Según Ana Fernanda Maiguashca, no es una buena noticia que, además de estar atrasados de las tareas micro para aumentar la productividad, la macro se convierta en un nuevo dolor de cabeza.
“En el país, y no me estoy refiriendo a este gobierno, nos acostumbramos a que cada vez que nos pasábamos de peso, en lugar de hacer dieta comprábamos un pantalón más grande, pero eso tiene un límite”, dice Ana Fernanda Maiguashca, al analizar la coyuntura fiscal que atraviesa Colombia.
En un momento en el que el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, anuncia el inminente recorte de $33 billones en el Presupuesto General de la Nación, PGN, mientras presenta una reforma tributaria (ley de financiamiento) que busca aumentar el recaudo en $12 billones para financiar un mayor gasto en 2025, la presidenta del Consejo Privado de Competitividad señala que la solución no está en incrementar los ingresos en vez de apretarse el cinturón.
En esta entrevista con Forbes, Maiguashca advierte la preocupación del sector privado por la situación fiscal y el deterioro de la seguridad, dos bienes públicos en los que el país había avanzado, pero que hoy muestran un retroceso que está afectando las expectativas de los empresarios y el costo del capital.
Forbes: ¿Cuál es el mensaje del Informe Nacional de Competitividad de 2024-2025 que revelan hoy?
Ana Fernanda Maiguashca: El Informe nos invita a construir juntos una visión del futuro. Muchas veces nosotros nos enfocamos en las problemáticas presentes y nos concentramos tanto que ni las resolvemos bien, ni hacemos lo que tenemos que hacer para que el futuro nos ahorre esos dolores de cabeza. Así que el mensaje este año es darnos cuenta de qué es lo que está pasando en el mundo, es decir, cuáles son esas tendencias que van a marcar el futuro de la humanidad, y salirnos de esta reflexión totalmente colombiana que nos obsesiona. Tenemos que estar preparados para venderle bienes y servicios al mundo.
¿Y cómo lo estamos haciendo? ¿Ven una mejoría o un estancamiento?
AFM: Relativa mejoría cuando miramos, por ejemplo, el Índice Departamental de Competitividad en el cual tenemos mejores indicadores que en 2019 en 26 de los 32 departamentos. Es decir, muchas de las cosas que nos costaron trabajo en pandemia, ya las recuperamos. Fue un proceso dispendioso y varió de departamento de departamento, pero en eso vamos mejor. Ahora, cuando nos comparamos con el mundo, seguimos con puntajes muy bajitos en los rankings.
¿Dónde estamos fallando? ¿En el sector privado, en lo público?
AFM: Yo creo que fallamos todos, o para ponerlo en positivo: tenemos que hacer más trabajo. Y aún hay varias reflexiones en las que queremos enfatizar: primero, todos tenemos que trabajar más y distinto. Segundo, todos tenemos que darnos cuenta de que el entorno social en el que transitamos cambió. Muchas veces nos aferramos a los mecanismos y fórmulas que funcionaban antes y hoy no. Y tercero, si me apuras, porque este es un informe que tenemos 15 capítulos hablando de muchas cosas que hay que hacer, y me dijeras tienes que escoger una, siempre vamos a escoger la educación, porque mejorar personas que vienen preparadas distinto, con mentalidades distintas y habilidades distintas, cambia todo, cambia los otros 14 pilares.
En el documento, se destaca la importancia de que lo público y lo privado trabajen en llave. ¿Ustedes creen que eso se está haciendo bien, qué se puede mejorar?
AFM: La articulación siempre es un reto. Y estamos en una época en la que ha sido particularmente complejo, porque este era un sistema productivo que venía acostumbrado a unos gobiernos con una tendencia diferente. Que un gobierno tenga muchas formas narrativas, discursos y políticas diferentes, hace que la articulación público-privada sea difícil. Se está haciendo, pero el énfasis que se ha percibido es que domine una provisión estatal de los bienes y servicios, y eso genera tensiones. Porque ese modelo no recurre a la articulación. Ojalá ocurra nos demos cuenta de que esa es una fórmula que deja mucho poder de transformación sobre la mesa.
¿Cómo analiza lo que viene ocurriendo con las reformas estructurales: pensiones, salud y educación?
AFM: Debemos ser conscientes de que se requiere mucha más participación de toda la sociedad en el diseño de las soluciones. Y esto no lo digo en respuesta solamente a la voluntad de estatizar muchos servicios, sino incluso a la forma en la que como sector privado entendíamos parte del progreso.
El sector privado tiene unos motores brutales y cada vez más va a tener que usarlos en la resolución de problemas, que antes dependían de la política pública. Porque la política pública va a tener una tarea cada vez más difícil en este entorno social donde los equilibrios de antes ya no son los que imperan. Entonces, debe ganar adeptos para que apoyen lo que propone y evitar imposiciones. Como ese famoso cuento de cuando el presidente nos mandó a dormir: ¿alguien se imaginaría una sociedad en la que el presidente nos mande a dormir? Sería imposible porque los equilibrios sociales y democráticos han cambiado.
La política pública es menos poderosa hoy de lo que era antes, porque ganarse el apoyo social en la reformas es más difícil y porque los líderes ya no tienen la capacidad del ser lo suficientemente líderes para decir: el camino es este y me van a seguir, en lugar de decir: yo quiero encontrar qué es lo que a usted le suena y yo los voy a seguir a ustedes.
En este equilibrio, necesariamente la acción privada de la sociedad civil, de la Academia y de las empresas es más importante. Y tenemos que apropiarnos de esa importancia.
Entonces, si la reforma de la educación, que a mí particularmente me parecía muy desafortunada, no salió adelante, pues el sector empresarial y el sector educativo tenemos que trabajar en modelos de educación terciaria, donde las empresas se hagan parte del proceso educativo de las personas jóvenes, de procesos de educación dual donde parte el entrenamiento de los jóvenes se haga en las instituciones y parte del entrenamiento se haga las empresas.
Claro, sería ideal tener un marco regulatorio que lo promueva como lo tienen en Alemania y Suiza, pero en el ínterim creo que va a ser más potente el acuerdo entre empresas e instituciones educativas. Y una vez hecho realidad le digamos a la norma: oye, ven esto funciona.
¿Qué ha sucedido con la reactivación del Sistema Nacional de Competitividad donde ustedes están sentados con el Gobierno?
AFM: Los comités están funcionando, ninguna de estas iniciativas es de corto plazo, pero algunas estaban encaminadas a destrabar proyectos de manera más veloz. En particular, en energía estamos tratando de ayudar a que se destraben aquellas cosas necesarias para que los proyectos de generación y transmisión se lleven a cabo.
Un ex ministro y colega suyo afirmaba hace algunos meses que la macro va relativamente bien, pero que la micro no. ¿Cómo analiza la coyuntura?
AFM: Nosotros sí tenemos preocupación en lo macro. Lo cual es doblemente preocupante, porque cuando teníamos estabilidad macro tampoco estábamos haciendo bien la tarea en lo micro.
Entonces, pues no es buena noticia que, además de estar atrasados de las tareas micro, tengamos que devolvernos a la macro, pero definitivamente tenemos un tema fiscal en el que tendremos que volver a territorios que en algunos casos habíamos más o menos superado. Y si bien es cierto que en el tema fiscal nosotros pues nunca hemos logrado hacer toda la tarea que tenemos que hacer, pues ahora tenemos unos problemas un poco mayores.
La reforma al Sistema General de Participaciones pues también empeora esa preocupación…
AFM: En el Consejo General somos partidarios de que el sector privado invierta, invierta e invierta. Pero dicho lo anterior, en este momento es cierto que estos temas fiscales, el tema del SGP, de las transferencias adicionales, hacen que tengamos unas preocupaciones de base porque si no ponemos la casa fiscal en orden…
Yo sé que por mucho tiempo todo el mundo habló de la Junta Directiva del Banco de la República y de que no bajaba sus tasas de interés, pero es que el costo de capital de largo plazo estaba haciendo sobre todo determinado por esa prima de riesgo, que ya nos estaban cobrando y que nos van a continuar aumentando si no ponemos la casa en orden.
Si bien en el Informe Nacional de Competitividad el grueso de nuestras recomendaciones, son más específicas a plataformas relacionadas con estrategias de productividad, aunque dependen a veces de políticas públicas, es cierto que en este momento hay dos grandes temas que se paran ahí un poco como elefantes en la habitación, que son esta situación más que macro fiscal diría yo, porque en los otros temas tanto en el déficit en cuenta corriente como es inflacionaria hemos venido ajustándonos, y la seguridad.
Nos preocupan esos dos grandes temas, que en este caso sí dependen exclusivamente de la política pública, pues son unos grandes elementos que nosotros no podemos soslayar. Para todo lo demás puede haber esfuerzos conjuntos.
El costo del capital depende de las políticas públicas y de hecho, muchos analistas advirtieron en su momento la necesidad de hacer un recorte en el PGN. Una cosa es que pensemos en cambiar el sistema tributario para hacerlo más productivo y eficiente, pero no podemos pretender que no organicemos nuestras discusiones de gasto, y todo el tiempo estemos recurriendo a generar mayores ingresos.
Uno, porque esa generación de mayores ingresos muchas veces va en contra de la eficiencia del sistema tributario. Y dos, porque es fundamental que entendamos que a veces la tarea se tiene que dar con ajustes de gasto, que se hacen más eficientes con los recursos tecnológicos que hoy tenemos en el mundo. Esa esa debería ser la obsesión.