Para el autor, pese a que muchos creen que la felicidad se deriva de la estabilidad financiera, muchas veces esta premisa no se cumple.
Hoy en día es muy común oír las recomendaciones de todo el mundo acerca de que es necesario “perseguir nuestras pasiones” o “hacer lo que amamos”.
En realidad esta es una forma muy ambigua de tratar un problema real en la vida de cualquier persona, en especial de las recién graduadas, el de no saber cómo encontrar el balance entre hacer lo que nos gusta y lo que nos permite ganar dinero. No obstante empecemos por el principio:
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Qué no hacer:
Lo primero que no se debería hacer, es preocuparse por la opinión de los demás, ya sea la de nuestros amigos, profesores o familiares. En pocas palabras, el error más grande es la persecución activa de ser prestigioso.
El prestigio suele ser una gran preocupación para todos nosotros pues estamos condicionados a identificar nuestra personalidad con nuestro ego. Esto es un error garrafal, porque el ego es muy diferente de nuestra felicidad, por ende podemos terminar siendo tremendamente exitosos y con un gran ego, pero miserables.
Esto resulta en la creación de supuestos mentales que nos van a llevar trabajar no en “lo que nos gusta” sino en lo que “nos gustaría que nos gustara”.
Qué hacer:
Existen una gran cantidad de detractores que pueden separarnos de un camino óptimo hacía logar hacer lo que amamos. Entre ellos podemos encontrar la motivación económica, (dinero), la tendencia del momento, o mi favorito, “empezar en lo que me salga”.
En realidad todos estos no son medios, sino los resultados de un proceso en sí mismo y por tanto sea lo que sea que decidamos hacer es importante entender que debemos apuntar a una sola cosa: producir valor.
La manera más sencilla de entender si se está produciendo valor es mediante el progreso cuantificable mes a mes de las métricas que tenemos a cargo. El progreso es una medida que necesariamente implica disciplina y que ejecutado de la manera correcta siempre se va a traducir en valor. Esto es esencial.
Siempre nos deberíamos hacer la pregunta, ¿Que produje hoy?, y más aún, ¿es esto más o mejor que lo que produje ayer o la semana pasada?. En efecto, la respuesta para saber que estamos en el camino correcto debe ser SI.
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Los tres caminos a elegir:
Si efectivamente nuestra meta es hacer lo que amamos debemos tener en cuenta que no podemos dejarnos desviar por el prestigio ni el dinero. Sumado a esto debemos estar produciendo valor todos los días de una manera cuantificable. Con estas características en regla, en mi opinión existen tres caminos:
- El camino orgánico: Este camino puede ser complicado y menos obvio pero consiste en tener las habilidades para delegar todo el trabajo que no queramos a hacer a personas que se encuentren en nuestros equipos.
A medida que agregamos más valor a una organización y tenemos más responsabilidades avanzando dentro de la estructura, podremos tener el privilegio de escoger que consideramos una prioridad, para de esta manera trabajar la mayor cantidad de tiempo en algo que nos apasione.
Este camino aunque largo, resulta bastante satisfactorio para personas en búsqueda de retos constantes al interior de grandes corporaciones altamente estructuradas. - Dos-trabajos: La idea de esto es encontrar un trabajo estable que nos permita tener un sustento económico lo suficientemente cómodo como para dedicar nuestro tiempo libre a la creación de lo que realmente nos apasiona.
Lugares que tengan certificaciones de calidad de vida y enfoquen sus esfuerzos en el equilibrio vida-trabajo de sus colaboradores son excelentes candidatos para tomar este camino.
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- Trabajar en una Startup: Este es tal vez el más complejo y exigente emocionalmente, pero en mi opinión el de mayores probabilidades de éxito por mucho.
Al trabajar en una startup vamos a estar sometidos a desarrollarnos en ambientes donde los recursos son tremendamente limitados pero los retos son inmensos. Además en una startup uno empieza como un “generalista” conociendo no solo todas las áreas y aristas de un negocio sino teniendo la posibilidad, (y me atrevo a decir que la responsabilidad), de experimentar cosas nuevas todo el tiempo.
Habrá muchas lágrimas y cuestionamientos, pero las restricciones y el fracaso son lo que dan forma a nuestra vida. Quiten esto y la mayoría de las personas no tendrían idea de qué hacer: miren lo que les sucede a quienes ganan loterías o heredan dinero.
Por mucho que todos piensen que quieren seguridad financiera, las personas más felices no son quienes la tienen, sino quienes les gusta lo que hacen. Por lo tanto, un plan eficiente que prometa libertad siempre va a estar enfocado en evitar el prestigio y velar por el progreso. El dinero y el reconocimiento normalmente son una consecuencia, más no deberían ser un motivo.
Contacto:
LinkedIn: Santiago Aparicio
*El autor es Co-fundador de Fitpal, la plataforma que permite acceder a una oferta de más de 90.000 servicios deportivos (clases y gimnasios) en un solo lugar y por un costo fijo mensual.
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