La contracción del -45% fue jalonada por el segmento de interés social. En dinero, la reducción de las ventas supera los $ 20 billones en la inversión en vivienda por parte de los hogares.

Según Camacol, el menor ritmo de iniciaciones se ha dado de manera generalizada en la No VIS, que cae a una tasa del 22,5 %, mientras que la VIS cerró el año con una reducción del -30,6 % frente al 2022.

“Menores niveles de obra anticipan posibles efectos en el empleo y el PIB, de manera que es imperativo implementar una estrategia que permita impulsar la construcción de nuevas viviendas”, dijo Guillermo Herrera, presidente del gremio.

Y es que el año pasado se vendieron 106.554 viviendas VIS y No VIS menos que en el 2022. Esto representa una reducción de $20 billones en la inversión por parte de los hogares.

La disminución en las ventas ha impactado los inicios de obra de nuevos proyectos. Para diciembre del 2023 se habían iniciado un total de 138.418 viviendas frente a las 193.387 contabilizadas al cierre de 2022 (-28,4 %).

El año pasado cerró con cerca de 38 mil hogares que han tenido que desistir de la compra de su vivienda. La cifra representa un crecimiento del 62,9 % frente al 2022. El 78,1 % de las unidades desistidas fueron VIS, con lo cual el segmento incrementó el volumen de renuncias en 91,5 %.

De acuerdo con el análisis realizado por Coordenada Urbana, el 31 % de los desistimientos del segmento VIS se produjo por los cambios que realizó el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio al programa Mi Casa Ya (MCY), mientras que factores asociados al crédito pesan el 25 % dentro de las causas de las renuncias. Combinados, ambos factores explicaron cerca de 16.500 de las 29.468 unidades desistidas en el segmento VIS.