Según Acolgen, el país enfrenta retos para aumentar su capacidad instalada de generación, evitar un apagón como el de comienzos de los 90 y desarrollar los proyectos que hagan realidad la transición energética.
Aunque a los gremios y empresas del sector eléctrico no les gusta hablar de racionamientos, hay una creciente preocupación por la posibilidad de un ‘apagón’ energético por la falta de gas y la lentitud en la ejecución de nuevos proyectos de expansión y de la transición energética.
“Después del apagón de comienzos de los 90, se creó institucionalidad robusta el sector privado ha invertido más de $140 billones para el desarrollo de proyectos y plantas de generación eléctrica en el país”, dijo Natalia Gutiérrez, presidente de Acolgen en la instalación del décimo sexto Congreso del gremio en Bogotá.
Gracias a ello, dijo, el país cuenta actualmente con una matriz limpia de generación conformada principalmente por energía hidráulica y térmica, que además ha abierto espacio a la entrada de nuevas tecnologías como la solar y la eólica. A ello su suma una institucionalidad sólida que ha evitado la ocurrencia de apagones como el que atraviesa Ecuador.
Sin embargo, para ejecutar nuevos proyectos Gutierrez y los voceros de las compañías del sector advirtieron que los inversionistas necesitas reglas de juego claras.
“No es un tema menor, ya que Ecuador, Costa Rica, México y el estado de Texas en EE.UU, China y países europeos han tenido desabastecimiento de energía eléctrica en los últimos dos años”, agregó.
Federico Echavarría, gerente general de AES Colombia, dijo en ese sentido que el país necesita solucionar con urgencia el tema de confiabilidad para los próximos años y que para eso “se necesita confianza inversionista”.
“Sin la Guajira, no hay transición energética”, agregó Echavarría al referirse a la ausencia de nuevos proyectos en ese departamento clave para las energías no convencionales (eólica, principalmente).
“Este no es un sector de especuladores, aquí todos los generadores buscan vender su energía en contratos de largo plazo”, agregó Juan Ricardo Ortega, gerente del Grupo de Energía Bogotá, quien nuevamente alertó por la escasez de gas. “La seguridad energética es el pilar fundamental de la transición energética”.
¿Podría Colombia tener un nuevo racionamiento?
Aunque pueda parecer una discusión teórica, el director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, presentó un estudio que cuantifica el impacto económico y social de la falta de energía y un eventual racionamiento.
El estudio se basó en el impacto del apagón de los 90 en Colombia y de episodios similares en otros países, con el fin de establecer órdenes de magnitud.
Según Mejia, desde el racionamiento de 1992 el sector eléctrico se ha fortalecido, con mayor cobertura, confiabilidad y solidez institucional.
“No se ha vuelto a presentar ningún racionamiento, a pesar de los 6 episodios de hidrología crítica y más de 2.000 atentados a las torres de transmisión”, agregó Mejía.
El estudio señala que en un escenario de racionamiento, como el de 1992, en donde la demanda de energía se contrajo 15%, el crecimiento del PIB habría sido 1,5 puntos porcentuales inferior.
“Las pérdidas por racionamiento en otros países han mostrado impactos en el PIB entre 1,1% y 2,1%”, agregó y señaló que se destruirían 230.000 empleos, lo que se traduciría en un aumento del desempleo en 1,1 puntos porcentuales y en un aumento de la pobreza.