En entrevista con Forbes, el argentino Nicolás Szekasy, el único inversionista en la Midas List 2025 de Forbes que reside en América Latina, expuso su foco estos momentos: startups con ADN de inteligencia artificial y soluciones a problemas estructurales de la región.

A simple vista, el argentino Nicolás Szekasy parece un inversor más en la lista Midas de Forbes 2025, esa que en 2025 volvió a ponerlo junto a gigantes como Alfred Lin, Peter Thiel y Reid Hoffman.

Pero el caso de Szekasy tiene un matiz singular: es el único de los dos latinoamericanos en la Midas List que sigue viviendo y operando en América Latina. El otro es el venezolano Micky Malka, fundador de Ribbit Capital, radicado en California. Ambos han logrado mantenerse cinco años consecutivos en el ranking, un logro notable si se considera que, desde su creación en 2001, ningún otro latinoamericano había figurado en la lista.

“Siempre es un honor”, dice en entrevista con Forbes Szekasy, quien reside en Punta del Este (Uruguay) y es cofundador y socio director de Kaszek, la mayor firma latinoamericana de venture capital, con más de US$4.000 millones bajo gestión y más de 120 startups en su portafolio.

Para entender su permanencia en la élite global del capital de riesgo hay que retroceder dos décadas, cuando fue CFO de MercadoLibre y lideró la salida a bolsa de la que se convertiría en la mayor compañía tecnológica de la región. Pero es en 2011, con la creación de Kaszek junto a Hernán Kazah, cuando Szekasy comenzó a construir una maquinaria que ha financiado desde los primeros días a empresas como Nubank, QuintoAndar y Creditas.

Hernán Kazah y Nicolás Szekasy, cofundadores de Kaszek. Foto: Kaszek

“Cuando levantamos nuestro primer fondo de US$100 millones, el total invertido por venture capital en América Latina era tal vez US$200 millones. Hoy estamos en US$4.000 o US$5.000 millones anuales”, dice.

Esa evolución, advierte, ha sido constante salvo por el “outlier” de 2021, cuando hubo exceso de capital. “El ecosistema está cada vez más profundo en todo sentido”, recalca.

Pero no todos los inversionistas han permanecido. “Lo que vimos en 2021 fueron los famosos inversores turistas, que se entusiasman en momentos de euforia y luego se van. Los que sí entienden saben que hay un cambio tecnológico global que incluye fuertemente a América Latina”, declara.

Ese entendimiento parte, según Szekasy, de una premisa: América Latina tiene necesidades estructurales insatisfechas que permiten que una fintech como Nubank, en la que él fue uno de los primeros inversionistas, tenga más de 118 millones de clientes. “En EE.UU. todo el mundo tiene una cuenta bancaria y acceso al crédito. Acá todavía no. Por eso la tecnología puede generar aún más impacto que allá”, explica.

Para este inversionista, ver a Mercado Libre (con Mercado Pago) y a Nubank, dos gigantes que ha acompañado de cerca, competir en los mismos mercados no representa un dilema, sino una señal del tamaño de la oportunidad en América Latina.

“El mercado es infinito”, afirma, recalcando que ambas compañías nacieron desafiando a los bancos tradicionales en Brasil, México, Argentina y Colombia, y aún tienen mucho por construir, sobre todo en inclusión financiera.

“Las tasas de acceso al crédito siguen siendo tristemente bajas en la región”, dice. En su visión, hay espacio de sobra para que ambas crezcan, y cualquier cruce competitivo es mínimo frente al terreno que aún está por conquistarse. “Es como preguntarte a cuál de tus hijos querés más. No, a todos por igual”, sentencia.

Nicolás Szekasy fue uno de los primeros creyentes en Nubank, que hasta ahora es la inversión más exitosa de Kaszek en su historia. Foto: Archivo.

Hoy, la nueva ola viene marcada por la inteligencia artificial. “Prácticamente todas las compañías emergentes son AI first”, dice.

Y se muestra tajante frente a las que no se adapten: “Estamos viviendo un cambio de paradigma. Es posiblemente más impactante que lo que pasó hace 25 años con internet. Quien no nazca con ADN de inteligencia artificial o no logre insertarlo, la va a pasar mal”.

Entre las startups que hoy siguen su tesis destaca a Pomelo, Zeppelin y Tapi, en el campo de infraestructura financiera, además de Tiendanube, Welthub, Creditas y QuintoAndar, que ya estarían preparadas para debutar en bolsa “cuando los mercados estén abiertos”.

Sobre el boom de compañías que se presentan como de inteligencia artificial sin serlo realmente, Szekasy advierte que una verdadera empresa nativa de IA no solo vende tecnología, la vive.

“Hay equipos que hacen con tres personas lo que antes requería veinte. Operan atención al cliente, ventas y reporting con herramientas de IA. Respiran internamente lo que predican externamente”, expresa.

Esa atención al detalle forma parte de lo que él llama el “ADN emprendedor” de Kaszek.

“Desde el inicio nos enfocamos en tener una visión clara y en ejecutar. Hemos construido internamente áreas que ayudan a las startups: un equipo de growth hacking que hoy está 100% enfocado en IA, y otro de talento que los ayuda a reclutar”, comenta.

Esa cercanía, afirma, hace que muchos emprendedores prefieran trabajar con ellos aún si reciben term sheets más atractivos de otros fondos. “Invertimos en una de cada 200 compañías que consideramos”, enfatiza.

Szekasy insiste en que el rol del fondo no es controlar. “La compañía es de los fundadores. Nosotros estamos en el asiento del acompañante. Cuando no estamos de acuerdo, lo decimos con claridad, pero si el fundador decide ir por ese camino, nos comprometemos”, sostiene.

Frente a las críticas al valor que aportan las firmas de venture capital, Szekasy responde con trabajo: “Estamos disponibles 24/7. Traemos aprendizajes que les ahorran a los equipos tiempo y dinero. No necesitan reinventar la rueda. Y cuando hay decisiones complejas, ahí aportamos nuestra experiencia”, reitera.

Parte del secreto, asegura, es el trabajo en equipo. “Si yo estoy en el board, soy la cara visible, pero la compañía tiene acceso a toda Kaszek. Si alguien del equipo tiene más experiencia en un tema específico, estará disponible”.

A pesar de tener uno de los fondos más grandes de la región, Szekasy defiende el ritmo pausado de inversión, porque pueden pasar meses antes de participar de una nueva ronda.

“No tenemos una regla de invertir en tantas compañías por mes. Solo invertimos cuando nos enamoramos de una empresa. A veces un semestre es más quieto, y el siguiente más movido. Pero si lo mirás en diez años, el ritmo ha sido constante”, expone.

Esa apuesta le permite balancear su tiempo entre nuevas inversiones y el acompañamiento de las startups en las que ya están. “Paso muchas horas estudiando nuevas compañías, pero también acompañando a las del portafolio. Algunas están desde el fondo uno, otras son nuevas. Todo se reparte entre esas dos actividades”, dice.

En lo personal, la inversión que más lo ha desafiado es Mombak, una startup brasileña de climate tech que reforesta el Amazonas para desarrollar créditos de carbono. “Fue un mundo completamente nuevo para mí. Me obligó a aprender todo desde cero”, confiesa.

Para alguien que ayudó a construir el primer gran unicornio latinoamericano y hoy sigue respaldando a la nueva generación de fundadores, Szekasy tiene clara la razón por la que sigue vigente.

“Tenemos hambre”; dice. “Y seguimos trabajando 24/7 al servicio de nuestros clientes, que son los fundadores”.

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