Javier Suárez asumió la presidencia de Davivienda justo antes de que el sector financiero atravesara su última crisis. El ejecutivo usó su conocimiento de la organización para guiarla en medio de la incertidumbre y ahora, de nuevo con cifras en verde, se enfoca en la sostenibilidad, la tecnología y los nuevos retos que enfrenta la industria.

Después de 43 años en el Grupo Bolívar y 31 en la presidencia de Davivienda, Efraín Forero se retiró a finales de 2021 dejando unos zapatos muy grandes por ocupar. Cuando llegó el momento, la familia Cortés, fundadora del conglomerado financiero, tuvo que decirle adiós a un líder excepcional mientras nombraba a alguien para ocupar su lugar. La decisión parecía obvia: el nuevo presidente tenía que ser alguien que conociera la organización tanto como Forero o los propios Cortés. Había un candidato ideal.

Javier Suárez llegó a Seguros Bolívar después de terminar sus estudios de ingeniería civil en la Universidad de Los Andes, empezó como asistente de mercadeo, recorrió casi todas las áreas del grupo: riesgos, finanzas, operaciones, negocios, entre otras. Llegó al banco en el 99, en medio de una crisis económica, con la tarea de crear las áreas de riesgo. Vivió adquisiciones como la de Bancafé y la internalización del conglomerado. Durante muchos años tuvo como jefe a José Alejandro Cortés, uno de los hombres más ricos del país; Miguel Cortés, y Forero también fueron algunos de los líderes a los que le siguió los pasos.

Aún así, cuando Miguel Cortés -quien preside el Grupo Bolívar desde el 2011 en reemplazo de su padre- lo llamó para ofrecerle la presidencia, Suárez dudó. “Como presidente de Seguros Bolívar estaba absolutamente encantado (…) una métrica que para mí es muy relevante es que me disfrute lo que hago y en Bolívar estaba así, no quería irme de esa fiesta maravillosa; sin embargo, tengo la fortuna de haber pasado a otra fiesta que también es maravillosa”, dijo el presidente de Davivienda en entrevista con Forbes en una sala de juntas del edificio que lleva el nombre de su marca en todo lo alto en el centro de Bogotá.

Suárez, de 54 años, llegó a la presidencia del banco en un momento desafiante para el sector financiero. Después de la pandemia el mundo vivió un panorama inflacionario que fue atacado por los bancos centrales con altas tasas de interés, algo que no le vino bien a los bancos: el crédito cayó y la mora aumentó; todo mientras la transformación digital y el cambio climático no daban tregua. Fue un mal momento para el sector y Davivienda no fue la excepción, en octubre del año pasado la entidad registró pérdidas por $491.951 millones después de un 2023 difícil y en terreno negativo.

Al ejecutivo bogotano no le intimidó la crisis, “la del 99 fue mucho más profunda”, asegura. El último reporte de la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC), a agosto de 2024, destacó que Davivienda superó los números rojos con ganancias por $352.396 millones. Suárez le atribuye el éxito a la cultura de su organización: “cuando las cosas se ponen difíciles, es la cultura nuestra gran ventaja competitiva, nos permite trabajar con pasión para resolver los obstáculos, lo afrontamos con optimismo”.

Sentido social

Lo que más mueve a Suárez, sus antecesores y su organización es el cambio social. Su jefe, José Alejandro, a quién le heredó dotes de liderazgo y un gusto por el tenis, le dijo a Forbes a principios de 2024 que desde la fundación del conglomerado ya tenía la convicción de “formar país y apoyar todos los programas que fueran de beneficio social y nacional”; su hijo, Miguel, siguió la misma línea y Suárez trabaja bajo esta motivación, un sueño que describe como una sociedad sostenible.

“En nuestra organización un buen líder no se puede quedar simplemente dando buenos resultados en el negocio, un buen líder tiene que inspirar y convocar para transformar negocios pero también sociedades”. Suárez es uno de esos líderes que inspira, Jonathan Malagon, presidente de Asobancaria, elogia su “profundo conocimiento del negocio bancario y la creatividad, propia de una mente prodigiosa”, y destaca cualidades como su “generosidad, optimismo y sentido del humor”.

La meta de Davivienda es que su cartera sostenible represente al menos el 30% de la cartera total para 2030. A corte de junio han logrado la movilización de $18,8 billones, lo que representa el 13,8% de la cartera total de la entidad, en el último año ha crecido 25,3%. La cartera verde representa el 30,7% ($6 billones) del financiamiento sostenible, mientras que la cartera social representa el 68,1% ($12,8 billones).
Además de pensar en la huella que está dejando en el mundo, este ejecutivo tiene otras cosas de qué preocuparse. El próximo año promete ser muy dinámico: vienen pagos instantáneos e interoperables entre cualquier entidad, finanzas abiertas, el ‘Pacto por el Crédito’, entre otras cosas que pueden poner en jaque a los jugadores más grandes de la industria ante sus nuevos rivales: los neobancos.

“Siempre le hemos dado la bienvenida a la competencia. Creemos que la competencia nos hace mejores, por supuesto eso implica que tenemos que exigirnos y ver cómo seguimos adelante. La innovación del ADN de Davivienda juega a nuestro favor”.

Suárez ve en el futuro cercano del banco más tecnología, más crédito -apalancados en su exitosa plataforma Daviplata- y más competencia que reciben con los brazos abiertos. Davivienda promete ser el banco que pone a las personas -dentro y fuera de su organización- en el centro y su presidente ‘tiene la camiseta puesta’ para lograr que ese propósito llegue a buen puerto.

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