Descubre Puerto Rico y Travel + Leisure en Español convirtieron un rooftop de Bogotá en una celebración caribeña cargada de música, gastronomía y cultura auténtica de la Isla.

El piso 15 del rooftop Astoria, en pleno corazón de la vibrante zona rosa de Bogotá en la calle 85, se transformó en un rincón del Caribe. Allí, con la ciudad a sus pies y el cielo capitalino como techo, se vivió una noche distinta: una velada en la que Puerto Rico cruzó el mar y aterrizó con toda su energía, sabor y herencia cultural en Colombia.

Más de 160 personas, entre empresarios del sector turístico, influencers, periodistas, actores y líderes de opinión, asistieron a un evento de nivel internacional, organizado por Descubre Puerto Rico y Travel + Leisure en Español. El objetivo principal fue celebrar la cultura Boricua, su icónica música y su reconocida gastronomía puertorriqueña, reforzando los lazos históricos que unen a Puerto Rico y Colombia.

Desde la entrada, el ambiente anunciaba lo que estaba por venir. Música puertorriqueña, decoración tropical, aromas inconfundibles y una copa de un coctel de autor “Rumba de Ron” de Puerto Rico, creado para la velada e inspirado en la piña colada, daban la bienvenida a los asistentes. El rooftop se transformó en un auténtico escenario inmersivo del Caribe. El evento no solo fue un despliegue logístico impecable, sino una experiencia cuidadosamente curada que combinó arte, historia, gastronomía y alegría.

La noche comenzó con las palabras de Luis Meyer, director editorial de Travel + Leisure en Español. “Es un verdadero honor recibirlos esta noche en este evento especial junto a Descubre Puerto Rico. No solo celebramos un destino excepcional, sino también los lazos culturales que históricamente nos unen. Compartimos mucho más que el idioma, nos une el ritmo, el sabor y la pasión por la vida”, dijo, antes de invitar a todos a disfrutar de la música, la gastronomía y las sorpresas preparadas.

Una noche de bomba, tradición y sabor

Las sorpresas no tardaron en llegar. La folclorista Sheila Osorio, reconocida por el Smithsonian y directora del Taller de bomba N’Zambi en Loíza, ofreció una clase magistral de bomba puertorriqueña, una de las expresiones más antiguas y profundas de la cultura Afroboricua. Junto a los tamboreros Edgardo Lacen y Johansen Cosme, descendientes de la icónica familia Ayala, pilares de la preservación cultural en Puerto Rico, crearon un batey en pleno Bogotá, un lugar donde toma vida el baile tradicional, y el espacio en el que los asistentes no solo aprendieron sobre la bomba, sino que se sumaron al ritmo con entusiasmo, moviéndose al compás del tambor.

Fue un momento vibrante, cargado de identidad y emoción, que dejó claro que la cultura Boricua no es solo para observar, sino para vivir. Desde los más conocedores hasta los curiosos, todos se dejaron llevar por el espíritu colectivo del ritmo ancestral.

Puerto Rico se saborea

La experiencia continuó con una verdadera fiesta para el paladar. El encargado de la propuesta gastronómica fue el chef puertorriqueño Josiah Hernández, fundador del restaurante sostenible Chef’s Garden, reconocido como uno de los más innovadores del Caribe. Con una cocina en vivo, Hernández presentó un menú de sabores ancestrales y caribeños, ceviche tropical, mofongo de plátano, lechón crujiente, tostones dorados y cócteles con ron Bacardí, ícono de la coctelería caribeña. Cada bocado fue una historia. Cada plato, un relato sobre territorio, sostenibilidad y memoria culinaria.

Hernández no es solo un chef, sino un activista gastronómico. Cofundador de la fundación Siembra Vida, trabaja por empoderar comunidades vulnerables en Puerto Rico, Colombia y Nicaragua, promoviendo proyectos ‘de la huerta a la mesa’. Su enfoque en la gastronomía sostenible le ha valido múltiples reconocimientos, en 2024, recibió el premio al mejor restaurante sostenible de la Academia Iberoamericana de Gastronomía; su restaurante también fue el primero en el Caribe en recibir certificación sostenible de la Fundación de Restaurantes Sostenibles (FRS) de Barcelona, y actualmente ostenta tres estrellas de excelencia otorgadas por la Sustainable Restaurant Association de Londres. Con una formación en Ingeniería (Virginia Tech), una maestría en Economía Agrícola (Universidad de Puerto Rico) y otra en Gastronomía Sostenible (Barcelona Culinary Hub), Hernández representa una nueva generación de chefs que combinan ciencia, conciencia y pasión.

Conectando culturas a través del turismo

Durante la noche, también intervinieron Glorianna Yamin, vicepresidenta de mercado de Descubre Puerto Rico, y Davelyn Tardi, directora de Relaciones Públicas de Descubre Puerto Rico, una ponceña orgullosa de su origen que recuerda que Ponce es el hogar de las icónicas máscaras de vejigantes, usadas en los carnavales y que espantan las malas energías, y de bandas fundamentales del éxito de la salsa en el mundo. Ambas compartieron un mensaje claro: Puerto Rico está más cerca de Colombia de lo que creemos. Con vuelos directos desde Bogotá y Medellín a San Juan, y una oferta turística que va desde playas paradisíacas hasta experiencias culturales profundas en las montañas, la Isla invita a los colombianos a vivir como Boricuas, aunque sea por unos días.

Los discursos de Madelaine Vázquez y César Cordero Krüger, directora ejecutiva y presidente de la Academia Puertorriqueña de Gastronomía (APUGA), reforzaron esa conexión. Ambos destacaron las similitudes entre las cocinas de ambos países, los ingredientes compartidos, y el potencial de construir una narrativa culinaria común basada en el respeto por la tradición y la búsqueda de sostenibilidad.

Una fiesta que construyó un puente emociona

La música en vivo, con una potente orquesta de salsa que interactuó con los asistentes en cada canción, acompañó toda la velada, y no hubo un solo instante en que el rooftop no vibrara con la energía de Puerto Rico. Bailes espontáneos, conversaciones entre nuevos aliados del turismo y brindis con ron de la Isla marcaron el cierre perfecto para una noche que, más que promocionar un destino, creó un puente emocional entre dos culturas profundamente conectadas.

Bogotá se convirtió en Puerto Rico por una noche, y durante esas horas de fiesta, cultura y sabor, los asistentes no solo conocieron la Isla, la sintieron, la bailaron, la saborearon y supieron lo que es ser Boricua. Fue una celebración que confirmó que los viajes más memorables empiezan con una conexión genuina.

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