Ad portas de su aniversario, KYN ha conquistado la escena de la comida asiática en la zona G de Bogotá, con innovaciones de sabor, mixología de alta calidad y un ambiente elegante presto para la noche capitalina.
A Diego Sáenz lo encuentran una noche cualquiera en KYN, sentado en una de las mesas del fondo, desde donde tiene una vista global del restaurante. Desde allí, dice en entrevista con Forbes Life, está al tanto de sus comensales, de la dinámica de su equipo, de la música y cualquier otro detalle para que nada interfiera con la experiencia que han creado.
Felipe Acosta, hijo de restauranteros, tiene un perfil más financiero y administrativo que se complementa con el impulso creativo de Sáenz, quien es un entusiasta de la cocina y de aprender cosas nuevas. Ambos socios funcionan como el engranaje perfecto de KYN.
Desde el principio se propusieron refrescar la escena de comida asiática en la zona G, en Bogotá; un nicho que tenían bien identificado por su experiencia con Shoyu, que hace parte de su grupo de restaurantes y ofrece una variedad de sushi.
“Hicimos un análisis de mercado y había propuestas de comida asiática, pero queríamos apostarle a construir otro tipo de experiencias y de oferta gastronómica”, destaca Acosta sobre el surgimiento del concepto de KYN: una taberna asiática que integra mixología, música y platos con combinaciones atrevidas.

Para lograr un ticket más alto en comparación con Shoyu, se aseguraron de crear un ambiente en el que la experiencia fuera superior en donde las personas, además de comer bien, puedan disfrutar de la noche capitalina haciendo un viaje culinario especial. Entonces, pensaron en un diseño que fuera acorde al ambiente que querían evocar, desde los colores, texturas y materiales, recreando así un rincón japonés moderno en Bogotá.
“El objetivo de KYN es proponer gastronómicamente. Somos fans de la comida asiática y por eso fuimos pensando cada plato a detalle, escogiendo cuidadosamente cada ingrediente. Las personas están acostumbradas a los mismos sushi de siempre, con KYN quisimos ofrecer una opción mejorada”, resalta Sáenz.
Entre sus rollos más famosos están el KYN trufado, un rollo envuelto en salmón fresco, relleno de arroz gohan, kimchi y un toque de quinoa crocante, con una salsa de anguila gratinada y trufa negra. Y su icónico New York, un rollo con langostinos crujientes, aguacate y cebolla caramelizada, envuelto en láminas de strip loin, sellados con salsa cítrica y coronado con chimichurri de la casa.
Un pilar de Gastrology
KYN es hoy uno de los ejes centrales de la estrategia de crecimiento del Grupo Gastrology, del que también hacen parte Shoyu Street Food, Romeo y Paleta, Chintastic (comida china), El Tambor y Cazual, una propuesta de comida típica en desarrollo.
“Hemos visto el buen comportamiento del grupo y queremos que cada una de las marcas crezcan de forma más acelerada”, destaca Acosta.
Iniciaron KYN con una inversión de 800 millones de pesos, un capital que salió de sus ahorros, creyendo en el potencial del concepto. Sus planes futuros le apuestan a que el lugar se convierta en la casa Gastrology de comida asiática, mudando KYN al tercer piso del local, Shoyu al segundo y la operación de Chintastic al primero.

Este par de socios asegura que parte de su éxito ha sido hablar con la gente, pues a partir de la retroalimentación de los comensales han ajustado el menú, perfeccionado los productos y mejorando la experiencia.
Acosta sostiene que emprender en el sector gastronómico, aunque parezca una entrada rápida al mundo empresarial, es para los verdaderos apasionados de la industria, y así lo reafirmaron con el desarrollo, inauguración y mantenimiento de KYN.
Ambos confían en que KYN ha sido una bocanada de aire fresco en el nicho asiático, un segmento que ha tenido un boom en Bogotá. “Queremos que se enteren que aquí hay buena comida, cócteles y fiesta; conquistar a ese grupo que se casa con los restaurantes de siempre y que se animen a probar cosas nuevas, que se enamoren de sitios como KYN y de nuestra propuesta gastronómica”, dice Sáez.
“Esto es alta sabrosura”, añade entre risas.