María Carolina Hoyos Turbay, presidente de la Fundación Solidaridad por Colombia, explicó a Forbes el impacto de esta organización filantrópica en el país.

Cuando María Carolina Hoyos Turbay asumió la presidencia de la Fundación Solidaridad por Colombia en 2016, luego de una carrera tanto en empresas privadas como en entidades públicas, principalmente en el sector TIC, tenía por delante dos responsabilidades nada menores.

Por un lado, liderar una de las organizaciones filantrópicas con mayor historia en Colombia, y por otro, ocupar una silla que durante 41 años había pertenecido a su icónica abuela, Nydia Quintero.

Desde entonces, muchos de sus días los alterna entre sus actividades como consultora y empresaria en la industria tecnológica, que es de lo que vive, y su liderazgo en la fundación, que incluye constantes viajes con los que recorre la mayoría de los departamentos de Colombia, a donde llegan los programas de educación, ciudadanía, nutrición, innovación social, y recuperación y reconstrucción de comunidades, que se estima han beneficiado a más de 5,8 millones de colombianos.

“Es un modelo muy cercano, teniendo contacto con los beneficiarios”, explica María Carolina Hoyos, presidenta de la Fundación Solidaridad por Colombia, en una entrevista con Forbes. “Conozco sus casas, voy y los busco. La tecnología nos ayuda a llegar a ellos, pero creo que el uno a uno no lo reemplaza nadie”.

Este domingo, por las calles de Bogotá, desfilará, como en los últimos casi 46 años, la Caminata de la Solidaridad, que convoca a más de 1.000 artistas nacionales e internacionales, ofreciendo el cuarto evento gratuito más grande de Latinoamérica. Este evento es, concretamente, una de las fuentes de financiación de la fundación, a través de donaciones y patrocinios.

“Cuando llega la época de la caminata, la cosa se pone difícil, porque la caminata tiene una filigrana de trabajo increíble”, expresa Hoyos. “Nos embarcamos en innovar en algo que ya estaba metido en el corazón de los colombianos, en la ruta, en la monetización, en el programa de televisión; hemos cambiado algo que está en el corazón de los colombianos y que tiene alta demanda”.

El día de la caminata, también se llevará a cabo un festival musical gratuito y una carrera atlética con la participación de miles de personas.

“Toda la carrera ya está vendida”, comenta María Carolina. “El año pasado nos decían que no nos metiéramos en una carrera porque había una saturación de carreras”.

El trabajo de la Fundación Solidaridad por Colombia se ha expandido a nuevas áreas como la economía circular y el acceso al agua potable. Por ejemplo, están instalando plantas de potabilización de agua en Chocó y Amazonas, un esfuerzo que mejora la calidad de vida en comunidades vulnerables.

“El seguimiento y la ejecución de proyectos son fundamentales”, recalca Hoyos.

Desde que era niña, Maria Carolina Hoyos Turbay, estuvo involucrada en la fundación. Foto: Archivo.

El programa de educación Becas Diana Turbay, uno de los pilares de la Fundación, ha ampliado su alcance para impactar a jóvenes en 14 departamentos de Colombia, con la ambición de multiplicar por diez el número de becas otorgadas anualmente.

“Hemos logrado que se gradúen más de 2.000 jóvenes colombianos de la universidad. Queremos llega a más becas a la universidad, multiplicarlas por diez. Pasar de 180 anuales, a por ejemplo 1.800”, sostiene Hoyos.

Maria Carolina Hoyos Turbay relevó en la presidencia de la fundación a su abuela Nydia Quintero.

La selección de jóvenes comienza desde que están en el colegio, a través de los programas que la Fundación Solidaridad por Colombia lleva a cabo en colegios públicos, los cuales complementa con cursos de bilingüismo, STEM y ciudadanía crítica.

“Buscamos con eso emparejar la cancha”, agrega Hoyos. “Estamos con personas que no tienen ninguna otra oportunidad”.

Con un equipo de 380 personas, de las cuales 35 están en la sede central, han desarrollado una estrategia de costos fijos mínimos que se adapta a los presupuestos de los proyectos.

La mayor parte del personal forma parte de Solikids, los jardines infantiles privados en los que, por cada tres matrículas, pueden sostener y beneficiar a un niño en zonas vulnerables, uniendo calidad educativa y responsabilidad social en un solo proyecto.

“Valoro y respeto todas las opciones de filantropía que hay; de hecho, tratamos de hacer muchas alianzas con otras fundaciones, pero esta fundación tiene un modelo probado. El impacto, la oportunidad y la certeza en el modelo hacen que el efecto sea el esperado. Aquí hay una evidente transformación, hay una metodología y unas métricas”, manifiesta Hoyos. “La sabiduría se aprende a través del error”.

Hasta 2023, la Fundación Solidaridad por Colombia ha entregado 33,442 auxilios económicos a jóvenes solidarios, asegurando que ningún estudiante abandone su educación por falta de recursos.

Este esfuerzo ha contribuido significativamente al bienestar de sus beneficiarios, con un 82% reportando estar “completamente satisfechos” con su vida, en comparación con el 76% de la población general. Además, el 93% de los beneficiarios de la Beca Diana Turbay han manifestado su deseo de seguir vinculados a la Fundación tras finalizar sus estudios, demostrando el impacto duradero y positivo de los programas de la Fundación.

A través de iniciativas como el Plan Padrino y las alianzas estratégicas con entidades del sector público y privado, la Fundación ha logrado implementar proyectos como la instalación de plantas de potabilización de agua de la mano de Coca-Cola, la restauración de 1.5 hectáreas de bosque en Mocoa y la creación de espacios ecoturísticos, así como la formación de mujeres en situación de vulnerabilidad en confección, en colaboración con el SENA.

“Somos un modelo probado”, concluye Hoyos.