Grupo Aval, Bancolombia, Davivienda, BBVA y otros accionistas de las redes de pago habían considerado unificar ACH, Redeban y Credibanco, pero dieron marcha atrás a la intención.

Los principales grupos financieros en Colombia decidieron frenar el ambicioso plan de integración entre las redes de pago ACH Colombia, Redeban y Credibanco, tras las advertencias de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) sobre los riesgos que esta operación implicaría para la competencia en el sector.

Aunque la resolución de la SIC fue revelada recientemente, la presidenta de Grupo Aval, Maria Lorena Gutiérrez, aseguró que el proyecto ya había sido descartado antes del pronunciamiento de la SIC.

“En las redes somos socios varios bancos, está Grupo Aval, Bancolombia, Davivienda, BBVA, etcétera. Se había pedido por eficiencia una integración de las redes pero la resolución de la SIC salió cuando ya desistimos al no seguir con la integración, ya habíamos desistido del proceso”, dijo Gutiérrez en entrevista con la emisora de radio La FM.

La operación contemplaba que Redeban absorbiera a ACH Colombia y Credibanco, lo que habría unificado a las tres redes más importantes de la infraestructura de pagos en Colombia.

Sin embargo, el concepto técnico de la SIC encendió las alarmas del ecosistema financiero, al advertir que la concentración propuesta podría acarrear “efectos horizontales y verticales” negativos, como la reducción de alternativas para comercios y consumidores, menor interoperabilidad entre plataformas y un golpe al dinamismo del sector fintech.

ACH Colombia, que opera el sistema de transferencias electrónicas interbancarias y plataformas como PSE y Transfiya, tiene como accionistas principales a Grupo Aval, Bancolombia y Davivienda. Redeban y Credibanco, por su parte, procesan pagos con tarjetas débito y crédito y cuentan con participaciones de los principales bancos del país, incluyendo BBVA, Scotiabank Colpatria y Citi Colombia.

El documento de la SIC también cuestiona cómo esta fusión habría afectado la innovación, la calidad del servicio y la inclusión financiera, al concentrar buena parte del mercado en una sola entidad.

Aunque el concepto no es vinculante, sí representa un freno importante para cualquier intento futuro de consolidación en este frente. La decisión final recae en la Superintendencia Financiera, pero los actores ya se han retirado del proceso.

El abandono del proyecto marca un revés para los bancos que buscaban mayor eficiencia operativa en la red de pagos, pero también un respiro para los competidores más pequeños y las fintech, que temían quedar marginados de un ecosistema cada vez más concentrado.