Gordon es un músico de la nostalgia. su sonido, lleno de “house music” y estilos underground, lo coloca como el productor y DJ con más proyección de la escena latinoamericana. Previo a su gira estuvo en conversación exclusiva con Forbes.

Felipe Gordon no corre por moda; de hecho, poco o nada de lo que hace se guía por las tendencias. “Es una parte fundamental de mi rutina; me ayuda a mantenerme equilibrado y conectado conmigo mismo”, dice, en entrevista con Forbes.

Atiende a la llamada hacia el final de la tarde, desde su natal Bogotá, la ciudad que también ha escogido para vivir y crear su obra, en el estudio que instaló en su propia casa. “En estos días estoy terminando mi tercer álbum. Siento que es la prioridad en este momento, antes de viajar”, cuenta.

Gordon, de 35 años, se ha consolidado como un referente de la música house, como DJ, autor y productor. Ha trabajado con algunos de los sellos más representativos del género, como Toy Tonics, Shall Not Fade, Razor-n-Tape y Local Talk, y se sumó a ellos con su propio sello, llamado Nómada Records.

Con una fuerte influencia del jazz, el blues y las músicas afroamericanas, su obra es el reflejo de una transformación diaria. “Siempre he sido muy claro con que esto que estoy haciendo es la manera en la que expreso mi humanidad y mis emociones y lo que me pasa diariamente. Siento que es un lugar muy personal… y vulnerable, en muchas ocasiones”, describe.

Para él, se trata de una necesidad básica, más que una pretensión económica. “La gente que me sigue hoy en día sabe exactamente cuál es el discurso [de esta música] y lo sigue”.

En Spotify, el artista colombiano suma más de 20,000 seguidores y 170,626 oyentes mensuales, es reconocido por tracks como “The Semimodular Bird of Jazz” y “Feeling All Over It”, sus principales éxitos en la plataforma, además de los vinilos de sus colaboraciones con Cody Currie para Toy Tonics, entre otras.

De Colombia al mundo

Gordon está ad portas de su Tour Mundial 2025, la gira más extensa de su carrera hasta la fecha. Comenzará en Asia, pasando luego por Australia, para regresar a Bogotá, en un único espectáculo especial. Después de unos días de descanso, seguirá hacia Estados Unidos y Europa, cerrando la gira en la Ciudad de México, en octubre. “Me emociona ir a Asia. Es algo que he esperado desde hace dos años, cuando tuve que cancelarla. La preparación ya está como en un 90%; sólo queda hacer maleta y salir”.

En su gira están incluidas las ciudades donde, en sus palabras, “lo que él hace funciona mejor y es bien recibido por el público”. Pero hay “ciudades como Nueva York, Londres y México… ¡el público mexicano es muy cariñoso, receptivo y propositivo!”, dice.

Entre otras urbes, destaca a “Gent y la capital de Serbia, Belgrado, donde me va muy bien. Hay una comunidad underground muy especial, del tipo de música que yo hago. Me he vuelto amigo de los promotores”, agrega.

No es que Bogotá esté fuera de sus favoritas o no haya construido una comunidad interesada en su música allí, sino que su relación se transformó y fue su decisión consciente darle espacio a la ciudad para reencontrarse con ella. Pero reconoce que en Colombia su música sigue siendo de nicho; “en todo el mundo, incluso”, dice. Y es que el house orbita lejos de toda tendencia; es un género que no se ata a las dinámicas aceleradas de la industria y en el que los artistas se dan el lujo de crear obras que Gordon describe como “cargadas de mucha información y con un discurso largo”.

Su éxito en un género con estas complejidades lo debe a la disciplina, a su sonoridad única y a la intencionalidad con que ha llevado su proceso creativo. Se acercó a la música por medio de la cultura punk y conectó con ese estilo de vida; pero desde pequeño había estado presente en él la musicalidad, y de muchos lugares. Aprendió batería y luego entró a estudiar Música en la Universidad de El Bosque; ingresó a Jazz en la Universidad Javeriana, pero no continuó, y culminó sus estudios en Producción en EMMAT. Ahí fue donde ocurrió su encuentro con la síntesis, que hasta hoy es una de sus herramientas predilectas.

Sobre sus inicios, recuerda que perdió el rumbo cuando se disolvió su banda, THOSE, la agrupación indie dance en la que cantaba y tocaba el sintetizador. Pero en ese momento tenía 24 años y estaba decidido a seguir haciendo música, por lo que emprendió un redescubrimiento personal que lo impulsó como artista en solitario.

Tuvo su clímax con el lanzamiento de su primer disco de vinilo en 2018, formato en el que ha tenido un notable éxito. “Empecé a notar el reconocimiento en la escena europea y gringa. El vinilo es un formato privilegiado, un objeto de colección que genera un estatus. Hay un nicho específico para él, gente que paga por arte físico y valora el trabajo del artista”.

Para el músico, que como centro de estudio ostenta un clásico sintetizador Sequential Circuits Prophet-10, entre otras bellezas vintage, los vinilos gozan de un encanto único, como en su momento lo fue tocar en vivo con la banda. “Es soltar la historia”, dice, y encuentra gratificante percibir cómo cada músico interpreta las articulaciones de su música imprimiendo su toque personal.

Puede interesarle: Lady Gaga anuncia gira mundial, ‘The Mayhem Ball’, con 32 conciertos en América y Europa

Con la pandemia reafirmó que su camino no era ser sólo DJ, que ése nunca fue su objetivo: quería crear. Pudo, así, conectar profundamente con su audiencia e impulsó un “efecto dominó” que trajo giras internacionales más serias y nuevas producciones.

A contados días de uno de los viajes más importantes de su carrera, se mantiene concentrado en su proceso creativo, que para Gordon es una rutina diaria: se despierta temprano, hace deporte (como tenis y ciclismo) y regresa a su casa para componer, dejando que las emociones impregnen su obra. No obstante, siempre tendrá sus discos para volver sobre sus memorias: son su catarsis creativa.

Siga a Forbes Colombia desde Google News