Incluso los principales competidores de Frisby se han sumado con mensajes que rechazan el uso de la marca por parte de la compañía española y apoyan el trabajo que la marca colombiana ha hecho por 45 años.

La disputa legal que atraviesa la empresa colombiana Frisby S.A. BIC por la posible suplantación de su marca en Europa, con la marca registrada Frisby España SL, dio un giro este lunes cuando la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) resolvió el proceso a favor de la compañía española.

Como resultado, Frisby España SL se posiciona como el único proyecto registrado, operativo y legalmente autorizado para representar y desarrollar la marca Frisby en ese continente, con plena titularidad vigente ante la EUIPO.

Tras la noticia, marcas con presencia en Colombia han manifestado su solidaridad a la empresa de Pereira que por 45 años ha construido una relación cercana con los consumidores y hoy se posiciona como líder en el segmento de pollo frito en el país. KFC, su principal competidor, publicó mensajes de apoyo a través de sus redes sociales: “Con lo original no se juega. Estamos con ustedes”.

Allí, además, utilizó el famoso color amarillo de Frisby para resaltar la letra F en su propio logo. “Porque lo auténtico no se copia, se respeta”, se lee en la descripción de la publicación.

Buffalo Wings, otro de sus competidores, también manifestó su apoyo: “Aquí solo original. Las copias, que hagan fila”, se lee en el mensaje de la pieza. La frase está acompañada por una imagen en la que aparecen el famoso pollo de Frisby y la mascota de Buffalo Wings dándose un abrazo. “Apoyamos al original. Las copias no son bienvenidas”, complementa la descripción de la publicación.

Junto a ellas, marcas de otros sectores también se han sumado a esta ola de mensajes que ratifican la importancia de Frisby dentro del mercado nacional. Carulla, Éxito, Crepes & Waffles, la Federación Nacional de Cafeteros, Miniso, Alpina, Discos Fuentes, Ruby Rose, son algunas de ellas.

La conversación, desde el punto de vista del mercadeo, ha girado hacia la importancia no solo de construir marcas famosas, sino marcas que crean un vínculo emocional con sus clientes, tienen identidad y han construido su historia alrededor de la cultura local. “Hay momentos donde el marketing no se trata de vender, se trata de proteger lo que representa una marca para su gente”, indicaron desde Copu Media, medio de la industria publicitaria.

¿Qué caminos le quedan a Frisby?

Yuliana Salamanca, Socia de Propiedad Intelectual de Baker Mckenzie, explica que, tras la decisión de la EUIPO la compañía colombiana tiene caminos limitados. “La Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) muestra al menos cuatro registros de la marca Frisby entre 2020 y 2023. De confirmarse que estos registros no fueron solicitados por la compañía original —y no son parte de una estrategia conjunta o campaña internacional— estaríamos frente a un posible caso de usurpación marcaria”.

La abogada indica que Frisby S.A. BIC podría acogerse a figuras como la nulidad del registro por mala fe, alegar competencia desleal e incluso acudir a la protección de marcas notorias, siempre que logre demostrar su alto grado de reconocimiento y reputación internacional. Pero el tiempo corre en su contra. Mientras más se posponga la acción, más difícil será revertir los efectos de la usurpación.

“El derecho marcario internacional contempla herramientas para proteger marcas notorias, incluso cuando no han sido registradas localmente. Es fundamental que nuestras empresas comprendan la importancia de registrar sus marcas en jurisdicciones clave y que actúen con rapidez frente a estas apropiaciones indebidas. Este caso debería ser una llamada de atención para todas las marcas latinoamericanas con potencial de expansión global”, indica.

En el peor de los escenarios —perder la disputa legal— la marca se vería obligada a coexistir con una versión española de Frisby, generando confusión entre consumidores y daño reputacional. Para mitigar ese impacto, la empresa tendría que desplegar una estrategia contundente de comunicación aclarando que no existe vínculo alguno entre ambas entidades. Asimismo, investigar el origen del registro podría revelar prácticas de mala fe que ameriten otras acciones legales.

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