El primer ministro israelí creía que mantener vivo a Hamás era la clave para evitar un Estado palestino. Tras los atentados, los israelíes se enfrentan a los fallos de ese plan.
La guerra estalló el 7 de octubre tras un masivo ataque de Hamás que incluyó el lanzamiento de cohetes y la infiltración simultánea de unos 3.000 milicianos que masacraron a unas 1.200 personas y secuestraron a otras 250 en poblaciones cercanas a Gaza.
Israel no plantea aún escenarios claros para 'el día después' en Gaza, mientras no parece que esté cerca de alcanzar su principal objetivo, desmantelar a Hamás de Gaza, donde sus milicias siguen atacando y haciendo emboscadas contra las tropas israelíes.
Israel abrió un nuevo cruce fronterizo, permitiendo que entre más ayuda humanitaria a Gaza. Pero organismos siguen advirtiendo que la ayuda es insuficiente, en medio de lo que la ONU llama una "catástrofe humanitaria".
El secretario general de la entidad aseguró, en una reunión de emergencia, que se han creado las condiciones para la propagación de enfermedades mortales, y que el sistema de salud en la franja ya colapsó.
La oficina de prensa de la agencia de la ONU para el Cambio Climático señaló que "la solicitud para esta acción fue aprobada y no fue rechazada anteriormente".
La expansión de los ataques israelíes en el sur de la Franja de Gaza está provocando cada vez más muertes entre la población civil, advierte Naciones Unidas.
Remitentes desconocidos utilizan mensajes de texto, WhatsApp y Facebook como armas para intentar acosar y manipular a familias de israelíes secuestrados por Hamás el 7 de octubre.