Inter Rapidísimo estrena una producción que entrelaza realismo mágico y memoria familiar, en una narración audiovisual que resalta el poder de contar historias con identidad y propósito.
Hay historias que no se explican. Se sienten, se viven, se recuerdan. Y cuando una historia logra hacer todo eso al mismo tiempo, es porque detrás hubo algo más que producción, hubo alma, hubo verdad, hubo magia.
Eso es lo que ha vuelto a lograr Inter Rapidísimo con su más reciente pieza audiovisual. Una historia potente, cuidada hasta el último detalle, que ya está tocando fibras y despertando conversación en redes sociales.
La protagonista de esta entrega es un rostro familiar: la maga colombiana que conmovió al mundo atendiendo con trucos de magia a personas sin hogar en Estados Unidos. Hoy, vuelve a escena para revelar un capítulo aún más íntimo y poderoso de su historia, aquel que rinde homenaje al primer mago de su vida.
La producción, grabada en los paisajes únicos de Nueva Venecia, Magdalena, combina realismo mágico con emoción pura, en una narrativa que se despliega como un acto de ilusionismo: sin advertencias, solo con la promesa —cumplida— de hacer sentir.
Inter Rapidísimo lo hace de nuevo. Con una factura de producción impecable, un elenco comprometido y una dirección narrativa que ya se ha vuelto sello de la casa, la marca vuelve a demostrar que no solo entrega envíos: entrega historias. Historias que conectan con lo más profundo, que nos invitan a mirar distinto a quienes nos criaron, a quienes parecían hacer magia cada día para sacarnos adelante.
La historia completa pueden verla en sus redes oficiales.