Lo que inició como una curiosidad durante una despedida de soltera resultó en un producto innovador del que se han vendido más de 100.000 unidades. Ahora Nipskin se comercializa en más de 20 países y tiene presencia en más de 300 puntos físicos y un canal digital propio.
Contra todo pronóstico, Juliana Ambrad le demostró a los escépticos que su solución valía un millón de dólares y materializó su sueño de emprender. Su sonrisa lo dijo todo mientras conversábamos en un exclusivo restaurante de Bogotá: “lo logramos”.
Durante este primer año y medio en el mercado, la marca Nipskin ha crecido orgánicamente, conquistado nuevos mercados y logrado cifras récord en ventas. Hasta la fecha, sus ingresos anuales ascienden a US $1 millón, con un crecimiento promedio del 40% mes a mes. Tienen presencia en más de 300 puntos físicos y un canal propio, los cuales le permiten llegar a cerca de 20 países.
Su línea estrella de productos es la de cubrepezones que no solo fue el punto de partida de esta historia, sino también la razón de su veloz expansión. Desde el principio, la empresaria cartagenera estaba segura de que serían un hit.
La idea le vino a la cabeza durante una despedida de soltera en México con sus amigas. Mientras se preparaban para salir, vio que una de ellas estaba usando cubrepezones, algo que le despertó cierta curiosidad porque siempre había recurrido a otras alternativas -como el microporo o las curitas- cuando no utilizaba brasier. Aunque buscó opciones en el mercado colombiano, ninguna la convenció del todo y decidió crear una propuesta para llenar ese vacío.
‘Hacerlo mejor’
Ambrad se guió por la consigna de que siempre hay formas de hacerlo mejor: creó una página web y puso a prueba qué tan demandados eran los cubrepezones. “Comprobé que existía un mercado dispuesto a pagar por este producto”, contó. Con esa validación emprendió su camino para desarrollar un producto propio que brindara las características que no tenían los que estaban disponibles en el mercado.
Resuelta la pregunta de quién compraría su producto, arrancó su odisea para buscar apoyo. A todas partes llegaba con su pitch armado, tratando de que otros tuvieran la misma convicción de que su solución era necesaria, pero se encontraba con las risas de quienes no veían en “esa vaina para las tetas” una posible idea de negocio.
El “sí” que le hacía falta pronto llegó por parte de Laura Soto (en Medellín), Isabela Restrepo y Camilo Zambrano (en Cali); sus socios en la actualidad. “Nipskin ha crecido rápidamente y ha alcanzado su posición actual gracias a las personas que lo conforman”, resaltó Ambrad.
La marca colombiana entró con paso firme en la categoría de ‘stick-wear’, con una variedad de soluciones adheribles a la piel y la ropa para reemplazar o complementar el uso del brasier; entre ellas los stickers, cintas de realce y doble faz, y los cubrepezones. A diferencia de las opciones disponibles en el mercado, los productos de Nipskin se caracterizan por ser cómodos y cuidar la piel; específicamente, los cubrepezones son hipoalergénicos, invisibles y vienen en una variedad de colores y tamaños.
“Iniciamos en Colombia, y a los meses abrimos operaciones en EEUU porque desde el principio proyectamos a Nipskin como una empresa global”, reafirmó Laura Soto. Ese convencimiento fue clave para el crecimiento exponencial de la marca, que rápidamente empezó a venderse a través de los canales digitales, se popularizó entre las mujeres y creó una demanda importante en mercados internacionales.




“Participamos en alrededor de diez tradeshows a lo largo del primer año, que fueron una ventana para compradores internacionales. A día de hoy contamos con un equipo encargado de las ventas internacionales y el crecimiento en los distintos países tanto B2B como B2B2C”, celebró la ejecutiva.
Buena parte de la producción opera desde Colombia y lo demás en el exterior. Desde allí llega a los 21 países donde se vende Nispkin: Costa Rica, Ecuador, Bolivia, Honduras, Guatemala, Panamá, Venezuela, Perú, República Dominicana, Puerto Rico, Islas Caimán y México (que conforman el segmento de Latinoamérica); Estados Unidos; Canadá; Alemania, Austria, Holanda, Polonia, Irlanda (en el segmento de Reino Unido y Europa).
Su expansión los ha llevado a las más grandes cadenas de tiendas de distintos países como Grupo Éxito y Farmatodo en Colombia; Urban Outfitters, QVC, Walmart Ecomm en Estados Unidos; TK Maxx en Europa , y próximamente en WHSmith y Harrods en el Reino Unido.
En el siguiente capítulo de la compañía, mencionó Camilo Zambrano, uno de los socios, aspiran a fortalecer su presencia en retail, grandes superficies y tiendas especializadas; y continuar desarrollando propuestas afines a las necesidades y tendencias de los clientes, para atraer a su vez a las nuevas generaciones.
Sus planes a corto plazo son traer nuevos productos y categorías en esta línea de stick-to-skin, desde la innovación. Asimismo, se proponen establecer operaciones propias en México y en un mediano plazo llegar a otras regiones con un modelo de franquicia, que fomente además el emprendimiento a través de Nipskin.
Para Isabela Restrepo, la confianza es la aliada número uno de los emprendedores. “Hay que creer en uno y en nuestra capacidad para materializar las ideas que tenemos, sin enamorarnos de ellas, pues primero hay que ponerlas a prueba. Al final es el mercado el que nos dice si hay gente dispuesta a pagar por tu idea o no. Si no lo está, ya tienes más herramientas para una próxima idea”.
En aquella tarde de abril, durante la entrevista, Ambrad confesaba lo retador que había sido tomar las riendas de este proyecto, tras varios intentos de emprender y con la incredulidad que la rodeaba. La mantenía en pie su convicción de que iba a funcionar.
“Nipskin nació en un momento de mi vida en el que ya había tenido varios tropiezos en el mundo del emprendimiento y estaba que me rendía. De las mil ideas que se me ocurrían, esta era por la que nadie le apostaba un peso, excepto mi mamá”. El tiempo le dio la razón y entendió que ese proceso era necesario para alcanzar su objetivo.