Si bien se destaca que la economía alcanzó su mejor crecimiento en 15 trimestres y estaría cerca del potencial, preocupan algunos sectores, la creación de empleo y las bajas exportaciones.
El crecimiento del PIB de 3,3% para el tercer trimestre, con un acumulado para el año de 3,2%, deja un sabor agridulce para los analistas. Pues el comportamiento de construcción, manufacturas, exportaciones e incluso minería no es una buena noticia.
Por un lado, es destacable que el crecimiento del país en el tercer trimestre se acercara al potencial, calculado en entre 3,5% y 3,6%.
Para el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, “es un dato alineado con nuestras expectativas, sigue estando debajo de lo que quisiéramos, pero es necesario entender que, junto con el dato del segundo trimestre, es más que claro que la economía está superando choques anteriores y seguirá creciendo”.
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Para el ministro, que dos meses atrás le había asegurado al Congreso que la economía parecía crecer a un ritmo de 5,6%, el dato también refleja los efectos de la Ley de Financiamiento por lo que es necesario “continuar en esta senda de expansión con las medidas que presentamos en la Ley de Crecimiento”.
En ese sentido, se destaca que hay varios indicadores que demuestran finalmente una aceleración de la inversión en el país, que incluso se había contraído con la caída del precio del petróleo, lo que resulta ser una buena noticia para el crecimiento a largo plazo.
“Lo que vemos es que la inversión finalmente está reaccionando en parte ayudada por los beneficios de la Ley de Financiamiento, eso podría ayudar para que el crecimiento potencial crezca nuevamente y sea cercano a 4% pero necesitamos que esa dinámica continúe”, señala Daniel Escobar, jefe de análisis económico de Global Securities.
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Para el mercado, el dato general estuvo dentro de lo esperado. Las encuestas a los agentes daban un resultado de entre 3% y 3,5%, con Bloomberg acertando en el número exacto de 3,3%.

Pero este dato también revela el tamaño de la brecha del producto: 30 puntos básicos si se considera que el potencial de la economía es de 3,6%. Esta diferencia negativa podría ser una de las causas del desempleo, que se mantiene en dos cifras.
“Otra razón puede ser que los sectores que están creciendo son los que no son tan intensivos en mano de obra, mientras que los más intensivos como manufacturas y construcción están cayendo”, señala Sergio Peláez, profesor de la Universidad del Rosario.
Construcción sigue dormida
En el caso de la construcción, el director del Dane, Juan Daniel Oviedo, explica que el bajo crecimiento en el segmento de obras civiles fue consecuencia en parte de un efecto base, ya que en el tercer trimestre del año anterior este subsector se había acelerado en el tercer trimestre de 2018 tras conocerse los resultados de la elección presidencial.
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En el caso de las edificaciones, a los analistas les preocupa que tuvo una contracción incluso mayor a la de trimestres anteriores. Su contracción de 11% resultó anulando de cierto modo el resultado de las obras civiles y finalmente el sector en total se contrajo en 2,6%.
Los sectores que crecen no parecen aumentar el empleo
Otra de las advertencias es que los sectores que más crecen, como los servicios financieros o las telecomunicaciones y el comercio, no parecen necesitar tanta mano de obra como aquellos rezagados como manufacturas y construcción.
Por un lado, el sector de telecomunicaciones,comercio y restaurantes creció 5,9% impulsado por cambios en la dinámica de los hogares colombianos, que no compran tantos bienes durables o transables como la vivienda mientras que la devaluación impulsa el gasto en rubros como el entretenimiento e intangibles como el turismo.
Por el otro lado, el crecimiento del sector financiero llama la atención “y merece otros análisis porque sí se ha visto que el sector ha venido reduciendo las provisiones pero no se identifica que haya una contratación masiva en varias entidades del sector privado y más bien lo que se percibe son reducciones de personal para mejorar la eficiencia”, señala Escobar.
Cuidado con la cuenta corriente
El déficit de cuenta corriente vuelve a ser una preocupación con los resultados del crecimiento del PIB.
La razón, explica Peláez, es que ni las manufacturas ni las exportaciones despegan, tal como sucede en los demás países debido a las tensiones comerciales en el mundo, pese a que la devaluación debería generar algún impulso.
El problema es que mientras estos dos rubros crecen poco, la dinámica de las importaciones se ha acelerado y genera un desbalance comercial que llevaría a un déficit de cuenta corriente de 4,4% o 4,5%.
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“Esto hasta ahora se ha financiado con inversión extranjera directa pero eso le genera una vulnerabilidad muy grande a la economía, sobre todo en época de tensiones políticas porque en cualquier momento la inversión puede empezar a salir del país y generar una crisis de balanza de pagos que tendría altos costos sociales”, explica Peláez.
Otro alto flujo de divisas que entran al país es el de las remesas, lo que ayuda a impulsar el gasto de los hogares, una buena noticia para la demanda interna pero no tan buena para el balance importaciones versus exportaciones.
“Una de las razones es que el empleo en Estados Unidos está muy dinámico pero su economía se va a desacelerar, no sabemos cuándo, y los primeros empleos afectados son los de los latinos”, termina por advertir Peláez.