Un joven antioqueño se propuso una tarea que parecía imposible: traer la paz cambiando un cultivo ilegal por otro que hace las delicias del mundo.
EFE.- Frenar la violencia empujó a Elmer Zapata Rojas, un técnico en producción agropecuaria de 27 años para emprender una cruzada cambiando cultivos de coca por granos de cacao. Su idea es dejar de ponerle víctimas al conflicto colombiano.
“El cacao no tiene ningún enemigo”, dijo Zapata a la agencia EFE para ilustrar el discurso que utiliza con campesinos en Valdivia, municipio de Antioquia que se mueve entre la erradicación forzada y la sustitución voluntaria de cultivos ilícitos.
El joven lidera a 72 familias como presidente de la Asociación de Cacaoteros de Valdivia (Asocaval). Esta impulsa proyectos de transformación en una zona donde la cultura de la ilegalidad está muy arraigada.
Zapata, quien desarrolló habilidades gerenciales con estudios en la Corporación Interactuar, pone su historia como ejemplo ante los cultivadores para hablarles del cacao, producto que cambió su vida y ha exportado a España, Bélgica, Estados Unidos e Inglaterra.
Me salí a los 14 años del colegio para irme a sembrar coca.
Elmer Zapata Rojas
Historia y cambio
En 2009 llegó a Valdivia un programa de sustitución de cultivos ilícitos al que Zapata se acogió junto a 130 familias. “Habíamos sufrido mucho la violencia, no queríamos ponerle más víctimas al conflicto”, señaló.
Muchas familias desertaron pero los Zapata se mantienen firmes pese a las diferencias entre un cultivo y otro. Según explica el líder de Asocaval, los cultivos de coca producen cada dos meses.
“En todos lados hay peligro, se vive con zozobra”, apostilló al detallar que en ese mundo deben lidiar con los grupos armados que manejan el negocio, los ladrones y la fuerza pública, “otro enemigo del campesino que cultiva”, dijo.
El cacao es un cultivo de “ciclo largo”, en el que a los dos años los campesinos empiezan a ver los primeros frutos y el pico de producción lo tienen después de cinco años.
No se puede comparar en cuestión de ingresos económicos, pero sí con la tranquilidad
elmer zapata rojas
La asociación ha apoyado a los agricultores con semillas e insumos, además de darles acompañamiento técnico y dejarles plántulas injertadas en sus fincas. “Cambiarle la mentalidad a un cocalero no es fácil, pero ahí está el reto”, dijo Zapata.
Actualmente, Asocaval atiende más de 300 familias productoras de cacao en 27 veredas. Bajo la óptica del líder cacaotero, “el cacao significa oportunidad, progreso y futuro”.
El volumen comercializado por la asociación pasó de 40 toneladas en 2015, subió hasta 66 toneladas en 2018 y esperan cerrar este 2019 con 90 toneladas, según Zapata quien produce en su finca “Los Trozos”.
Empuje internacional
Recientemente lograron venderle a la empresa inglesa Willie’s Cacao, tras un recorrido por los cultivos de su propietario, Willie Harcourt-Cooze, reconocido por ser la estrella del documental “Willie Wonka’s Chocolate Factory”.
“Vendimos cuatro toneladas para Reino Unido al chocolatero Willie; nos estuvo visitando en la asociación, incluso estuvo en varios cultivos de nuestros productores”, contó el líder cacaotero.
Para Zapata, ese tipo de oportunidades “aumentan la credibilidad” en el proyecto, pues sus coterráneos “nunca imaginaron” que productos de Valdivia entrarían al mercado internacional.
Zapata indicó que para exportar fue fundamental unirse como gremio y por eso crearon la organización Chocolate Colombia con ocho asociaciones de Antioquia y Córdoba, en la región del Nudo de Paramillo, para que los productores manejen el negocio y estén en todo el ejercicio de la cadena.
“Hay que hacer un trabajo fuerte para educar al consumidor colombiano”, comentó el presidente de Asocaval, reciente ganador del premio Famiempresario del Año en la categoría de “Asociatividad” que otorga Interactuar.
La coordinadora de la metodología de desarrollo rural de Interactuar, Adriana Zapata, dijo a EFE que jóvenes como Zapata representan esa generación “agromillennial” que trae cambios con habilidades especiales.
“Con su nueva manera de ver las cosas están impactando el futuro de esas comunidades en municipios tan significativos para el posconflicto como lo es Valdivia”, afirmó.
En cuanto a las asociaciones, indicó que juegan un papel importante al convertirse en “portadoras de conocimiento, desarrollar formas de nuevo liderazgo, contribuir al desarrollo productivo y comercial, y construir equidad en los territorios”.