Camilo Currea Londoño, el chef en jefe del lugar, advierte simpáticamente que la noche es larga y que hay que prepararse para una diversidad de sabores y guardar espacio para el plato principal.
Las luces tenues y cálidas, la decoración sobria -casi como una caverna- y las llamas encendidas de las velas anticipan lo que será una velada única. Los comensales se disponen en su mesa para lo nuevo de la propuesta gastronómica de Tres, cuatro, cinco Steakhouse, ubicado en la reconocida zona G de Bogotá.
Camilo Currea Londoño, el chef en jefe del lugar, advierte simpáticamente que la noche es larga y que hay que prepararse para una diversidad de sabores y guardar espacio para el plato principal.
Mientras enciende un sahumerio, como parte del ritual de la cena, cuenta que esta es una invitación a volver a nuestro estado más natural y reconocer la evolución que ha venido con el fuego para la humanidad; a ello hace homenaje ‘A fuego vivo’.




Esta cena de siete pasos consiste de una experiencia en mesa, en la que los comensales tienen la oportunidad de desinhibirse y usar sus manos para identificar texturas, temperaturas y comer. Cada tiempo representa una etapa del fuego en la historia humana, recreados por el chef Camilo.
El menú arranca con curados y verduras, como entrada, en alusión al descubrimiento del fuego; pasa por platos creados en ollas de barro, hornos de adobe, pesca y platos de mar; hasta llegar al plato estrella de la noche, que representa la búsqueda humana por controlar, cortar y reinterpretar el fuego en la modernidad, que consiste en un tomahawk de angus negro puro americano y tuétano asado a fuego de leña.

De postre, un sorbet de bocadillo con un trozo de queso terminado en leña.
En una parrilla donde la llama no se apaga, literalmente, el chef ha creado este menú de 7 pasos para reservas especiales de grupos entre 4 y 8 personas máximo, con la opción de un maridaje de vinos y cocteles.