla) y ‘cachacos’ como él. 

Para compensar su lejanía del mar, el directivo puntualiza que se han enfocado en que los viajeros puedan sentir y desarrollar los sentidos a través de las experiencias.

“Lo que buscamos es que el turista pueda sentir y desarrollar los sentidos a través de visitas a rancherías de la comunidad Wayú para entender cómo viven y que este es otro país, el de las regiones”, explica. “Buscamos ofrecer una verdadera conexión con la cultura, la cosmovisión de nuestros antepasados y la historia de este territorio sagrado, sin dejar de lado su hipnótico paisaje, que deslumbra los ojos de cada visitante”, agrega.

Rodeado por comunidades nativas y ancestrales, en el hotel los turistas pueden vivir una inmersión gastronómica con los ingredientes, preparaciones y sabores de la zona o hacer un recorrido lleno de leyendas del vallenato y sus juglares.

¿Fructificarán los esfuerzos de Correa y las autoridades locales y nacionales para promocionar a La Guajira? Solo el tiempo lo dirá. Sin embargo, el año pasado el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo invirtió más de $7.000 millones en el desarrollo turístico del departamento a través de Fontur. El 84% de los recursos ($5.981 millones) fueron destinados a infraestructura turística; el 10% ($703 millones) a promoción y el mercadeo turístico, $347 millones al mejoramiento de la competitividad y $88 millones a inversión territorial.