El Gobierno Nacional y el sector privado están trabajando en el Open Data, un ecosistema que le permitirá a los usuarios ser dueños de su información financiera y con ella exigir sus derechos, acceder a más productos de crédito, mejorar la experiencia de uso de la banca y cerrar brechas económicas. Ahora solo falta que las personas se sumen a la iniciativa y se adueñen de sus datos.
Cuando empezó el boom de los celulares, los usuarios compraban sus dispositivos e iban a una empresa de telecomunicaciones a solicitar una sim card que representaba su número de teléfono. En ese entonces, si querían cambiar de compañía telefónica tenían que dejar atrás su número de celular.
A partir del 29 de julio de 2008 entró en vigencia la Ley de Portabilidad Numérica que establecía que el dueño del número era el usuario y no la compañía. Con el tiempo, el uso del celular se convirtió en algo cotidiano y el número se convirtió en un validador de identidad, la forma de pago de millones de establecimientos y personas naturales, el contacto laboral, familiar y de amigos, la forma de iniciar sesión en diferentes plataformas y hasta la carta de presentación de muchos. El número de celular es uno de los datos más importantes de las personas.
La normativa de la portabilidad numérica empoderó a los usuarios y les dio el derecho de uso, casi que ilimitado. Esto no solo permitió que las personas conocieran el poder de poseer sus datos, también avivó una sana competencia entre las empresas de telecomunicaciones para ofrecer mejores servicios. Es común que cuando un usuario tiene una mala experiencia con su operador móvil, haga la respectiva llamada a servicio al cliente expresando firmemente su decisión de cambiar de compañía, la respuesta del colaborador al otro lado de la línea suele ir acompañada de nuevos descuentos, periodos gratuitos, mejor cobertura, más datos de navegación, minutos o cualquier otra estrategia de retención.
Algo muy parecido está a punto de suceder en el sector financiero.
Para muchos colombianos la banca es un mal necesario. Algún crédito rechazado, un cobro excesivo o una mala atención en un banco son situaciones por las que han pasado muchos usuarios del sistema financiero que a regañadientes usan estos servicios pues los necesitan para el desembolso de su nómina, retiro de efectivo, el uso de una tarjeta, acceso a crédito y transferencias.
Aún con una población altamente bancarizada, la percepción sobre el sector financiero es negativa. El estudio realizado en el segundo trimestre de 2023 por la firma Punto Cardinal Comunicaciones sobre la reputación de los bancos lo demuestra, en una escala donde 1 es muy bajo y 10 es muy bueno, el banco mejor calificado alcanzó un pobre 5,7. La cifra podría ser mucho mejor.
Para cambiar esto es necesaria una revolución y muchos aseguran que dicho cambio llegará de la mano del Open Data. Con un ecosistema de datos abiertos el usuario se convierte en el dueño de su información y eso le dará poder sobre sus finanzas y facilitará que el sistema mejore de cara a las personas.
“Las finanzas abiertas permiten que tanto entidades vigiladas por la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) como entidades no vigiladas, accedan a la información de los consumidores financieros, con previa autorización expresa de estos, para ofrecerles productos y servicios hechos a la medida de sus necesidades”, explicó Ana María Zuluaga, coordinadora del grupo de Innovación Financiera y Tecnológica de la SFC.
Uno de los dolores más grandes en el país es el acceso al crédito. Nueve de cada diez colombianos tienen un producto de ahorro, pero solo tres de cada diez tienen créditos. El acceso a los productos de préstamo es limitado porque las entidades financieras manejan ‘scores’ crediticios muy complejos y la información de historial bancario es reservada, por lo que es difícil demostrar que alguien es “buena paga”. Bajo estas condiciones tener un crédito es un lujo.
Es como la paradoja del huevo y la gallina o el primer empleo: para acceder a un crédito debe tener un buen historial crediticio, pero sin un primer crédito es imposible tener un historial. Ahora, con esta propuesta, su historial de pagos en sus facturas de servicios públicos, plan pospago, carrera universitaria, plan de salud o incluso su cuenta de Netflix o Spotify, serán validadores de su buen comportamiento financiero y cualquier entidad deberá tener en cuenta esa información dentro del análisis para el desembolso de algún préstamo.
A su vez, si siente que el banco en el que tiene depositado su dinero no cumple con sus expectativas, es libre de solicitar toda su información, retirarse e ir a otra entidad financiera con la que se sienta más cómodo. Incluso, es posible que en el proceso su banco decida mejorar su experiencia para retenerlo.
“En este esquema los usuarios se empoderan de su información financiera, tienen mayor control sobre ella y pueden transportarla de una entidad a otra de manera fácil y segura cuando lo deseen”, explicó Juliana Navas, directora de asuntos corporativos Nequi. “Es importante generar una educación alrededor del manejo de la información en las personas; el usuario es quien decide qué tipo de información entrega y es quién decide cómo quiere que se usen sus datos”, añadió.
La expectativa es que con el desarrollo de este ecosistema las brechas financieras se reduzcan. El concepto no es nuevo, ya funciona en países de Norteamérica y Europa y ha demostrado ser efectivo. “Experian en Estados Unidos y en el Reino Unido les permite a los usuarios finales complementar su score crediticio con datos de transacciones, para que este suba. Con un mejor score, los usuarios tienen mayores oportunidades de acceder a un crédito y en mejores condiciones”, afirmó Cristian Castillo, vicepresidente de Producto y Desarrollo de Negocios de DataCrédito Experian Colombia.

A mitad de camino
Para lograr que esto sea una realidad en el país faltan cosas, pero también ya hay mucho trabajo adelantado. Colombia cuenta con la Ley de Habeas Data (Ley 1266 de 2008) y la Ley de Protección de Datos (Ley 1581 de 2012), que establecen el régimen de seguridad de los datos financieros y personales, estas normativas son las bases fundamentales para desarrollar un ecosistema de datos abiertos.
“En este esquema los usuarios se empoderan de su información financiera, tienen mayor control sobre ella y pueden transportarla de una entidad a otra de manera fácil y segura cuando lo deseen”
Juliana Navas, directora de asuntos corporativos Nequi
Adicionalmente, el Decreto 1297 de 2022 impartió los lineamientos para regular las finanzas abiertas en Colombia, con esto se regula el flujo de datos entre entidades financieras y no financieras. Mientras que la Circular Externa 004 de 2024 de la SFC define, entre otros, los requisitos que deben acreditar los terceros receptores de datos; los estándares tecnológicos, operativos y de seguridad para el intercambio de la información y las condiciones para el tratamiento de los datos de los consumidores financieros.
No obstante, solo hasta la expedición del Plan Nacional de Desarrollo 2022 – 2026 se estableció el esquema de datos abiertos para la inclusión financiera como un objetivo del Gobierno Nacional. “Se señala que el propósito del Open Data es promover la competencia y la innovación para generar mayor inclusión financiera y crediticia por medio del acceso y suministro de la información entre actores públicos y privados (art. 89 Ley 2294 de 2023)”, afirmó Zuluaga, de la SFC.
Aún con este camino recorrido falta un paso más. El Gobierno Nacional a través de la Unidad de Proyección Normativa y Estudios de Regulación Financiera (URF) y el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, con el apoyo de la SFC, se encuentra en la reglamentación de los datos abiertos para la inclusión financiera, y se espera que este año se expida el decreto reglamentario correspondiente. Una vez esté lista esta normativa, todo está dado para que el Open Data sea una realidad en Colombia.
Del lado del Gobierno se evidencia un claro interés por la transparencia con los datos. “Se ha incrementado la cantidad de datos disponibles en el Portal de Datos Abiertos del Gobierno Nacional, que a la fecha cuenta con más de 8.000 datos”, afirmó Navas, de Nequi. “Además, Mauricio Lizcano, ministro TIC, en el marco del Camp de Asobancaria, en Cartagena, anunció que presentará en los próximos días un proyecto de ley para que Colombia se convierta en un productor de datos”, añadió.
Del lado de las instituciones financieras también hay ánimo de contribuir a este ecosistema. Además de estar obligadas por ley a cumplir con la norma, el Open Data las ayudará a prestar servicios que se acomoden a las necesidades del consumidor, ser más transparentes en sus procesos, acceder a potenciales nuevos usuarios y contribuir con la inclusión financiera.
“Las finanzas abiertas tienen un enorme potencial para cerrar las brechas de inclusión financiera, pues generan mayor acceso a la información y habilitan nuevos canales para la prestación de servicios financieros a través de modelos de finanzas integradas”, explicó Jonathan Malagón, presidente de Asobancaria. “La disponibilidad de más información permitirá la adaptación o personalización de los servicios, lo que habilita el diseño de productos financieros pertinentes y oportunos, en especial para la población desatendida”, afirmó.
El último paso
Todo parece ir en la dirección correcta. Aun así, falta la participación del actor más importante: el usuario. Algunos consumidores financieros han escuchado el término Open Banking (datos compartidos entre bancos), Open Finance (datos compartidos entre entidades vigiladas por la SFC) y Open Data (datos compartidos entre entidades de cualquier industria). Pero pocos parecen estar familiarizados con el real significado de esta innovación.
Como pasó con el número de celular, es importante que las personas se empoderen con sus datos, sepan que les pertenecen, que con ellos pueden exigir derechos y que los bancos u otras entidades no son los dueños de esta información. Hasta que esto no suceda, será imposible que todos los beneficios del Open Data sean una realidad.
“La disponibilidad de más información permitirá la personalización de los servicios, lo que habilita el diseño de productos financieros pertinentes y oportunos, en especial para la población desatendida”
Jonathan Malagón, presidente de Asobancaria
Es importante que las personas conozcan qué información financiera tienen disponible, ésta no necesariamente debe estar alojada en un banco o en una fintech, puede venir del historial de pagos de cualquier actividad, el ejemplo más sencillo son los servicios públicos.
Además, es necesario que el consumidor conozca todas las alternativas que tiene, el sector financiero es muy amplio: no solo están los bancos, también existen compañías de financiamiento, sociedades especializadas en depósitos y pagos electrónicos (Sedpes), neobancos, fintech, corporaciones financieras y muchos otros modelos de negocio que están pensados para atender a diferentes sectores. No se conforme con aquella entidad que no lo acepta, busque más alternativas.
Por último, debe saber que ser buena paga sí paga. Este ecosistema está pensado para que los usuarios demuestren que son capaces de cumplir con sus obligaciones financieras y, por ello, quienes tienen un mal historial de pagos no podrán acceder a muchos productos. La central de riesgo DataCrédito Experian afirma que el 94% de los datos que tienen registrados son positivos por lo que se cree que en general los colombianos sí pagan y ahora podrán demostrarlo.
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