Colombia es uno de los seis hubs de MSD en el mundo enfocado en estudios clínicos que permiten el desarrollo de nuevas terapias, vacunas y medicamentos para el tratamiento de enfermedades como el cáncer y el virus del papiloma humano, entre otros.
A pesar de la incertidumbre que enfrenta el sistema de salud, Colombia sigue siendo un mercado lleno de oportunidades para las principales multinacionales del sector, que realizan millonarias inversiones en investigación y desarrollo.
“Llevamos ya 78 años en el país y en los últimos 40 enfocados en la investigación clínica, uno de nuestros pilares”, dice Johanna Ballesteros, Gerente de MSD (Merck Sharp & Dohme) para el clúster de Colombia y Ecuador, que cada año invierte US$13 millones en estudios clínicos, es decir, investigación en voluntarios que ayuda a determinar si las vacunas y medicamentos en desarrollo o los nuevos usos funcionan bien.
“De cada 4 estudios clínicos que se hacen en el país, uno es de MSD, es decir, el 25%”, explica Ballesteros, una administradora que cuenta con más de 20 años de experiencia en roles comerciales y financieros en la industria farmacéutica y de salud del consumidor.
Con un crecimiento de doble dígito durante los últimos años, la operación de Colombia es uno de los seis hubs de MSD en el mundo y el segundo en Latinoamérica, superando a Argentina y México y solo por detrás de Brasil, y para ello cuenta con más de 600 profesionales.
Dichos estudios permiten el desarrollo de nuevas terapias y medicamentos para el tratamiento de enfermedades como el cáncer y el virus del papiloma humano, que cada año ocasiona la muerte de 2.500 mujeres en Colombia a pesar de ser prevenible mediante vacunación.
“Estamos innovando, hemos roto el paradigma del tratamiento del cáncer con nuestra inmunoterapia donde también somos líderes para darles un mejor mañana a todos esos pacientes”, explica.
Ballesteros, quien asumió su actual cargo en junio pasado, dice que su gestión está centrada en dos ejes principales: los pacientes y Alianzas para la Vida, una iniciativa público-privada lanzada a finales de 2022 con una inversión de $150 mil millones hasta 2025, que busca aumentar la equidad y el acceso a la salud.
En el primer año, Alianzas ha impactado a 14 mil personas en el país, incluyendo profesionales de la salud, población migrante en condiciones de vulnerabilidad, comunidades indígenas, universidades, centros de investigación clínica y pacientes, entre otros.
La iniciativa busca apoyar las prioridades de salud del Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, centrándose en el fortalecimiento de un modelo preventivo y predictivo, la educación del talento en salud, el acceso a la salud en los territorios, y la reducción de la mortalidad materna y de enfermedades prevenibles.
“Todo esto se realiza a través de tres ejes fundamentales: la salud de la mujer y la prevención, la transferencia de conocimiento, y la equidad en la atención del cáncer”, explica Ballesteros, la primera mujer en ser Gerente del clúster.
En una multinacional que se precia de promover la diversidad y el liderazgo inclusivo, la directiva señala que su prioridad será impulsar esos valores en la industria farmacéutica y en el país.
“Continuaremos trabajando desde nuestro ADN para promover una salud equitativa”, señala y destaca que la diversidad les permitirá atraer innovación y nuevas ideas para el negocio, con el fin de mantener el crecimiento de doble dígito.
“Más del 60% de nuestros colaboradores son mujeres y más del 50% ocupan cargos de liderazgo”, remata al describir el que describe como su gran reto: “mantenernos como el número 1 en inmunoterapia en el país e incursionar en enfermedades raras, que son una carga para el sistema de salud, y cosas nuevas como tratamientos contra el dengue”.