La heladería paisa Amor-Acuyá se metió por tercera vez entre las mejores del mundo. Ya cuenta con tres locales en Medellín y se prepara para empezar a distribuirse en ‘Epic’, el nuevo parque de Universal en Estados Unidos. Daniela Lince, de Medellín, es la creadora detrás de su éxito. ¿Cuál es su secreto?

Un helado de maracuyá con cacao le cambió la vida a Daniela Lince. Lo bautizó ‘Amor-Acuyá’ y, sin saberlo, este terminó dándole el nombre a su heladería, que hoy se posiciona como una de las mejores del mundo y la más premiada de Colombia.

Su amor por el helado nació por casualidad, tras una visita a una feria de alimentos con su papá cuando apenas era estudiante de bachillerato. “Si a Amor-Acuyá la define una palabra es: proceso”, cuenta en conversación con Forbes. La marca, literalmente, creció con ella y nunca tuvo como objetivo llegar a ser reconocida a nivel mundial, dice.

Daniela, de 31 años, viene de una familia que siempre emprendió en el negocio de la gastronomía. Su papá empezó vendiendo perros calientes y hamburguesas en carros callejeros y luego consolidó un negocio de pizzas. “A los 14 años mi papá me llevó a una feria en Bogotá y allá conocimos el negocio de los helados y todo sobre cómo funcionaba. Nos asustamos cuando vimos lo que costaba comprar una de las máquinas que se necesitaban para hacerlos, pero en 2011 logramos conseguir una máquina china pequeñita y con esa arrancamos”.

La llevaron al garaje de su casa y empezaron a hacer ensayos con lo que habían aprendido hasta el momento. Les tomó dos meses desarrollar los primeros seis sabores de helado que arrancaron a vender en una vitrina pequeña en el barrio Buenos Aires de Medellín bajo el nombre ‘Dolce Gelato’.

Tuvieron éxito y ese mismo año compraron una segunda vitrina, con capacidad para 18 sabores. Aunque esa primera vitrina aún la guarda, como un recuerdo de sus inicios. “Todo seguía siendo muy empírico, yo salía del colegio y me iba a ayudarle a mi papá. Teníamos conocimientos muy limitados pero sentíamos mucha pasión por el tema”, comenta.

Foto: Cortesía Amor-Acuyá.

Ese primer acercamiento al mundo del emprendimiento le permitió definir cuál era la carrera que quería estudiar, que fue ingeniería de Alimentos en la Universidad de La Salle. Siempre enfocada en la innovación y el desarrollo de producto, sin sacarse de la mente sus helados.

Cuando cursaba segundo semestre su papá la invitó a tomar juntos un curso de heladería en Bogotá, que tenía como invitado especial a un maestro de la Carpigiani Gelato University, la institución más reconocida de la industria en el mundo, ubicada en Italia.

“En el proceso del curso ese profesor me sugirió hacer un curso o una parte de mi carrera en esa universidad. Mi papá que siempre ha sido mi ‘sí a todo’ me apoyó con la idea”, dice. Tuvo que estudiar un año y medio de italiano para poderse ir y en quinto semestre emprendió el viaje. Era el 2015 y con apenas 20 años descubrió la importancia del helado a nivel mundial y escuchó hablar por primera vez del Gelato Festival World Masters, el concurso en el que compiten los mejores heladeros del mundo para quedarse con el título de maestro mundial.

Volvió a Colombia convencida de participar en la competencia, que tendría su siguiente versión en 2016. “Como colombiana primero pensé en los sabores tradicionales del país como el café, pero terminé inclinándome por el chocolate, que había sido uno de los temas que más me apasionaron en la universidad y que también tiene una fuerte presencia en el país. La diversidad de Colombia la quise representar usando pasifloras, en este caso maracuyá”. De ahí salió ‘Amor-Acuyá’, una mezcla de helado de maracuyá con chocolate al 65%.

El nombre se lo debe a su amigo David Sierra, que le dijo ‘básica’ cuando le contó que pensaba bautizarlo ‘passionfruit and chocolate’, recuerda entre risas. Llegaron a la conclusión de que Amor-Acuyá mezclaba el amor, que evoca el chocolate, y la diversidad de las frutas colombianas que querían llevar al mundo.

El concurso recibía más de 8.000 postulaciones y de ellos solo 16 eran llamados a Chicago, Estados Unidos, para competir en la final. “Les había dicho a mis papás que si pasaba a la final ellos me acompañarían y ellos aceptaron sin pensar que iba a quedar seleccionada. Fue algo muy inesperado, en ese primer ciclo se había presentado incluso ese profesor que un día me habló de este concurso”.

Ese año, Daniela y su helado se llevaron el premio al mejor helado de América y con eso se abrieron las puertas a lo que hoy es una marca que ya cuenta con tres locales en Medellín y una sister brand en Estados Unidos. En 2024, su facturación alcanzó los 4.000 millones de pesos y vendió al mes más de 30.000 kilos de helado solo en Medellín.

Ser los mejores del mundo

Tras recibir el premio, en 2017, Daniela se convenció del potencial que los helados caseros que había iniciado con su papá tenían a nivel global. Su concepto de heladería se profesionalizó y apostó por un modelo de negocio que incluía laboratorios de creación en los locales, permitiendo que los clientes encontraran siempre helado fresco que se fabricaba en la mañana.

En una segunda participación en el concurso global su helado fue reconocido como el tercero mejor del mundo y finalmente en 2024 de nuevo se metió en el listado de los 50 mejores, ocupando el puesto 48.

Tuvo que cambiarle el nombre a la heladería, que pasó de ‘Dolce Gelato’, a ‘Amor-Acuyá’ y con ese paso, tomó las riendas del negocio. “Yo no tenía ni idea de en qué me estaba metiendo, no sabía construir marca ni hacer empresa, solo sabía hacer helados”, reconoce. Para ella el camino del emprendimiento estaba marcado por el amor por lo que hacía y no por la motivación de construir una empresa millonaria.

Foto: Cortesía Amor-Acuyá.

La pandemia, como a muchos emprendedores, le sirvió para reorganizar el negocio e identificar sus necesidades. El marketing y la construcción de un ADN de marca empezaron a ser sus prioridades. Hoy emplea a 70 personas y tiene dos plantas de producción. La planta caliente, que produce mermeladas, pulpas de fruta y el 100% de la galletería que se utiliza en los locales; y la planta fría, en donde se pasteurizan las mezclas para los helados y se maquilan productos para otras marcas, así como para cadenas de hoteles y otros clientes corporativos.

La calidad la obsesiona. Por eso, dice, no ha pensado en llegar a otras ciudades, pues quiere garantizar que el helado de su marca siga siendo el mejor de Colombia y uno de los mejores del mundo. “La calidad del helado no solo depende de su materia prima, sino de la técnica de preparación, la temperatura, las salsas y de un montón de procesos que hay que cuidar mucho. Esta es una marca que siento como personal, por eso me parece mejor hacer que ‘Amor-Acuyá’ se convierta en parte de los activos turísticos de Medellín y en una parada obligada para quienes visitan la ciudad”, dice.

Sin embargo, desde hace un par de años ‘Amor-Acuyá’ opera en Estados Unidos de la mano de ‘OLA’, su marca hermana en Miami. Allá tienen actualmente, gracias a una sociedad, una planta de producción desde donde despachan helado 100% colombiano a hoteles, el estadio Hard Rock y próximamente a uno de los hoteles de ‘Epic’, el nuevo parque de diversiones de Universal en Orlando.

Para este 2025 sus planes están enfocados en lograr la consolidación de este nuevo negocio, así como en la apertura de un posible punto de venta en ese país.

“Cuando veo este camino me siento muy orgullosa”, concluye. Como consejo a los emprendedores enfatiza en que hay que ser siempre fieles al proceso de las compañías y tener paciencia “porque las cosas no se hacen de un día para el otro. Para emprender hay que enamorarse de su idea y hacerla su proyecto de vida”.

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