Hoy el grupo empresarial The Hacienda factura millones y exporta el 'perreo' desde Medellín a Miami, Madrid y Dubái. En Bogotá, abrirán pronto una nueva sede de la discoteca Sci.
En la Medellín de hace una década, cuando el reguetón todavía era mirado con recelo en las discotecas más populares de la ciudad, un grupo de jóvenes emprendedores decidió hacerle un espacio propio. Los festivales de música indie y electrónica dominaban la escena, ellos querían bailar otra cosa.
“Surgió como una productora de eventos, con la idea de realizar eventos de reggaetón en un momento en que la escena del entretenimiento en Medellín estaba focalizada en música electrónica y música popular”, recuerda Samuel Granados, economista de formación y hoy gerente del grupo empresarial The Hacienda, en una entrevista con Forbes.
Junto a Alejandro Cardona y Manuel Buitrago, sus socios, empezaron organizando fiestas itinerantes con el nombre de Barro Fino. La respuesta del público fue contundente: había hambre de ‘perreo’.
Lo que empezó como una serie de ocho fiestas esporádicas terminó siendo el origen de Perro Negro, una discoteca con vocación de culto que nació en Provenza, antes de que esa zona se convirtiera en el epicentro turístico que es hoy.
“En esa época primaba el Parque Lleras. Provenza tenía tres o cuatro lugares; existía ahí un bar de salsa. Provenza en ese momento no era peatonal ni estaba enfocada al entretenimiento”, comenta Granados. “Perro Negro en Medellín es un lugar pequeño y oscuro, con una lógica underground, casi como un lugar incógnito”.
La discoteca no tardó en ganar adeptos. Entre luces tenues, neones y sudor, se gestó una comunidad. El momento cultural también jugaba a su favor: Medellín se consolidaba como una capital mundial del reguetón, con artistas como Maluma, Karol G, J Balvin y Feid ganando terreno global.
“El posicionamiento que Medellín se ha ganado como una de las capitales del reggaetón en el mundo coincidió con el nacimiento de los artistas y con la consolidación de un entorno cultural alrededor del entretenimiento”, dijo Granados.

Pero la verdadera explosión vino años después, cuando dos superestrellas del género, Bad Bunny y Feid, lanzaron en noviembre de 2023 una canción que daría un giro a la historia de este pequeño club.
“Vi que te dejaste de tu novio, baby, me alegro. Vamo’ a celebrarlo en Perro Negro”, canta Bad Bunny en el tema Perro Negro, una colaboración con el colombiano Feid. En esa línea, el club pasó de ser una joya local a un fenómeno mundial.
“El impacto de la canción ha sido gigante. Para entenderlo bien, es importante conocer el contexto y cómo fue ese proceso. Es un fruto del trabajo que llevábamos haciendo”, explica Granados.
Coincidencias o no, el lanzamiento de la canción se dio justo cuando abrían su primer local internacional en Miami.
Lo que siguió fue un fenómeno cultural. “La mayoría de exponentes del género pasaron por Perro Negro. Cuando Bad Bunny y Feid se unen para contar lo que les gusta de Medellín, narran experiencias vividas en Perro Negro”, dice.
Para The Hacienda, la canción no solo fue un espaldarazo genuino; fue una validación de su apuesta.
“La música y el reggaetón rompen fronteras de territorio, lenguaje y culturas. Eso hizo que personas en Tokio, Australia y otros lugares nos conocieran”, cuenta Granados. De repente, estaban en el radar de medios, promotores, marcas de ropa y ciudades del mundo entero.
Esa exposición sirvió de plataforma para la expansión. Hoy, The Hacienda opera en Colombia, Estados Unidos y España, con cerca de 600 empleados y una facturación mensual de US$3 millones.
Además del club insignia, manejan marcas como Mamba Negra, un restaurante-bar; SCI, una discoteca versátil que mezcla electrónica y reguetón; La Pizza Baby, una pizzería high-end; El Bosque Rosado, un restaurante que quieren convertir en un nuevo distrito de entretenimiento en Medellín; y Chromatic, un concepto más abierto al entretenimiento urbano. También han lanzado Perro Negro Experience, un formato itinerante que ha recorrido ciudades como Nueva York, San Juan, Madrid, Ciudad de México y hasta Dubái.
Granados insiste en que el éxito se debe a la fidelidad con la esencia de la marca, incluso cuando se trata de expandirse a contextos completamente distintos.
“Lo más importante cuando uno migra es darse cuenta de los principios que no pueden fallar al hacer expansiones de marca: hay que ser fiel a ellos. A medida que vas posicionando tu marca en otros lugares, debes mantener la esencia, aunque ciertas cosas se adapten a las culturas locales”, recalca.
En Miami y Madrid, los locales ya no son pequeños sótanos escondidos, sino discotecas con capacidad para 400 personas en ubicaciones estratégicas. Pero, a pesar del tamaño, la lógica sigue siendo la misma.
“Es clave contar con personas que conozcan y vibren con el proyecto, que hagan todo el engranaje operativo para que realmente esos principios se ejecuten”, reitera.
A los creadores de este grupo empresarial los orienta una visión de largo plazo en una industria que tiende al cortoplacismo.
“Esta es una industria que suele pensar a corto plazo, pero poder romper esos paradigmas y posicionar marcas de talla mundial requiere inversiones a largo plazo”, asegura Granados. Por eso, reinvierten todo lo que ganan en fortalecer la marca. Tienen en marcha una línea de merchandising, un proyecto musical con un sello discográfico, y nuevas sedes, como la de Sci que abrirán pronto en Bogotá, en la zona de la 85.
Todo esto empezó en una ciudad donde el reguetón era marginal y donde los clubes que lo ponían eran vistos con desdén. Pero, con visión, terquedad y un oído afinado para el beat del barrio, The Hacienda convirtió una fiesta subterránea en un fenómeno global.
“Desde el inicio, nuestra misión ha sido enfocarnos en la marca y tener claro hacia dónde vamos. Para nosotros, lo más importante es el valor de las marcas, y eso implica hacer muchas renuncias”, concluyó Granados.