El viaje de las flores que exporta Colombia no puede tardar más de más de 72 horas entre que es cortada y llega a destino final en las floristerías de Estados Unidos. Así es esta travesía.

Desde los cultivos del oriente antioqueño hasta un florero en Nueva York, este es el recorrido que millones de flores hacen cada año para llegar frescas al Día de la Madre. Una operación logística que involucra agricultores, camiones refrigerados, control fitosanitario y cargueros.

Corte y empaque: El inicio de la cadena (0–4 h)

Cortesía: Asocolflores

A las 4:30 a. m., los primeros rayos del día iluminan los invernaderos de El Retiro. Allí, Yolima Ponce, operaria de selección, revisa una por una las rosas recién cortadas. Lo hace con precisión y rapidez, ya que cada flor debe ser hidratada, clasificada y empacada en menos de cuatro horas para preservar su calidad.

Antioquia, con 2.850 hectáreas de cultivo, concentra el 27% de las áreas sembradas en el país. En esta región se generan 35.000 empleos directos, de los cuales el 60% son ocupados por mujeres, en su mayoría madres cabeza de hogar. A nivel nacional, el 70% del empleo formal en la floricultura es ocupado por mujeres.

Camino al aeropuerto: travesía terrestre (4–16 h)

Crédito: Freepik 

Desde que sale del cultivo hasta que se carga en el avión, una flor puede tardar entre 13 y 16 horas, dependiendo de la región y la distancia hacia los aeropuertos principales como El Dorado o José María Córdova. Así lo precisó Carolina Pantoja, directora de economía y logística de Asocolflores, creadora del Plan Pétalo.

El proceso incluye el transporte en vehículos refrigerados que mantienen la flor a una temperatura entre 2 y 3 grados centígrados, inspección por parte del ICA, escaneo del 100 % de las cajas y su posterior paletización, de acuerdo con la configuración del avión. “Parte del reto es ser lo más rápidos y ágiles posible. Por eso, la coordinación y la anticipación son esenciales. En alianza con Enel, gestionamos que no haya cortes programados de energía en temporadas clave, lo que protege los cuartos fríos”, explicó Pantoja.

De bodega a avión: el corazón de la cadena fría (16–24 h)

Cortesía: Latam Airlines

En las bodegas de carga, las flores pasan por un proceso meticuloso de clasificación antes de ser embarcadas. Cada caja es abierta, verificada y organizada según la especie floral: rosas, claveles, crisantemos, entre otras. Esta organización no es aleatoria: se realiza con base en el tipo de flor, su resistencia al transporte, los requerimientos de temperatura y los tiempos de tránsito estimados. Se agrupan por lote y prioridad logística, lo que permite optimizar el proceso de carga y descarga en el avión.

En temporada alta, las terminales operan 24/7 y se lográ una optimización del tiempo logístico del 30 %, según reportes del sector. Colombia reafirma así su liderazgo como principal exportador de flores hacia Estados Unidos, con Avianca Cargo como operador principal en esta ruta. LATAM, por su parte, asumió cerca del 43 % del transporte aéreo durante la temporada, con 21 cargueros Boeing 767 dedicados a las rutas florales. Mientras tanto, FedEx movilizó 2,7 millones de libras de flores desde Colombia y Ecuador hacia Norteamérica, permitiendo entregas en menos de 72 horas.

Cruce internacional y aduanas (24–48 h)

Cortesía: Avianca Cargo 

Los cargueros aterrizan en los diferentes destinos, donde la agilidad en el desembarque es fundamental. El protocolo es preciso: los pallets se descargan, pasan por control fitosanitario por segunda vez y son distribuidos rápidamente para evitar cualquier quiebre de cadena fría. El 99 % de las direcciones en EE. UU. y Canadá están cubiertas por FedEx. Mientras tanto, LATAM coordina la redistribución en centros logísticos regionales.

Ralph Cutié, CEO del Aeropuerto Internacional de Miami (MIA), afirmó que “gracias a socios como Avianca, Miami recibe más de 1.000 toneladas diarias de flores previo al Día de la Madre.”

Última milla: del avión al florero (48–72 h)

Cortesía: Asocolflores

Camiones con remolques refrigerados parten hacia supermercados como Whole Foods, Kroger o Walmart, y a más de 12.000 floristerías en EE. UU. que dependen directamente de las flores colombianas. Además de Estados Unidos y Canadá, las flores llegan a más de 100 países en Europa, Asia y América Latina, entre ellos Reino Unido, Japón, Chile, Holanda, Emiratos Árabes y Corea del Sur. Colombia es reconocida como el segundo mayor exportador de flores del mundo, superada únicamente por los Países Bajos.

La certificación Florverde Sustainable Flowers, con estándares sociales y ambientales reconocidos a nivel global, ha ayudado a posicionar las flores colombianas en mercados internacionales exigentes. En 2024, las exportaciones por temporada madre representaron US$430 millones en ventas y más de 61.000 toneladas de flor fresca cortada.

Una logística contrarreloj

Cortesía: Avianca Cargo

En tres días, una flor puede cruzar 3.000 km y pasar por más de 30 manos especializadas. Lo que viaja no es solo un producto: es el reflejo de una cadena que une a floricultores, técnicos en frío, pilotos, operadores de carga y autoridades. En 2024, la floricultura colombiana exportó más de US$2.358 millones, aportando el 15 % del PIB agropecuario nacional y generando cerca de 200.000 empleos.

“El éxito del modelo colombiano está en la articulación público-privada. Desde Asocolflores convocamos a todos los actores para anticiparnos a cualquier novedad logística. Esa capacidad de reacción es lo que nos ha permitido consolidar una operación ejemplar”, concluyó Augusto Solano, presidente de Asocolflores.

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