Carlos Felipe Jaramillo, recientemente ratificado como vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, abordó en entrevista con Forbes las perspectivas de la entidad para la región, así como las oportunidades que están captando en los países latinoamericanos.
A Carlos Felipe Jaramillo, a quien recién ratificaron para estar al menos por un año más al frente de la vicepresidencia del Banco Mundial para América Latina, le ha tocado un período crítico para acompañar a los países de la región: desde la crisis de la pandemia, hasta la recuperación accidentada por factores globales como la inflación y la guerra en Ucania. Las proyecciones para el 2024, siguen siendo modestas.
“Proyectábamos un crecimiento relativamente bajo para el 2024, más bajo que para el 2023 en América Latina. Hemos tenido que bajar más por lo que está pasando en la economía argentina, una recesión muy fuerte, mayor que la que anticipábamos”, expresó Jaramillo en una entrevista con Forbes. “Nuestra última proyección habla de 1,8%, sigue siendo la región del planeta con el crecimiento más bajo. amentablemente pasada la pandemia hemos regresado a tener este crecimiento tan débil que no es suficiente para eliminar la pobreza ni llenar las expectativas de la población, especialmente la gente joven que encuentra muchas dificultades para conseguir empleo”.
En medio de este panorama, Jaramillo identifica que existen oportunidades significativas en la región, particularmente en la transición hacia una economía más verde.
“Tenemos capacidades para generar energías limpias y sin emitir gases de efecto invernadero, pocos países tienen esas ventajas naturales”, comenta Jaramillo. “Tenemos los materiales que se van a necesitar para la transición energética, como el cobre, ahí América Latina tiene varias de las minas más grandes del mundo. También el litio, que es material esencial para baterías eléctricas, varios países tienen algunas de las reservas, como Chile, Argentina y Bolivia. También tenemos potencial con el sol y con el agua, oportunidades para seguir generando energía con hidroeléctricas”.
Además de los recursos energéticos, resalta que la región tiene un vasto potencial en la agricultura.
“América Latina es el mayor exportador neto de alimentos del mundo,” señala Jaramillo, destacando que la región exporta productos clave como la soja, el maíz, la carne y el trigo, especialmente a la luz de las la escasez causada por conflictos como la crisis en Ucrania. “Tenemos un enorme potencial”.
En medio de ello, los desafíos como la pobreza y la desigualdad siguen siendo omnipresentes, y mejorar la infraestructura y abordar los problemas de violencia y seguridad son prioridades urgentes.
“Hoy esto de la criminalidad y la violencia se ha dispersado por casi todo el mapa de América Latina.”, advierte Jaramillo. “Esto es un lastre para los inversionsitas”
Al ser consultado sobre la brecha que ha existido entre América Latina, frente a otras regiones como Asia, en la inversión de capital humano que ha conducido a crecimientos exponenciales en algunos países, realtó las diferencias que han existido en políticas e inversiones.
“En Asia, el enfoque ha estado en poner a la población, sobretodo a los niños y jóvenes en el desarrollo futuro y adoptar las políticas necesarias para mejorar ese capital humano y generar economías con mucho empleo, apuntando a la exportación, cosa que lamentablemente América Latina no hizo, con excepción de la agricultura”, explica.
Para generar buenos empleos al estilo asiático, Jaramillo apunta que América Latina tiene que actuar en tres campos importantes: educación, clima de inversión e infraestructura.
“En las evaluaciones internacionales, nuestros resultados en educación básica son deficientes. Los países asiáticos examinan frecuentemente a sus estudiantes para asegurar que están aprendiendo y progresando, una práctica que apenas estamos comenzando a adoptar,” anota.
El clima de inversión también necesita mejoras.
“Tenemos una carga regulatoria pesada que convierte la vida de los inversores en una pesadilla”, asevera Jaramillo, afirmando que, aunque existe una oportunidad con el nearshoring, América Latina debe ofrecer regulaciones claras y una fuerza laboral capacitada para atraer fábricas extranjeras.
La inversión en infraestructura es otra área en la que América Latina se queda corta.
“Mientras que los países asiáticos invierten entre el 5% y el 8% de su PIB en infraestructura, América Latina promedia solo el 2%”, recalca.
Entre tanto, la estrategia del Banco Mundial pos-pandemia se centra en tres áreas principales: aprovechar las oportunidades de la transición energética global y el nearshoring, invertir en educación de calidad, salud y protección social, y expandir el acceso digital.
“Estamos aprobando en los últimos cuatro años alrededor de US$10.000 millones en nueva financiación, la mayoría de los proyectos se están desembolsando de tres a cuatro años, entre 3.000 y 5.000 al año”, expone Jaramillo.
Algunas de las iniciativas ambiciosas incluyen el desarrollo de hidrógeno verde en Chile y proyectos de reducción de emisiones de metano en Uruguay.
“Estos proyectos no solo ayudan al medio ambiente, sino que también crean oportunidades para el crecimiento económico”, enfatiza Jaramillo.
Enfrentando las Presiones Económicas Globales
El Banco Mundial también está ayudando a los países a navegar las presiones económicas globales, particularmente las altas tasas de interés. Jaramillo es cautelosamente optimista sobre el futuro.
“Las tasas de interés han empezado a bajar y soy optimista que van a seguir bajando en los próximos 12 meses. Nos preocupa es que la pandemia dejaron unas presiones de gasto, para atender a la población más vulnerable. Eso generó un gasto grande y una deuda mayor. Los países han salido de la pandemia con cargas de deuda mucho más altas de las que tenían antes de la pandemia. Ahí hay presiones fiscales en todos los países y aconsejamos a todos ir reduciendo los niveles de deuda paulatinamente”, resalta Jaramillo. “Siempre es difícil pero si no se atiende las tasas de interés en los mercados locales van a seguir siendo altas si los que compran la deuda del gobierno ven que los gobiernos van a seguir teniendo deudas fiscales en el mediano y largo plazo”.
Para enfrentar este contexto, Jaramillo ve que se puede mejorar la recaudación de impuestos y reducir las ineficiencias que existen en el gasto.
“Tenemos grandes oportunidades en este momento”, concreta Jaramillo. “Queremos que la región aproveche las oportunidades del nearshoring y de la descarbonización global. Queremos seguir haciendo conciencia en la región de que los países se avoquen a reformas importantes par abrirse a la inversión que trae conocimiento y tecnología. También acompañar a los gobiernos a adoptar programas para aprovechar la tecnología y para que tengamos empresas líderes”.