Atrás quedó la vieja creencia de que la única responsabilidad social de los negocios es aumentar sus ganancias. Las Sociedades de Beneficio e Interés Colectivo (BIC), además de generar beneficios económicos, priorizan lo social y lo ambiental.
A pesar de generar más de 750.000 empleos y ventas superiores a los $46,7 billones el año pasado, el sector de Contact Center y BPO es uno de los más estigmatizados de la economía.
“En muchos sectores de la sociedad nos asimilan a la esclavitud moderna, como lo han dicho desde el Ministerio del Trabajo”, señala John Santafe Correa, CEO de Outsourcing SAS BIC, una compañía de capital 100% colombiano que genera más de 6.000 empleos y tiene uno de los menores índices de rotación de personal y ausentismo de la industria.
¿El secreto? “Todo parte desde el propósito de mejorar vidas, nuestro diferencial es el cuidado de las personas. Nuestro crecimiento ha sido posible gracias a la gestión de un propósito superior que nos guía por encima de la búsqueda exclusiva de la rentabilidad económica”, señala Santafe.
De hecho, esta compañía –que cerrará el año con ingresos de $270.000 millones– fue una de las primeras del sector en convertirse en una Sociedad de Beneficio e Interés Colectivo (BIC), una condición que lleva a este tipo de empresas a priorizar lo ambiental y lo social, además de los beneficios económicos.
En Colombia, ya hay más de 1.500 empresas que se han acogido a esta figura que fue creada mediante la Ley 1901 de 2018, mientras que la Superintendencia de Sociedades se encarga de vigilar los compromisos adquiridos por las sociedades BIC.
“Una empresa BIC es una condición que puede adoptar cualquier tipo societario; se logra haciendo una reforma de estatutos y agregando las siglas BIC a la razón social”, explica Paula Giraldo, socia líder de Sostenibilidad y Advisory de BDO en Colombia, que también es una empresa de este tipo.
Adicionalmente las empresas deben comprometerse a generar impactos sociales y ambientales, además de económicos, bajo las cinco dimensiones que introdujo el Decreto 2046 de 2019 que reglamentó la Ley 1901, en lo relacionado con el modelo de negocio, el gobierno corporativo, las prácticas laborales y ambientales y la comunidad.
En el caso de Outsourcing SAS BIC, un factor clave que la ha llevado a retener y atraer talento es el que el 35% de su fuerza laboral teletrabaja y el 65% restante opera bajo un modelo híbrido, lo cual le permite a la compañía reducir su huella de carbono.
Las ventajas de ser BIC
Con unos 800 empleados, BDO hace parte del clúster de las Américas de la consultora en la que trabajan 700 colaboradores más, y desde hace cuatro años comenzó a priorizar los temas relacionados con la sostenibilidad en el mundo. En una industria en la que hay una ‘guerra’ permanente por el talento, las razones no son difíciles de entender.
“Ser BIC nos pone en el camino de la mejora continua; son ventajas internas en la organización, como la atracción del mejor talento. Además, para las organizaciones que ya estamos trabajando en la sostenibilidad y los factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG) en el país y el mundo nos brinda un tema de difusión, y esto constituye un elemento diferenciador en el mercado”, dice Giraldo.
Según el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, las “Empresas de Triple Impacto”, “Empresas Híbridas” o “Empresas de Beneficio” tuvieron su origen en Estados Unidos a finales de la década pasada, planteando un nuevo paradigma en la manera en que definen el éxito económico. Después Italia, Reino Unido y España comenzaron también a abrirle paso a estas nuevas empresas adaptando sus legislaciones comerciales y societarias.
En Colombia, que fue el primer país de Latinoamérica en otorgarles reconocimiento legal, las empresas deben presentar también un informe utilizando algunos de los estándares internacionales, principalmente el GRI, que debe ser entregado a la asamblea y enviado a la Supersociedades que se encarga de velar por el cumplimiento de los objetivos que adquieren las sociedades BIC.
De acuerdo con el CEO de Outsourcing SAS BIC, “al final nos evalúan por el cumplimiento de las acciones a las que nos comprometemos”, aunque el GRI no es una certificación sino un estándar para el reporte de datos, para lo cual tuvieron que formarse.
Sostenibilidad en el ADN
Después de vivir 15 años en Suiza, José Flórez, un antropólogo biológico bogotano, regresó al país y compró hace 7 años una finca de 120 hectáreas en las faldas de la Sierra Nevada, un lugar que, a pesar de su potencial, estaba afectado por años de malas prácticas.
De inmediato, se embarcó en un proceso de regeneración de la zona que lo llevó a explorar nuevas formas de concebir la agricultura apostando por el café y el cacao.
Ubicada entre 500 y 1400 metros sobre el nivel del mar en el bosque tropical, Atinkana se ha convertido en una reserva hidrológica y agroforestal que siete años después ha recuperado 55 hectáreas de suelo, genera entre 30 y 50 empleos durante los meses de cosecha, e impacta a unas 40 familias, lo que le convierte en el empleador más grande de la cuenca del río Piedras, que provee de agua al 50% de la población de Santa Marta.
Desde hace 3 años, Flórez se asoció con un grupo de inversionistas de Suiza y empezaron a vender sus productos en Zurich bajó el sello de Atinkana, un café premium que se comercializa a US$40 el kilo, cuyo atractivo, además de la calidad, es la sostenibilidad.
Para hacer sostenible la iniciativa, Flórez le pidió a Samuel Larson, un economista norteamericano experto en recursos naturales, desarrollar un modelo de negocio sustentable. Tal es la apuesta, que el café es enviado en un velero hasta Ámsterdam y desde allí es transportado en camiones que utilizan hidrógeno como combustible.
“En Zurich, los consumidores de café están dispuestos a pagar más porque valoran la narrativa que estamos contando sobre la conservación de la Sierra Nevada de Santa Marta, las culturas ancestrales que tenemos allá y el bosque nativo que estamos regenerando a través de las plantaciones de café”, explica Larson, quien ocupa el cargo de director ejecutivo de la empresa. Este año han exportado entre 10 y 12 toneladas de café al mercado suizo y 3 de cacao, y para 2024 la meta es superar las 25 toneladas del grano y alcanzar ventas de US$1 millón.
Lea también: Esta empresa colombiana decidió no exportar y apostar por el mercado local: vende $150.000 millones