El motivo principal del paro son los problemas en la cadena de suministro, agravados por una pausa de producción de 90 días iniciada a finales del año pasado después de que la compañía declarase la insolvencia el 29 de noviembre.

El hasta ahora mayor fabricante europeo de motos, el austríaco KTM, inmerso en un proceso de reestructuración, detendrá de nuevo su producción a partir del lunes en una de sus plantas y volverá a introducir jornadas reducidas por la falta de piezas y materiales clave.

El parón fue comunicado este jueves por el director ejecutivo, Gottfried Neumeister, en un vídeo dirigido a los empleados en el que se anuncia que se detiene la producción en la planta de Mattighofen y, para todos los empleados, se establece una jornada laboral de 30 horas semanales con reducción salarial del 20% entre el 1 de mayo y el 31 de julio.

El motivo principal del paro son los problemas en la cadena de suministro, agravados por una pausa de producción de 90 días iniciada a finales del año pasado después de que la compañía declarase la insolvencia el 29 de noviembre.

La suspensión de pagos interrumpió el flujo de piezas y materiales necesarios para continuar la fabricación y aunque se reinició la producción a mediados de marzo, el material disponible apenas alcanzó para ensamblar unas 4.200 motocicletas.

Muchos componentes críticos y otro material indispensable no llegará hasta julio, según la compañía.

Si se cumple ese calendario, la dirección de KTM espera reanudar el funcionamiento completo de las cuatro líneas de producción a partir del 27 de julio.

Sin embargo, para garantizar la viabilidad de este plan, la empresa matriz Pierer Mobility necesita reunir 600 millones de euros en las próximas semanas, destinados a satisfacer a los acreedores dentro del proceso de reestructuración pactado.

Pese a la incertidumbre, la empresa y los sindicatos austríacos confían también en la viabilidad de KTM.

Con sede en Mattighofen, en el norte de Austria, KTM emplea a más de 3.500 personas y forma parte del grupo Pierer Mobility.

La compañía se declaró en bancarrota el 29 de noviembre al no poder afrontar una deuda de 1.800 millones de euros, contraída con unos 2.500 acreedores.

*Con información de EFE.

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