En Handshake Speakeasy, el Mejor Bar del Mundo, la alquimia se redefine como un arte de operaciones complejas, donde la capacidad de transformación humana se entrelaza con efectos extraordinarios.
Pocos términos refieren tanto misterio como “alquimia”. La palabra evoca laboratorios sumidos en penumbra, donde personajes enigmáticos exploran los límites entre la magia y la ciencia. En el mundo de la mixología, este concepto adquiere un nuevo significado en Handshake Speakeasy, el bar mexicano que ascendió con rapidez en el prestigioso ranking The World’s 50 Best Bars, hasta ser reconocido como el mejor del mundo, en 2024.
En este espacio oculto en la colonia Juárez, la atmósfera etérea, inspirada en la época de la Prohibición, transporta a un territorio íntimo donde la creatividad y el asombro se encuentran. Aquí, la alquimia trasciende su dimensión histórica para convertirse en una experiencia lúdica y transformadora. Cada coctel es una obra maestra que combina ingenio, un auténtico espíritu colaborativo, destreza y audacia, capaz de generar sensaciones que desafían los límites de las técnicas convencionales.

Y somos testigos de ello al observar la precisión eminente con la que tres mujeres clave en la operación de Handshake preparan las obras líquidas, que son una declaración de la pasión y los principios que rigen el actuar de todo el equipo liderado por Eric van Beek. Él, junto con Rodrigo Urraca y Marcos Di Battista, fundó este speakeasy, que también fue coronado este año por 50 Best como Mejor Bar de Norteamérica.
La escena en la barra representa el acto culminante de un exhaustivo trabajo previo que incorpora procesos vanguardistas desarrollados en el laboratorio del establecimiento, con matices internacionales y un acento especial en productos mexicanos, como los destilados de agave. Así, recetas clásicas y aquellas que se gestan de cero se transforman en bebidas complejas, enriquecidas con texturas y sabores que impactan gratamente al paladar.
Las motivaciones personales de cada integrante del equipo son parte de los ingredientes del éxito del bar y de esta manera lo revelan las experimentadas mujeres mexicanas que retrata Forbes Life en la barra.


Yiyi Aparicio. Jefa de Laboratorio
Su interés por la filosofía, las ciencias de la comunicación y los paradigmas del pensamiento se fortalece junto a su ímpetu por desafiarse a sí misma dentro de Handshake, el lugar donde encontró una familia que la motiva a explorar su potencial. Después de dominar la barra, se planteó el reto de liderar los preparativos que tienen lugar en el laboratorio… y lo logró. Confiesa que es una labor que conlleva una enorme responsabilidad, al ser el corazón del bar. Hace un año, asumió la posición y, desde entonces, es la única área que tiene un equipo fijo en busca de garantizar que la calidad sea consistente y todos los engranes funcionen a la perfección.

“Handshake, para mí, significa familia”
Candy Carmona. Gerente General
Le inspira ser la figura de apoyo que anhelaba cuando empezaba en el mundo de la coctelería; esa “persona de confianza”, dispuesta a compartir sus conocimientos. Porque el camino, al igual que para muchas mujeres en este medio, fue desafiante y tuvo que armarse de valor para defender sus ideales. Le llena de orgullo saberse parte de un proyecto que refleja el talento con el que cuenta México y que ha formado una comunidad creativa de alcance global. La autoexigencia es un rasgo fundamental de su personalidad, y la psicología, un campo fértil de estudio que conoce.

“Una de las cosas más bonitas de trabajar en la barra es conectar, de muchas formas, con las personas y ver cómo disfrutan lo que hacemos”
Ody Cruz. Relaciones Públicas
Para ella, lo que hizo que Handshake se posicionara como el mejor bar del mundo es la visión integral con la cual se desarrolló su concepto. “No sólo hacemos cocteles balanceados en los que se trabaja por meses, también hay nivel de detalle y compromiso en todos los aspectos, desde la contratación y la capacitación del staff (deben atravesar un proceso de aprendizaje de al menos tres meses antes de llegar a la barra, sin excepción), hasta el hecho de procurar el equilibrio y mantener un ambiente laboral sano”, explica. Nacida en Veracruz y con 11 años de trayectoria en el ámbito de la hospitalidad, Ody ha dirigido barras en diversas partes de México. Estudió Diseño de Modas y encontró en la coctelería una afinidad creativa con su profesión que la hace muy feliz.

“El bar es un proyecto con mucha alma y una visión de trabajo de 360 grados. La calidad humana es increíble”