Después de rescatar a los 'Diablos Rojos' de la segunda división, Gómez se embarca en una de sus empresas más ambiciosas: la construcción de un estadio de US$100 millones en asocio con la española Urbas.
“El fútbol no es un negocio, es una adicción”, dice Tulio Gómez, el empresario de 64 años que, luego de cambiar unas deudas por acciones, entró como inversionista minoritario al América de Cali en 2015, siguió aumentando su participación comprándoles a otros socios y, en mayo de 2016, se convirtió en máximo accionista y presidente del club, al que encontró en la segunda división y logró ascenderlo ese mismo año.
“Saqué 16 jugadores, contraté otros y un nuevo cuerpo técnico. Desde entonces, hemos gestionado bien y damos utilidades, pero no lo suficiente para la inversión tan grande que realizamos en el equipo”, señala Gómez, un empresario de orígenes humildes que ha hecho su fortuna a base de comida sin preparar (supermercados), lo que le ha permitido expandirse a nuevos sectores como el fútbol y la finca raíz, donde acaba de realizar una de sus apuestas más ambiciosas: la construcción de un nuevo estadio.
El proyecto total demandará una inversión de $2 billones y será construido en un lote de 1,7 millones de metros cuadrados, adquirido por Urbas, una compañía española con capitales cataríes especializada en vivienda, agua, energías renovables, los combustibles sostenibles, las infraestructuras para la descarbonización y el segmento Senior & HealthCare.
El estadio tendrá una capacidad para 52.000 espectadores, 260 palcos, y techo y grama retráctil, según la normativa de la FIFA para atender torneos internacionales, y debería estar finalizado en 2027 cuando el América conmemore sus primeros 100 años. Ocupará unos 300.000 metros cuadrados.
El proyecto se completará con la construcción de 4 torres, 450 suites, 92 oficinas, 30 locales comerciales, 10 restaurantes y 4 mil parqueaderos. Además, contará con instalaciones para espectáculos y conciertos, camerinos y cabinas para los medios de comunicación.
“Es un proyecto de $2 billones, pero estas empresas lo hacen todo por etapas. Cuando tengan punto de equilibrio, comienza la construcción”, explica Gómez que, en realidad, no pondrá recursos para la ejecución del megaproyecto que estará situado en la vía Cali-Jamundí. “Ellos tienen un capital para el diseño, la obtención de permisos, etc. Lo financian con la venta de palcos, suites, locales comerciales, oficinas y vivienda”.
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Sobre los riesgos de la obra, que costará unos US$100 millones, Gómez dice haber consultado a directivos y ex directivos del Deportivo Cali, el único club del país que cuenta con su propio estadio situado en inmediaciones del aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón.

“El diseño de ese estadio es hermoso, pero se los entregaron en obra negra y aún no lo han terminado. Además, cometieron una serie de errores, ya que tiene un peaje, quedó en medio de la nada y el acceso es complicado”, señala Gómez al advertir otro de los errores de sus colegas: los palcos los vendieron a perpetuidad, como una propiedad horizontal.
“En el Santiago Bernabéu, del Real Madrid, se vende el derecho de uso a cinco o siete años, los devuelven y se comercializan otra vez. Nosotros vamos a hacer lo mismo”, agrega.
Un empresario hecho a pulso
“Llevo 50 años dedicado a la comida”, dice Gómez a Forbes al hablar de su faceta de empresario. Nacido en Manizales, su familia emigró a Cali cuando Tulio tenía 12 años, huyendo de la pobreza y buscando oportunidades. Trabajó en supermercados y en las galerías de Santa Helena y el mercado de La Floresta, comercializando alimentos hasta amasar un pequeño capital que le permitió embarcarse en su primera gran empresa.
En 1992, en asocio con su cuñado, Raúl Giraldo -que actualmente es el dueño del Independiente Medellín-, compró un supermercado quebrado en Siloé, uno de los barrios más pobres de Cali. Así nació la cadena de supermercados Super Inter, que llegó a tener más de 50 tiendas y a generar unos 3.000 empleos en el Valle y el Eje Cafetero hasta que en 2014 se la vendió al Grupo Éxito por $200.000 millones.
Hoy, Gómez controla el 35% de la Central de Abastecimiento del Valle del Cauca S.A., Cavasa, y en 2019 después de cumplir con una cláusula de 5 años que le impedía montarle competencia a su antigua empresa creó La Montaña Agromercados, en Medellín, que luego se expandió a Cali, y en 2022 tomó parte de la operación de Almacenes La 14, que habían quebrado.

“Lo mío son el fútbol, la comida y el ‘real estate’”, se jacta Gómez cuyas empresas en esos sectores generan 3.000 empleos directos y 4.000 indirectos. Actualmente, Marcela, su hija mayor, es la presidente del América de Cali, y Melissa, la menor, gerencia La Montaña.
“Nuestra inversión en el América es de familia”, señala Gómez y agrega que un equipo grande como el América -que tiene un presupuesto anual que oscila entre $50.000 y $60.000 millones- debe clasificar a la Copa Libertadores y vender jugadores al menos por US$5 millones para ser auto sostenible.
“Vivimos de taquilla, patrocinios, televisión y la venta de ropa del equipo”, añade el empresario y señala que el millón de dólares que recibe el América de Win Sports es una miseria.
“El fútbol colombiano está en crisis, pero las crisis sirven para fortalecernos, reinventarnos y mejorar”, dice Gómez, quien ya tiene planes para el nuevo estadio.
“Excepto las suites, el estadio será nuestro a perpetuidad y se llamará Arena América. El fútbol es un espectáculo de multitudes, genera emociones y mucha audiencia. Eso nos permitirá venderle la marca a una empresa y seguir creciendo como club”, remata.