El promedio de informalidad laboral es cercano al 60% en el total nacional
Como cada año, inician las negociaciones en la mesa de concertación del salario mínimo que dirige el Ministerio de Trabajo. Aunque la norma establece que deben tenerse en cuenta la inflación más la productividad, cuyo cálculo ha sido negativo durante los últimos años según el Departamento Nacional de Planeación (DNP), el incremento salarial por lo menos en los dos últimos años fue superior a la inflación causada durante el año.
En el país también se estableció que el salario mínimo debía ser el mismo en todo el territorio nacional. Sin embargo, varios estudios han destacado cómo dicho límite de ingreso resulta estar por encima del ingreso medio en regiones como Chocó, mientras en ciudades como Bogotá o Barranquilla la relación es opuesta. Por esta razón, algunos sectores proponen que el salario mínimo sea diferencial por regiones, permitiendo que desaparezca dicha brecha.
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En ese sentido, una publicación académica del Banco de la República en 2017 calculó el efecto del salario mínimo del país y reveló que, pese a las diferencias regionales, en promedio este ingreso tiene un efecto sobre la tasa de informalidad laboral, que llegó a 47% en el trimestre junio-agosto de 2019, según el Dane, para las 13 principales ciudades, pero aumenta hasta cerca del 60% en el promedio nacional según Fedesarrollo.

La publicación del Emisor también destacó que “la productividad laboral también es heterogénea y esta característica es altamente persistente”, lo que sería una razón adicional para que el salario mínimo sea diferencial por regiones en el país, de modo que se reduzcan la informalidad y su efecto de largo plazo sobre el crecimiento de largo plazo del país.
Una de las entidades que apoya la propuesta del salario mínimo diferencial es Fedesarrollo. Su director ejecutivo, Luis Fernando Mejía, explicó que “hay departamentos como Antioquia, Caldas y Bogotá como Distrito Capital que tienen tasas de informalidad inferior a 45%, pero también se ven departamentos como Sucre o Norte de Santander donde la informalidad es superior al 65%”.
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Mejía agregó que en estas regiones de alta informalidad, se ve que la relación entre salario mínimo e ingreso medio, “el salario mínimo no es alto en Bogotá, ni en Medellín ni en Cali, porque son capitales de departamento con altos niveles de desarrollo económico y productividad, pero ese salario mínimo sí resulta relativamente alto en departamentos con productividad más baja como los ya mencionados”.
La propuesta de Fedesarrollo es reconocer la diferencia de productividad entre las regiones del país, tal como sucedía hasta hace cerca de 30 años, cuando el país tenía un salario mínimo para las zonas urbanas y otro para las rurales.
Para el economista Martín Jaramillo, es necesario en el país algún tipo de salario mínimo diferencial, ya que el salario mínimo solo ha demostrado efectos positivos sobre el mercado laboral cuando es inferior al salario medio, contrario a lo que ocurre en varias regiones del país.
Y aunque sea relativamente inferior, dicho salario diferenciado tendría que ser suficiente para compensar el costo de vida en cada región. Sin embargo, la propuesta ha generado ampolla en sectores como los sindicatos, que consideran que violan el derecho de igualdad laboral en el país.
Un salario muy alto o muy bajo
Cada año, en la mesa de concertación del salario mínimo, el Banco de la República participa con un vocero para hacer recomendaciones y que se tenga en cuenta el efecto del salario sobre la inflación, ya que de su incremento depende, por ejemplo, el aumento en los valores de arrendamiento para viviendas u oficinas y el incremento de varias multas por infracciones de todo tipo.
Durante la presentación del Informe de Política Monetaria del Emisor en los primeros días de noviembre, el gerente general destacó que el mercado laboral lleva cuatro años sin generar ni demanda ni oferta. Además, al preguntar a los empresarios por qué no están generando empleo, estos destacaron como razones principales la robotización y el alto salario mínimo, que en los últimos dos años ha aumentado cerca de dos puntos porcentuales por encima de la inflación.