El mercado farmacéutico en Colombia, con más de 22 laboratorios participantes, superó los USD$2.530 millones en ingresos durante 2023 y aspira a captar un volumen de mercado de USD$2.760 millones para 2027, con un crecimiento sostenido anual de 2,25 %, según el portal de estadísticas para datos de mercado Statista.
Así mismo, el informe “Perfil del Sector Farmacéutico”, elaborado por la Oficina de Estudios Económicos del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, confirma que a junio del 2024 el empleo de la industria de fabricación de productos farmacéuticos y sustancias químicas medicinales creció 0,8 %, las importaciones un 13,32 % y las exportaciones 10,04 %.
Las cifras no solo demuestran solidez empresarial, sino que confirman el alto grado de responsabilidad que le asiste al sector a la hora de proveerse de una cadena de suministro, que le garantice soluciones integrales, sostenibles, y le permita aumentar sensiblemente su contribución medioambiental.
Es una dinámica que los invita a priorizar en la agenda industrial temas como la reducción del número de neveras de icopor (poliestileno expandido) de un solo uso, empleadas para conservar y transportar medicamentos, vacunas y productos veterinarios en cadena de frío. Esta preocupación ha hecho que algunas empresas destacadas por su carácter innovador y una cadena logística responsable hayan empezado a desarrollar, de la mano con sus clientes, iniciativas para revertir la tendencia.

“Como integradores de soluciones 3PL para Colombia y la región, amparados en las buenas prácticas de manufactura sobre conservación y estabilidad térmica de productos farmacéuticos, hemos implementado dos clases de embalajes ecológicos para la conservación, alistamiento y distribución en temperaturas entre 2 C° y 8 C°”, confirma Juan Carlos Castro Aldana, director general de Solistica para Colombia.
La primera solución es Green Box, disponible en dos presentaciones de embalajes ecológicos de 30 litros, con capacidad neta de carga entre 14 y 18 litros y autonomía de refrigeración de 30 y 50 horas, y una versión más grande de 130 litros, con autosuficiencia de 60 horas y 106 litros de capacidad para trayectos cortos y medianos.
La segunda es Credo Cube, la más reciente solución adquirida por la compañía, que se ofrece en alianza con el distribuidor autorizado para Latinoamérica Kryotec, como embalajes de polipropileno para almacenar 8, 12, 16, 28, 56 o 96 litros de carga neta, con una vida útil refrigerada entre 96 y 120 horas y suficiente autonomía para garantizar las condiciones de temperatura en la cadena de suministro o atender contingencias en trayectos largos.
Esta tecnología patentada proporciona una capacidad de hibernación que elimina los riesgos por almacenamiento en cuartos fríos de aeropuertos y de alteración en las condiciones de temperatura con el paso de las horas por recambio de embalaje o de sus componentes y evita que los productos sean manipulados por terceros, sufran alteraciones, daños o pérdidas.
Es hora de innovar
Tanto Green Box como Credo Cube están acordes con la normatividad local de Invima e ICA para medicamentos y productos veterinarios, se ajustan a la norma de transporte de embalaje pasivo para medicamentos (Resolución 1160 de 2016), la metodología internacional del sector proferida por la OMS y cuentan con la posibilidad de incluir en su interior dispositivos de monitoreo y control de temperatura, con sensores de un solo uso o conexión Bluetooth, que proporcionan un informe de datos, ubicación del embalaje y retorno en tiempo real a través de una App, correo electrónico o SMS.
Gracias a esta solución colaborativa los clientes han disminuido un 100 % el uso de neveras de icopor y optimizado enormemente sus procesos, pues cada sistema de embalaje y geles refrigerantes puede usarse continuamente como mínimo durante 180 veces, permitiéndoles a los clientes reducir hasta un 20 % los tiempos operativos de alistamiento.
Así mismo, los componentes plásticos de su estructura y los recipientes que albergan los geles refrigerantes son reprocesados luego de cinco años de vida útil para fabricar ladrillos o pisos ecológicos y los líquidos refrigerantes se convierten en abono orgánico para cultivos.
Estos nuevos embalajes, que son proporcionados por Solistica a 6 de las farmacéuticas más grandes de Colombia, eliminan procesos adicionales como el atemperamiento de agentes refrigerantes fuera de los cuartos fríos e incluyen en su tarifa de uso la limpieza y desinfección, almacenamiento con valoración, alistamiento y enrutamiento y logística de retorno al cliente.
“Al final, este tipo de soluciones integrales validadas no solo confirman la decisión industrial de emprender verdaderas acciones sostenibles, sino que les proporcionan a nuestros clientes del sector farmacéutico ventajas competitivas, además de sentar un precedente al disminuir el empleo de neveras de icopor en la cadena de suministro”, culmina el Juan Carlos Castro Aldana, director general de Solistica para Colombia.

El caso colombiano
En el país la Ley 2232 regula el consumo masivo de plásticos de un solo uso y, aunque no los prohíbe, si alerta que, por ser derivados del petróleo, son muy difíciles de reciclar. A esto se suma que los recicladores de oficio prefieren recuperar otro tipo de materiales porque los centros de acopio pagan un valor muy bajo por kilo recuperado.
Esta situación desemboca en que, de las más de 29.000 toneladas anuales de neveras de icopor que se fabrican cada año, unas 12.000 toneladas terminan irremediablemente, junto a otros residuos como los contenedores de los geles refrigerantes, en los rellenos sanitarios.
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