González es el fundador de Grupo Trinity, un holding colombiano compuesto por 14 empresas, 14.500 empleados, ingresos por 1.100 millones de dólares y que recientemente consolidó la mayor inversión colombiana en España. Así fue como alcanzó el éxito empresarial después de los 50 años.

“La historia está llena de personas que decidieron crear empresa después de los 50 años y tuvieron éxito haciéndolo”, dice Omar González Pardo, la cabeza del holding colombiano Grupo Trinity cuando habla de su camino empresarial. Y él mismo es un ejemplo de eso.

A los 48 años, después de dirigir por 12 años la empresa de logística Almacenar, propiedad del Grupo Bancolombia, decidió comprar la compañía y lanzarse sin paracaídas a un universo del que no sabía nada, “ni hacer un Excel”, recuerda entre risas en conversación con Forbes desde su oficina en el nororiente de Bogotá.

No venía de una familia con vocación empresarial y siempre se había desempeñado como empleado. Entró a Bancolombia -que entonces era Banco de Colombia- cuando se graduó de derecho internacional y diplomacia en la Universidad Jorge Tadeo Lozano. A los 36 años ya había logrado convertirse en presidente de Almacenar. Pero cuando cumplió 48 años, en el 2005, Bancolombia se fusionó con Corfinsura y Conavi y decidió concentrarse en el sector financiero.

“Mi jefe de ese momento me dijo que iban a vender la empresa. Yo estaba muy aburrido con la decisión porque venía de mantenerme en el cargo pese a todos los movimientos que el Grupo estaba teniendo y habíamos logrado convertir a Almacenar en un referente de la logística en Colombia”, agrega. Se acomoda en la silla que le da la espalda a su escritorio y abre los ojos como si contara una historia que no le ha dicho a nadie, pero que en realidad ha repetido muchas veces.

El jefe al que se refiere era Jorge Londoño Saldarriaga, quien presidió Bancolombia entre 1995 y el 2011. Londoño recuerda el momento en el que González llegó a su oficina y le planteó su idea: quería reunir a presidentes, vicepresidentes, banqueros, abogados, inversionistas y otros amigos suyos para competir contra los conglomerados empresariales más importantes del país por la compra de Almacenar.

“Me visitó para preguntarme si yo consideraba que era adecuado que él construyera una posible oferta por la empresa. Le manifesté que era perfectamente aceptable y que le deseaba la mejor de las suertes. Así lo hizo. Organizó una propuesta con un esfuerzo personal muy significativo, comprometiendo todos sus recursos, todos sus bienes y el acceso a créditos que logró obtener. Para sorpresa de todos, al recibir las ofertas, Omar apareció como el mejor oferente y se ganó el negocio”, comenta Londoño a Forbes.

Omar González, fundador de Grupo Trinity. Foto: Diana Rey Melo/ Forbes Colombia.

Sin pensarlo, González había logrado el primer management buyout en la historia del sector financiero en Colombia. Es decir, era la primera vez que la adquisición de una empresa de su sector se daba por el equipo directivo de la misma. “Pasé de ser el empleado al empresario. Pero la verdad es que fue una cosa totalmente fortuita”, agrega.

Construir un imperio

Entre 2005 y 2008 González Pardo se dedicó a liderar Almacenar como lo había hecho hasta ahora, esta vez bajo la sombrilla de Trinity Capital, hoy Grupo Trinity. El país atravesaba un contexto económico muy positivo y negocios como el de la logística estaban fortaleciéndose cada vez más. Hasta que a finales de ese año el Grupo Santo Domingo, que había sido su competencia en la disputa por Almacenar, le ofreció comprar la empresa.

“Nosotros accedimos y se la vendimos. Llegaron a ser número uno en Colombia, tanto que después la multinacional DHL la compró. Es decir, en conclusión, fue una compañía que nos quedó muy bien administrada y terminó siendo un gran negocio”.

Aunque el nacimiento de lo que hoy es Grupo Trinity estuvo marcado por la compra de Almacenar, González dice que la decisión definitiva llegó con la venta de esta. “Cuando vendimos yo me quedé con plata, pero sin negocio y empecé a preguntarme ¿qué hago ahora?” Tenía 51 años y había alcanzado un capital que le permitía garantizar la educación de sus hijos y dejar el mundo laboral. Su futuro se debatía entre retirarse o apostar por emprender.

“Me habían regalado una talega de golf que tenía sin estrenar y empezaba a sonarme atractiva la idea de dedicarme a descansar (risas). Hoy creo que tomé la decisión correcta, porque si me hubiera ido por el golf probablemente estaría generando unos cinco empleos. Pero decidí emprender y hoy tenemos en las nóminas de nuestras compañías 14.500 empleados en cuatro países: Colombia, Costa Rica, España y Canadá. Así que esta es la decisión con la que me siento más orgulloso y tranquilo”.

Omar González, fundador de Grupo Trinity. Foto: Diana Rey Melo/ Forbes Colombia.

La talega de golf la regaló -comenta entre risas- y se abrió a la opción de seguir creando empresa. Esta llegó a través de la apertura de la licitación por el control del Centro de Convenciones de Cartagena, uno de los más importantes del país. Como había ocurrido antes, buscó aliados: esta vez Conconcreto y la cadena hotelera GHL. “Participamos en la licitación y ganamos, ahí arrancó nuestra historia como operadores de centros de convenciones”, agrega.

Hoy Grupo Trinity, a través de Grupo Heroica, administra además el Centro de Convenciones Valle del Pacífico (Cali) y el Centro de Convenciones de San José de Costa Rica. Para el mediano plazo estiman consolidar mínimo 10 escenarios más dentro y fuera de Colombia.

Desde entonces, no han parado de sumar empresas a su portafolio manteniendo siempre la fórmula que le funcionó desde el inicio: diversificar sectores. Actualmente tienen a su cargo 14 compañías, cuatro de ellas controladas por Grupo Trinity, es decir, en donde tienen una participación accionaria de más del 50%. Estas son: Grupo Coquecol, al que llegaron en 2016, la mayor exportadora de carbón metalúrgico del país; Intercarbon, en 2018; Acerías Paz del Río, que compraron en 2022 a la brasilera Votorantim y que emplea a 7.000 personas de manera directa en el país. Y finalmente, Clarel, una cadena de belleza y cuidado del hogar que el Grupo adquirió el año pasado en España.

Con participaciones menores y otras inversiones, Trinity también está en los negocios de gastronomía, con cuatro restaurantes en Bogotá; logística, con las empresas Superpack y Logipack; turismo, a través de la plataforma Wonder Travel; venture capital y algunas startups de salud, banca y tecnología, entre otras.

De acuerdo con cifras de la compañía, en 2023, incluyendo los ingresos de Clarel, el Grupo cerró con una facturación por 1.100 millones de dólares en un año que González define como retador. “Fue un año lastrado especialmente por el negocio del acero. La construcción tuvo una caída muy fuerte y a esto se suman problemas como el de la competencia desleal que hoy afecta al sector”, puntualiza.

Así como Paz del Río, la mayor siderúrgica del país, otras compañías nacionales han lanzado una alarma debido a prácticas desleales, principalmente por el acero que llega de China y Rusia. Según cifras de la Andi, en el último año la importación de acero de esos territorios ha crecido un 45%, con condiciones arancelarias que los favorecen y afectan a la industria nacional.

González en la Bolsa de Valores de Colombia El 18 de enero de 2022, cuando Grupo Trinity tomó el control
de Acerías Paz del Río tras el cierre de la Oferta Pública de Adquisición por 18,7 millones de dólares. Foto: Suministrada.

En respuesta a esta situación, desde noviembre de 2023, Paz del Río solicitó al Ministerio de Comercio e Industria activar un proceso de investigación para imponer medidas de salvaguardia contra las importaciones de alambrón de acero de bajo carbono de países sin TLC. Desde la Andi alertan que en 13 horas China produce la cantidad de acero que Colombia produce en un año, por lo que otras naciones como Brasil ya han tomado medidas.

A la conquista de España

Cuando recuerda a empresarios que, como él, apostaron por construir empresas después de los 50 años, a Omar González no le faltan referentes. Ray Kroc, el fundador de McDonald’s, inició esa famosa cadena a los 50 años. Aristóteles Onassis, quien fue uno de los hombres más ricos del mundo del siglo XX, hizo fortuna en las navieras y el petróleo en una compañía que empezó a los 51 años, explica.

Por eso, tampoco fue raro que, a sus 68 años, en 2023, quisiera lanzarse a conquistar el mercado de España. Logró la mayor inversión de capital colombiano que se ha hecho en ese país con la compra de la cadena de retail líder del segmento de cuidado personal y hogar: Clarel. El valor total de la operación fue de 42 millones de euros y significó la adquisición de mil tiendas de la marca distribuidas en toda España.

“Me tomó cuatro años tomar la decisión”, dice. Luego de 20 años haciendo negocios en Colombia, se convenció de que así como estaba diversificando su portafolio, debía hacerlo geográficamente. “Lo normal es que los colombianos veamos hacia Estados Unidos, porque tengo la teoría de que tenemos un enamoramiento brutal por ese mercado”. Pero decidió ir hacia otro lugar y estudiar España como su próximo punto de aterrizaje.

Se llevó una sorpresa. Encontró que más de mil compañías españolas invierten su capital en Colombia o se han expandido con operaciones a este país. Pero cuando se trata de las empresas colombianas, solo 15 tienen presencia en España.

“Con eso en mente contraté a unas bancas de inversión para que me trajeran ideas sobre oportunidades para invertir. Vi viñedos, olivares, restaurantes, proyectos de energía solar y de energía eólica; hasta que me llamaron y me dijeron que había una compañía mucho más grande de lo que yo estaba buscando que se llamaba Clarel”.

(izq) Felipe VI, rey de España, y Omar González, juntos en Madrid mayo del 2023 durante el VI congreso del Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica.

“Una vez más Omar ha sabido ver al tendencia y ha decidido dar el paso para aprovecharla. Eso es bueno para grupo Trinity pero también para Colombia. Los países necesitan empresas diversificadas geográficamente y en actividades, esto es lo que les da solidez, tamaño y capacidad de aprendizaje más rápido en un mundo que cambia a toda velocidad”, dice sobre la inversión Núria Vilanova, presidenta del Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica.

Como si se tratara de su primera inversión, a González le emociona pensar en el trabajo que viene por delante con Clarel. Aunque no sabe del sector, afirma mientras se ríe, sí sabe mucho de algo que tienen en común el acero y la belleza: que ambos son servicios que se prestan a un cliente y que el éxito del negocio está en saber cómo atender a sus necesidades.

En 2023 Clarel vendió 350 millones de euros (1,6 billones de pesos), lo mismo que registró Paz del Río, la que hasta ahora era la compañía más grande del Grupo. Esto da una dimensión del tamaño del reto que están asumiendo, pero que no recibe solo. Desde hace dos años abandonó la presidencia de Trinity y se la delegó a Iván Trujillo, quien trabajó en Argos por 14 años.

La decisión, dice, llegó porque era necesario, “entregar los tokens”. “Porque uno cuando está aquí enfrente tiene que autorizar hasta las transacciones (risas)”. Ahora su rol es más estratégico. Continúa como presidente de las juntas directivas de todas las compañías controladas por Trinity. Ese movimiento le ha permitido pasar en promedio 23 semanas al año en España viendo de cerca sus nuevos negocios. “Me encanta el clima, la gente, la calidad de vida, la comida, las costumbres. Y obvio, que allá el día inicia a las 10 de la mañana” (sonríe).

Emprender después de los 50

En dos décadas escribiendo éxitos, González Pardo también ha tenido renglones para los fracasos. “Que a veces duran más que los días buenos”, puntualiza. Pero su definición de éxito es la misma del político y militar británico Winston Churchill, que lo resumía como “ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”. Por eso se mantiene optimista, pese a la difícil situación que hoy atraviesa la industria del acero nacional, y pese a haber perdido casi el 90% de las inversiones que la compañía había hecho a través de Trinity Capital International por cuenta de la pandemia.

“El 2020 fue muy retador. Algunas cosas nos salieron bien, pero la mayoría salieron mal. La línea de venture capital en la que habíamos invertido tanto en Canadá como en Colombia se perdió casi al 90%. Apoyamos a una cantidad de emprendedores, creímos en sus sueños, pero lastimosamente muchos de ellos no sobrevivieron”.

Su negocio de centros de convenciones estuvo a punto de quebrar, con más de ocho meses sin autorización para realizar eventos masivos como medida para detener la expansión del virus.

Pero se mantiene en que emprender después de los 50 le dio algo que los jóvenes no han construido: el valor de recuperarse de la adversidad a través del tiempo, algo que solo se gana con la experiencia. “Sufrir, caerse y levantarse es algo que hace que el empresario madure. La gente cree que si antes de los 30 no emprende ya va tarde y la realidad es que tenemos una ventaja, la de la experiencia”.

Lo otro que le dieron los años, y que fue clave en su éxito empresarial, fue una poderosa red de contactos y amigos. En ellos encontró los socios que necesitaba para comprar Almacenar, para ganar la licitación del Centro de Convenciones de Cartagena y para construir su propio imperio en conjunto. Crear empresa acompañado, afirma, le ayudó a encontrar contrapeso a la hora de explorar oportunidades y a sumar fuerzas en pro de la meta de crear valor social para Colombia a través de la generación de empleo. “Caminar la vida acompañado hace toda la diferencia. Pero eso sí, bien acompañado. Hay que rodearse de la gente correcta, pedir consejos, siempre estar con personas que son mejores que uno y que con su sola compañía no paran de enseñar”.

Pese a haber dejado la presidencia de Grupo Trinity, está lejos de pensar en el retiro. Hace dos años, cuando ocurrió el cambio de liderazgo con la entrada de Iván Trujillo como CEO, González Pardo se propuso replantear el propósito del Grupo. El resultado fue ‘generando esperanza en el progreso’, que de entrada le parecía disruptivo porque traía a la conversación empresarial un término de origen más teológico.

“Llegamos a la conclusión de que vivimos en un mundo desesperanzado, en donde ya no se cree en las instituciones, los políticos, el Gobierno, ni las ONG. Como empresarios, tenemos la misión de construir esperanza en la sociedad y podemos hacerlo creando espacios en donde las personas puedan soñar, se puedan ilusionar y puedan desarrollarse”.

Su argumento lo respaldan las cifras. Según el barómetro empresarial de Edelman, actualmente la institución con mayor prestigio en la sociedad son las empresas, y más aún, las empresas familiares. Esa tendencia se mantiene en Europa y América Latina. El estudio también detalla que cuando las personas son consultadas sobre cuál es la persona en la que más confían, la mayoría responde que en el CEO de la empresa para la que trabaja.

Omar González en la planta de Coquecol en 2016, luego de que Grupo Trinity se consolidara como
accionista mayoritario de la compañía ese año.

Al tiempo que ha crecido como empresario lo ha hecho como líder. Hoy define su liderazgo con tres grandes características: basado en el ser humano como eje central de todo; orientado a los resultados; y que cree en el poder del trabajo en equipo.

“En Trinity nos hemos puesto estos tres focos como guía. Estamos convencidos de que una persona motivada es un buen negocio para la empresa y para la sociedad. Pero también nos enfocamos en siempre dar lo mejor para obtener los mejores resultados, porque eso garantiza que la empresa siga creciendo y aportando valor social. Y por último, jamás nos olvidamos del disfrute. Celebramos todo porque sabemos lo que nos ha costado alcanzarlo”.

Ahora sus días transcurren entre Colombia y España. Inicia temprano, sobre las 6 a.m. Lee los tres principales diarios de ambos países y ve las noticias en televisión todos los días antes de salir de su casa. Cambió la talega de golf por el tenis, el nuevo hobby que ocupa sus ratos libres, y dice que mientras la medicina y la salud se lo permitan se mantendrá en su propósito de construir empresa. “Mi mayor motivación ahora es en cinco años alcanzar los 20.000 empleos directos generados por nuestras empresas. El día que lo logremos tal vez podré responder a la pregunta de si me pienso retirar o no”, sonríe. “O tal vez muevo mi límite y digo que cuando logremos los 25.000, quién sabe”.

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