En una entrevista con Forbes, el presidente de la CAF Sergio Díaz-Granados abordó los obstáculos estructurales que enfrenta la región y los proyectos clave que CAF está financiando para superar esos retos, buscando fomentar un desarrollo más sostenible e inclusivo.
América Latina y el Caribe este año se está enfrentando a un panorama económico complejo en el que se prevé un crecimiento econpomico lento que, según Sergio Díaz-Granados, presidente de CAF (Banco de Desarrollo de América Latina), ha obstaculizado los avances en la reducción de la pobreza y la desigualdad.
En una entrevista con Forbes, Díaz-Granados resaltó los desafíos estructurales que enfrenta la región, así como los proyectos clave que CAF está financiando para abordar esos problemas, con los que se busca abrir un camino hacia un desarrollo más sostenible e inclusivo.
“En el agregado, la región está creciendo bajo tasas de crecimiento muy bajas”, comentó Díaz-Granados. “Este bajo crecimiento tiene un efecto directo en nuestra capacidad para continuar la lucha contra la pobreza y avanzar en el cierre de las brechas de desigualdad”.
Según el presidente de CAF, la prioridad para la región en los próximos años debe ser encontrar formas de dinamizar el crecimiento y resolver los cuellos de botella que afectan la productividad, con la mirada puesta en el 2030.
“El enfoque tiene que ser recuperar la senda de crecimiento y, al mismo tiempo, encajar las finanzas públicas”, indicó.
La visión de CAF incluye la financiación de proyectos de infraestructura esenciales, muchos de los cuales están orientados a mejorar la calidad de vida en las ciudades mediante mejoras en agua, saneamiento y transporte masivo, como sistemas de metros y trenes ligeros.
Al mismo tiempo, el banco está apostando por la descarbonización, uno de los mayores desafíos que enfrenta la región en las próximas décadas.
“América Latina ha hecho un compromiso para 2050 en términos de emisiones netas cero”, explicó. “Esto implica un proceso de transformación y electrificación de sectores clave como el transporte y la agricultura”.
CAF está manejando una “tubería de proyectos” en todos los países de la región, con un 80% de su portafolio enfocado en Sudamérica y un 70% de esos proyectos dedicados a la infraestructura.
Sin embargo, de acuerdo con Díaz-Granados, CAF busca diversificar su presencia, especialmente en Centroamérica, México y el Caribe.
“Nos interesa crecer más en esas regiones y fortalecer aún más los equipos de CAF en cada uno de esos países”, recalcó.
América Latina también se enfrenta a retos relacionados con la transición energética, que varían según las regiones.
En el Caribe, por ejemplo, la resiliencia al cambio climático es una gran preocupación debido a la vulnerabilidad de las islas ante fenómenos climáticos extremos.
“Hay una gran preocupación por la resiliencia climática en islas como Jamaica, República Dominicana, Barbados y Trinidad y Tobago”, apuntó.
En contraste, en América del Sur, la preocupación principal es la integración física, con una urgente necesidad de mejorar la infraestructura en carreteras y energía.
“Eso también aplica a Centroamérica, que enfrenta desafíos en el comercio interregional y la conexión energética,” añadió.
Uno de los objetivos clave de CAF es fomentar la cooperación entre el sector público, el privado y otros bancos multilaterales.
“CAF es el mayor bien público regional que tiene América Latina y el Caribe”, afirmó Díaz-Granados, mencionando que el banco comenzó hace 56 años como una institución andina y se ha expandido a casi toda la región, con la reciente incorporación de Chile. “Hemos construido un activo importante para la integración de América Latina y el Caribe, y queremos seguir coordinando con instituciones como el Banco Mundial y el BID para financiar grandes proyectos de infraestructura”.
Uno de los sectores donde esta cooperación se está viendo es en la seguridad, un tema de suma importancia para la región. Según Díaz-Granados, la coordinación entre CAF, el Banco Mundial y el BID será esencial para enfrentar los desafíos en esta área. “Ya estamos trabajando juntos en varios proyectos de seguridad, y la cooperación será la clave para resolver estos problemas en el futuro,” afirmó.
Además, Díaz-Granados destacó que CAF tiene como meta duplicar su cartera de proyectos hacia 2030, con un enfoque claro en la sostenibilidad.
“Nuestra principal apuesta es convertirnos en un banco verde para América Latina y el Caribe”, enfatizó.
El banco se ha propuesto que el 40% de sus operaciones para 2026 estén destinadas a la adaptación y resiliencia frente al cambio climático. Esto incluye proyectos como la gestión hídrica del Canal de Panamá y la preparación de Montevideo para enfrentar el estrés hídrico.
“Estos proyectos demuestran el efecto del cambio climático en nuestras ciudades y en nuestra producción”, sostuvo Díaz-Granados, manifestando que América Latina es una de las regiones más expuestas a las consecuencias del cambio climático. “Si no logramos preparar la región para estos desafíos, los avances que hemos logrado en las últimas décadas podrían retroceder”.
CAF también está financiando proyectos en áreas como educación, salud, carreteras y riego, todos diseñados con el objetivo de reducir la pobreza y la desigualdad en la región. Díaz-Granados reiteró la relevancia de que el crecimiento económico en América Latina sea inclusivo y sostenible, con un enfoque en mejorar la calidad de vida de las comunidades más vulnerables.
Respecto a la ejecución de proyectos, Díaz-Granados reconoció los desafíos inherentes a la financiación de infraestructuras grandes y complejas.
“Cada proyecto de infraestructura atraviesa su propio Vía Crucis,” dijo, citando obstáculos sociales y ambientales que muchos de ellos enfrentan. Sin embargo, insistió que CAF ha sido uno de los bancos de desarrollo que más ha desembolsado fondos en la región. “El año pasado desembolsamos más de 9.000 millones de dólares, lo que muestra que muchos de los proyectos que empezamos hace dos o tres años ahora están en ejecución”.
CAF también está invirtiendo 70 millones de dólares solo en la estructuración de proyectos, un esfuerzo que, según Díaz-Granados, permitirá generar una “tubería de proyectos” sostenible para el futuro.
“Es un proceso de siembra y cosecha”, concretó el presidente de CAF, afrontando la necesidad de planificar a largo plazo para mantener el crecimiento de la cartera del banco.