La presidenta de Win Sports cerró el Foro Forbes Mujeres Poderosas 2025 con un llamado a reconocer el deporte como motor de desarrollo social y económico en Colombia.

Durante años, Andrea Guerrero fue una de las caras más reconocibles del periodismo deportivo colombiano. Cubrió mundiales, condujo noticieros y comentó partidos con la seguridad de quien domina su oficio.

Pero este año, sentada en el escenario del Foro Forbes Mujeres Poderosas 2025, habló no como cronista sino como protagonista: la presidenta de Win Sports, una mujer en control del negocio, de su voz y de su narrativa.

En una conversación íntima y encendida titulada “Jugar en grandes ligas”, Guerrero confesó haber sentido el síndrome del impostor cuando asumió su nuevo rol. “Fue la primera vez que lo sentí en mi vida”, dijo. “No por falta de preparación, sino por la carga simbólica que implica justificar por qué una mujer está donde está”. Lo que siguió fue un testimonio de vulnerabilidad, estrategia y propósito, que cerró el foro con una ovación.

Guerrero relató que un año atrás, cuando fue anunciada como presidenta de Win Sports, marcó un quiebre en su vida profesional. Pasó de estar frente a las cámaras a liderar una compañía que factura más de $300.000 millones al año, maneja una operación de más de 500 empleados y canaliza el 60% de sus ingresos a los clubes del fútbol colombiano. “Ese día no me pregunté si estaba preparada. Me dije: estoy lista para asumirlo”, afirmó.

Andrea Guerrero, presidente de Win Sports, dialogó con José Caparroso, editor general de Forbes Colombia. Foto: Diana Rey Melo / Forbes.

Esa frase, repetida con convicción, se convirtió en uno de los mantras más poderosos de la jornada. Para Guerrero, asumir el liderazgo no implica la perfección, sino la disposición a escuchar, a construir equipo y a liderar desde la pregunta, una habilidad que, dice, aprendió del periodismo.

Una de las motivaciones que la llevó a cruzar al otro lado del negocio fue su deseo de dejar de narrar lo que pasa en el deporte y empezar a transformarlo. “Yo no quería quedarme contando la historia. Quería sentarme en la mesa donde se toman las decisiones”, explicó.

Esa mesa la encontró en Win Sports, una compañía que hoy tiene más de un millón de suscriptores y una plataforma OTT en crecimiento. “Win no es solo fútbol. Es un ecosistema en expansión que invierte en data, experiencia de usuario y creación de valor”, explicó. También aprovechó para agradecer a quienes pagan por el contenido y no apoyan la piratería: “Indirectamente, están fortaleciendo los equipos y una economía que necesita transformarse”.

Lejos del modelo vertical de mando, Guerrero dijo ejercer un liderazgo que abraza la incertidumbre y promueve la confianza. “No me da vergüenza preguntar. Mostrar inseguridades fortalece la posición del líder”, afirmó. También enfatizó que en su equipo “la importancia no la define el cargo”, y que reducir las brechas entre jerarquías es clave para activar líneas de sucesión.

Consciente de que muchos de sus colegas fueron antes sus pares, Guerrero dijo que el respeto no se impone, se gana. “Estamos intentando tocar los vínculos, construir confianza y llegar a la verdad desde la conversación”.

Quizás el momento más contundente de su intervención llegó cuando vinculó el desarrollo deportivo con el desarrollo del país. “No existen políticas públicas robustas alrededor del deporte. Y sin embargo, exigimos resultados a los deportistas sin acompañar sus procesos”, denunció.

Citó cifras: el deporte aporta solo el 0,25% del PIB y aun así se recorta en el presupuesto nacional. “El deporte es educación en tiempo libre, salud mental, prevención del embarazo adolescente y combate contra la delincuencia. ¿Qué más necesitamos para priorizarlo?”

También cuestionó la narrativa que responsabiliza a los atletas pero exime a los líderes políticos. “Les exigimos más a los deportistas que a los políticos. Eso tiene que cambiar”, dijo ante un auditorio que estalló en aplausos.

Al final del panel, le preguntamos cuál ha sido su mayor lección en las grandes ligas. Su respuesta, una mezcla de experiencia y coraje, tocó a muchas de las mujeres presentes.

“A las nuevas generaciones les agradezco haberme permitido ser una líder vulnerable”, dijo. “No tengo que estar perfecta. No tengo que tener todas las respuestas. Y no tengo que justificar más por qué estoy aquí. Estoy aquí porque estoy lista. El tiempo de la mujer no es mañana. Es hoy”.