Aquí hay cuatro señales vitales de una relación sana y realista que contribuyen a su estabilidad, satisfacción y longevidad.

n las relaciones duraderas, el amor verdadero requiere algo más que la chispa inicial de entusiasmo y atracción. El amor resiliente no se construye únicamente con pasión, sino con esfuerzo constante. Cuando la emoción inicial se desvanece con los altibajos de la relación, en medio del caos y el estrés cotidianos, es el compromiso y el respeto mutuo lo que sostiene a las parejas, guiándolas a través de las tormentas de la vida con una dedicación inquebrantable.

Aquí hay cuatro señales vitales de una relación sana y realista que contribuyen a su estabilidad, satisfacción y longevidad.

1. Las relaciones duraderas no siempre son iguales

La igualdad en una relación amorosa no significa que ambos miembros de la pareja estén siempre en equilibrio, sino que se trata de mantener un equilibrio dinámico. Cuando uno de los miembros flaquea, el otro interviene para brindar apoyo. Los compromisos y los sacrificios son componentes esenciales de cualquier relación resiliente.

El compromiso implica resolver las diferencias mediante concesiones mutuas, que ambas partes discuten y aceptan. Esto no significa que uno de los miembros de la pareja siempre dé y el otro reciba, sino que se trata de comprensión y apoyo mutuos, para garantizar que ambos se sientan valorados.

El apoyo mutuo en una relación tampoco significa que una persona sea la única responsable de mantener todo en orden mientras la otra se desmorona en los momentos difíciles. Más bien, significa que uno de los miembros de la pareja proporciona estabilidad y apoyo para ayudar al otro a recuperar su fuerza y ​​equilibrio, no solo por obligación, sino por profundo respeto y amor. Al mismo tiempo, es esencial que ambos miembros de la pareja se esfuercen por mejorar, tanto por su propio bien como por el de su pareja, para crear un verdadero equilibrio.

De lo contrario, una pareja que cede continuamente en nombre del amor incondicional puede acabar sintiéndose vacía y agotada. El resentimiento no abordado que se acumula con el tiempo puede acabar provocando la ruptura de la relación.

2. Las relaciones duraderas requieren confianza mutua

Sentirse lo suficientemente seguro como para compartir cualquier cosa con su pareja es la piedra angular de una relación saludable. Esta seguridad permite la apertura y la vulnerabilidad, lo que fomenta una intimidad más profunda. Esto también garantiza que no se oculten problemas importantes, lo que fortalece la confianza y mantiene la relación honesta y resistente.

Las investigaciones sugieren que la confianza mutua y la comunicación honesta reducen la ansiedad y la evasión en las relaciones con el tiempo. Cuando usted y su pareja confían y apoyan los objetivos y valores del otro, no hay necesidad de ocultar nada ni evitar conversaciones difíciles.

Por ejemplo, a veces, las personas que tienen una relación a largo plazo priorizan las necesidades y los deseos de su pareja por encima de los suyos propios. Pueden dejar un trabajo para tener un hijo o mudarse a otra ciudad por el trabajo de su pareja. Esto está bien, pero es fundamental que seas honesto contigo mismo sobre lo que realmente te importa. Si algo es importante, comunica tus necesidades y encuentra formas de llegar a un acuerdo que funcione para ambos.

No es realista esperar que ambos miembros de la pareja tengan deseos y necesidades idénticos a lo largo de su relación. En cambio, reconozcan que sus caminos a veces divergirán. En esos momentos, expresen sus necesidades con claridad, pero siempre con respeto y una mente abierta.

3. Las relaciones duraderas abrazan las identidades individuales

Contrariamente al dicho popular “tú me completas”, que sugiere que los individuos son incompletos por sí solos y solo se vuelven completos cuando encuentran a su pareja, las relaciones duraderas prosperan cuando las parejas se unen como individuos completos e independientes para crear algo más grande que ellos mismos.

En este tipo de relaciones, las personas no permanecen juntas por desesperación, inseguridad, miedo a la soledad o simplemente porque todos los demás lo hacen, sino porque realmente quieren estar juntas. Esta unión se basa en el deseo y el compromiso, no en la necesidad ni la obligación. Una relación formada con la mentalidad de “te quiero” en lugar de “te necesito” es infinitamente más empoderadora.

Por lo tanto, cada miembro de la pareja debe satisfacer sus necesidades individuales y mantenerse fiel a sí mismo antes de priorizar a su pareja, ya que no se puede servir de una taza vacía. Cuando ambos miembros de la pareja mantienen sus propias vidas (dedicándose a sus pasatiempos, reuniéndose con amigos y persiguiendo sus pasiones personales), pueden formar una relación que los rejuvenezca en lugar de agotarlos.

Adoptar una mentalidad de crecimiento permite que las parejas prosperen individualmente y ayuda a que su relación florezca. Comparten nuevas experiencias, aprenden el uno del otro y crecen juntos. Esta autorrealización fortalece las bases de una relación.

4. Las relaciones duraderas son conscientes

Las parejas suelen discutir por cuestiones triviales. Las estrategias constructivas para gestionar los conflictos y regular las emociones durante las interacciones acaloradas son una parte fundamental de las relaciones duraderas. En lugar de intentar ganar una discusión, una pareja duradera se centra en la resolución consciente de los conflictos.

Un estudio de 2022 publicado en Current Issues in Personality Psychology descubrió que las parejas románticas que practican la atención plena en su relación, al no juzgar, estar presentes y no reaccionar ante los conflictos, tienen más probabilidades de estar satisfechas y experimentar cercanía en su relación.

Los investigadores destacan cómo fomentar el diálogo para resolver conflictos, valorar la apertura mutua y considerar todas las posibilidades para aliviar la tensión es un enfoque útil para la resolución de conflictos.

Entre las estrategias que no ayudan se encuentran la intensificación del conflicto mediante conductas negativas, como el uso de la crítica o la agresión verbal, o, de forma más pasiva, ignorando a la pareja y pasando menos tiempo juntos. Esto solo exacerba la tensión y daña la relación.

Cultivar una relación duradera requiere un compromiso profundo y duradero con el bienestar propio y de la pareja. La verdadera resiliencia en una relación se encuentra en el continuo fomento de la confianza, el respeto y la individualidad. Al aceptar la inevitabilidad del cambio y ver los desafíos como oportunidades para una conexión más profunda, las parejas pueden evolucionar juntas y construir una base que resista la prueba del tiempo.

Este artículo fue publicado originalmente por Forbes US

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