Según la gerente de la EAAB, la PTAR Canoas, que tiene un costo de más de $6 billones, jugará un papel clave en la seguridad hídrica de Bogotá y de 11 municipios de la Sabana.

Aunque el escenario ‘distópico’ que insinuó el presidente Gustavo Petro, con soldados evacuando a  Bogotá en marzo de 2025, por una crisis de suministro de agua, está lejos de ser una realidad, la capital del país sí enfrenta el reto de garantizar su seguridad hídrica más allá de 2040. 

Según la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, EAAB -ESP, Bogotá cuenta con tres sistemas de abastecimiento: Chingaza, con los embalses de Chuza y San Rafael; Agregado Norte, con Sisga, Neusa y Tominé y el Río Bogotá; y Agregado Sur, con Chisacá y La Regadera. 

La interconexión de estos sistemas le permite a la ciudad tener varias fuentes de abastecimiento. A ello se agrega la modernización de la Planta de Tratamiento de Agua Potable de Tibitoc que permitirá, a partir de marzo de 2025, entregar alrededor del 50% del agua que requiere la Capital.

Sin embargo, de cara al mediano plazo y largo plazo el as que tiene bajo la manga la ciudad es la construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales – PTAR Canoas, que en septiembre recibió un impulso decisivo con un fallo del Tribunal Superior de Cundinamarca, que levantó una medida cautelar que tenía paralizado el proyecto.  

Según Natasha Avendaño, gerente de la EAAB, esta PTAR es el proyecto medio ambiental más importante del país, por el impacto que tendrá en los ríos Bogotá y Magdalena, y será fundamental para garantizar la seguridad hídrica de la capital y de los 11 municipios que atiende la empresa más allá de 2040.

El proyecto, que demandará un inversión de más de $6 billones, ya tiene un cupo preabrobado con la banca multilateral por US$600 millones, además de todos los diseños, y una firma y tres consorcios precalificados para avanzar en la etapa de solicitud de ofertas.

“Hemos hecho todo lo necesario para que el día en el que la PTAR esté lista, podamos cumplir con el sueño de los bogotanos de tener descontaminado el río Bogotá”, señala Avendaño. 

De hecho, el fallo del Tribunal ordena a la EAAB, a la CAR Cundinamarca y al Ministerio de Hacienda avanzar en el proceso licitatorio, la adjudicación y la construcción de la obra que busca el saneamiento del río Bogotá. 

Hoy, Bogotá solo trata el 30% de las aguas residuales que produce, pero la planta permitirá tratar el 70% restante y el 100% de las aguas residuales de Soacha.

“Como país tenemos que dejar de pensar que las aguas residuales son solo para vertimientos, porque lo que hacen la cuenca baja del río Bogotá y los municipios del Magdalena es captar las aguas residuales de Bogotá y tratarlas”, explica Avendaño al destacar que Canoas es una gran oportunidad para pensar en la recircularidad del agua. 

Una vez levantada la medida cautelar del proyecto, la PTAR enfrenta dos retos: que el Gobierno Nacional diga si va a dar la garantía soberana que necesita para una porción del crédito y la apertura de la licitación y su adjudicación a finales de 2025. 

“Esta obra dura entre preconstrucción y construcción unos 8 años, pero no tenemos más tiempo para seguir perdiendo tiempo”, señala la gerente de la EAAB.

Según Avendaño, la garantía de MinHacienda no tiene que ser por la totalidad del crédito, ya que la financiación está garantizada por el Distrito, la Gobernación de Cundinamarca, la CAR y la EAAB, que cuenta con una calificación crediticia de triple A.

“Somos una empresa sólida que tiene capacidad de endeudarse, y sería una lástima que nos tuviéramos que ir sin la garantía de la Nación, que es una alternativa, estamos buscando crédito multilateral porque es más barato que crédito comercial”. 

Avendaño señala que los recursos están, el problema es de flujos porque la empresa no puede cobrar el costo de la construcción de la planta en solo 10 años.  

“Al ser un problema de flujos, lo que necesito es tener la liquidez en los años en los que se dan los desembolsos de la construcción”, agrega.

A igual que en otros proyectos de infraestructura,  el concesionarios construye, opera la PTAR y luego se ladevuelve a la empresa.

“Necesitamos arrancar, el problema no es la plata, sino la garantía de la Nación”, señala.

De cara al largo plazo, Avendaño dice que la EAAB tiene que pensar en la construcción de un nuevo embalse (Chingaza II), que tiene que pasar por un proceso de licenciamiento ambiental aunque está está diseñado desde los años 60.

“También está la cuenca del río Bogotá, el Agregado Norte, la posiblidad de tener una línea expresa entre el embalse de Tominé y la planta de tratamiento de Tibitoc”, agrega. 

Por el momento, la empresa también está trabajando en la construcción de la infraestructura para ponerla en funcionamiento cuando Canoas esté lista. 

“Las dos plantas más grandes que tenemos en este momento están en proceso de optimización y modernización para garantizar la calidad del agua y pensando a futuro en las nuevas fuentes de abastecimiento”, remató.