Con una inversión de US$35 millones, Wake BioHotel busca posicionar a Medellín como epicentro del turismo de bienestar en América Latina.
Medellín ha sido la sorpresa turística de Colombia en los últimos años. Según datos de Migración Colombia, la ciudad está recibiendo cerca de 1.3 millones de turistas internacionales anualmente. Siguiendo esa curva, un grupo de emprendedores locales está apostando por algo más que camas y habitaciones bien decoradas.
David Luján, Juan José Aramburo, Paulina Villa, Yhon Edison Mendoza y Darío Aramburo, cofundadores de Drim y Stay Group, están detrás de un proyecto de lujo que busca mostrar una cara diferente del turismo en Medellín, desde el bienestar profundo, la ciencia y la búsqueda de la longevidad. Su proyecto más reciente, Wake BioHotel, abrirá sus puertas en agosto con una inversión de US$35 millones y promete entregar una propuesta novedosa en la industria hotelera del país.
“Wake BioHotel tiene un eslogan que para nosotros es muy importante, es Wellness meets Science -el bienestar se encuentra con la ciencia-”, explica en entrevista con Forbes Luján, director general de Drim y Stay Group. “El bienestar como se ve hoy en tendencias mundiales es desde la longevidad, desde el biohacking, desde la ciencia apoyando cómo vivir más y mejor”.

El nuevo hotel, en construcción en el sector El Tesoro, uno de los más exclusivos del barrio El Poblado, tendrá 109 habitaciones, 40 residencias de lujo y espacios diseñados con una precisión casi quirúrgica para maximizar el bienestar. Desde colchones inteligentes hasta sistemas de filtración de agua en cada habitación, pasando por menús diseñados científicamente en su restaurante Silo, el enfoque es claro: atraer a un viajero que no solo busca descansar, sino optimizar su calidad de vida.
A diferencia de muchos desarrollos inmobiliarios que dependen del apalancamiento financiero, Drim y Stay Group han financiado sus proyectos con capital 100% equity, respaldado por inversionistas que apuestan nuevamente tras experiencias exitosas.
“Tenemos una tasa de repetición que se puede parecer al 70%. O sea, el que ha invertido con nosotros vuelve a invertir con nosotros”, dice Aramburo. “No nos gustan los modelos apalancados porque es muy difícil controlar el IBR cuando son cosas que se nos salen de las manos”.
Parte del modelo ha sido estructurar fideicomisos con family offices y compradores internacionales que no buscan segundas residencias para uso personal, sino rentabilidad. En el caso de Wake BioHotel, “el 98% de nuestros compradores son compradores rentistas de capital”, afirma Luján.
Sin embargo, los propietarios pueden utilizar sus apartamentos de manera ocasional, siempre bajo operación común para garantizar una experiencia uniforme para todos los huéspedes.
Lo que diferencia a Wake BioHotel de otras ofertas es su apuesta radical por un bienestar basado en ciencia y tecnología. Uno de los grandes diferenciadores será Sastra, el primer Longevity Club del país. “Es un sitio donde cualquier persona puede ir a estudiar sus biomarcadores y nuestro personal médico puede recomendarle tratamientos específicos, bio-individualizados”, señala Luján.
El club contará con cámaras hiperbáricas, saunas infrarrojos, terapias intravenosas y espacios de choque térmico, además de guías nutricionales integradas al menú de su restaurante. “Tú vas a poder ir a Silo a comerte un plato solamente especializado en détox, o en desinflamación, o en mejoramiento cognitivo”, agrega.
La experiencia también llega a los detalles más sutiles: obras de arte inspiradas en la biodiversidad colombiana, productos de cuidado personal naturales y sistemas para hacer grounding y reducir la exposición a frecuencias electromagnéticas dentro de las habitaciones. Todo está pensado para un solo objetivo: prolongar y mejorar la vida de sus huéspedes.
El equipo detrás de Drim y Stay Group está convencido de que Medellín puede convertirse en una capital del turismo de bienestar de América Latina. “Nosotros nos hemos vuelto, más o menos, activistas del buen turismo”, comenta Aramburo. Parte de esa postura incluye políticas como tolerancia cero con visitantes no registrados y una curaduría del tipo de huésped que buscan atraer: personas educadas, conscientes, que valoren la cultura y el entorno.
“Queremos el buen turismo, queremos ayudar a la ciudad y al país a evolucionar”, afirma Aramburo. De hecho, estima que un tercio de los visitantes que lleguen al Wake BioHotel lo harán por razones médicas, dada su cercanía con el centro médico de El Tesoro, donde operan 22 quirófanos, más de 350 consultorios privados y clínicas como BioXcellerator, especializada en terapias de células madre.
Wake BioHotel forma parte de una apuesta más amplia. Con tres propiedades bajo la marca Wake (Wake Living, Wake BioHotel y Wake Medellín, que abrirá en 2026), Drim y Stay Group habrán invertido cerca de US$100 millones en su ecosistema de hospitalidad. Ya han creado más de 1.600 empleos directos y esperan recibir 50.000 visitantes al año solo en el nuevo hotel.
En total, prevén operar cerca de 500 llaves en Medellín, lo que los convertiría en el operador independiente más grande de la ciudad.
“Vamos a poder tener un gran impacto en generar un turismo de calidad”, dice Luján. Y ese impacto está pensado no solo para Medellín. “Colombia puede tomar ese protagonismo como capital del bienestar en nuestro hemisferio”, concluye.