Viajar por el mundo y capturar momentos únicos con su cámara ha llevado al colombiano Esteban Toro a Emiratos Árabes Unidos; esta vez no para recorrer zonas remotas, sino para exponer sus fotografías en gran formato en uno de los eventos más importantes de la industria.

Una mujer observa con detenimiento la obra de Esteban Toro: está frente a una de esas fotografías en las que los elementos vagamente permiten distinguir en qué parte del planeta estaba el colombiano cuando capturó la imagen.

La escena ocurrió durante el Festival Internacional de Fotografía Xposure, en el que Toro participó como uno de los fotógrafos invitados, en reconocimiento a su trayectoria. El evento es uno de los más importantes de la industria y reúne a expertos, fotógrafos profesionales y cineastas alrededor de una agenda de exposiciones, talleres y revisiones de portafolio.

Esteban Toro

Bajo el nombre de ‘Spirits of the Earth: An Artistic Voyage Through the Hidden Realms’, la exposición en solitario de Toro estuvo presente los 7 días de festival, en Sharjah, Emiratos Árabes Unidos. Fue una selección de 27 fotografías, impresas en gran formato.

“Me encanta el hecho de que el trabajo parezca que no tiene geografía”, dice en entrevista con Forbes Life. Cada una de las piezas escogidas vuelve sobre sus pasos, recorre los viajes que ha hecho y las comunidades remotas que ha documentado, entrelazadas por la cualidad de ser humano.

“Se conectan por otros elementos que van más allá de lo geográfico: por el carácter humano, la luz, el retrato, la forma en que interactúan con su entorno. He descubierto a lo largo de los viajes que estas personas se comportan de manera parecida, tenemos formas de actuar similares y eso es lo que me ha interesado fotografiar a lo largo de mi carrera. Es esa constante de que habitamos una misma roca flotante”, agrega.

Toro describe que su sello personal está impreso en la intensidad del color, que es obtenido desde el control de la luz al momento de capturar una imagen. 

La exposición encapsula un viaje por 50 países, incluyendo China, Colombia, Etiopía, India, Madagascar, Myanmar, Sudán del Sur, Turquía y Vietnam. Los espectadores se encuentran con fotografías que encaran la labor campesina, a una palenquera, una bailarina transexual, una modelo, a cada personaje inmerso en su realidad.

Del repertorio, cinco fotos fueron tomadas en Colombia, resalta el artista, para promover su cultura y enseñar que “está al mismo nivel de belleza que se puede encontrar en otras regiones”. 

Crédito: Nico Moreno

Es además un reconocimiento a sus raíces, a la influencia que de forma inconsciente ha tenido en su carrera. Toro lo aprecia como una ventaja, pues crecer en un país como Colombia lo llevó a entender “cómo navegar entre esas capas sutiles que no están escritas: dónde te mueves, las miradas de la gente, la seguridad, las diferencias del país; a descubrir cómo moverse en esos contextos”, explica. Ha sido su as bajo la manga para abrirse puertas y conectar con otras comunidades remotas, como si hablaran el mismo idioma, por las similitudes de estos contextos. 

El accidente de la fotografía

Esteban Toro está radicado en Nueva York, es fotógrafo y cineasta de viajes. Para la preparación de esta exposición se reencontró con muchas fotografías que tomó entre el 2015 y el 2021, “fue el proceso más difícil para mí”, dice. Fueron dos años de revisión curatorial de 150 piezas para definir las que llegaron finalmente a Xposure.

“Hay fotos a las que les tienes mucho cariño, ya sea porque conectas con el lugar o la persona, tienes emociones por esa foto y quisieras que esa foto hiciera parte de la selección”, agrega Toro. Durante este proceso, Simon Newton, el curador principal lo ayudó a organizar el puzzle y ser coherente con la historia que quería contar.

Años atrás fantaseaba con estar en este escenario, y finalmente cerró el círculo. “Me acuerdo que me enteré de Xposure porque Steve McCurry, mi fotoperiodista favorito, iba a estar allá. Para mí el sueño significa que si alguien más lo puedo hacer, yo también; y esa pregunta de qué hay que hacer para lograrlo aplica a las fotos y el lugar en el festival”.

Pese a que no fue un camino fácil, puesto que no siempre contaba con la financiación de sus viajes, Toro se aventuraba a ir a estos lugares, capturar sus fotografías, amparado en la recursividad y en su talento. Ese que descubrió por azar.

Crédito: Nico Moreno

La fotografía llegó por accidente. Yo quería ser músico, tenía una banda y tocaba el bajo. Cuando tenía 14 años tuve una conversación con alguien y hablamos de fotografía, me dijo que era interesante”, cuenta. Entonces, pensaba que la fotografía era cuestión de presionar un botón, pero fue descubriendo que era un universo más complejo, que había que entender de números, matemática, física, ciencia y arte. “Me sentí retado, me enfrenté al dilema de si escoger la música o la fotografía”. Con el tiempo el reto era cada vez más grande. 

Actualmente, está elaborando una serie de contenidos que fusionan su conocimiento en fotografía con el nuevo mundo digital. “Mi corazón está en la fotografía y esto es una excusa para seguirla haciendo”. Se trata de un proyecto de retratos cinematográficos, para los que se adentra en el mundo de las personas que fotografía, los conoce y hace retratos en foto y clips de video capturando su historia. 

Toro sueña con fotos que todavía no ha tomado: las de los cazadores de águilas en la frontera entre China y Mongolia, o los Nenets en el norte de Rusia. “Hay muchos lugares con los que sueño y muchas fotos por hacer”.

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