Debe existir una sinergia entre los deseos personales del empleado y el trabajo que desempeña dentro de la organización. Le contamos cómo lograrlo.

Mientras que el trabajo sirve a los propósitos individuales, es más probable que las personas en las empresas se sientan leales a ellas, a sus jefes y por lo general a sus equipos de trabajo.

Desde esta perspectiva, las empresas son la unión de un cumulo de intereses personales que ven en los objetivos organizacionales, en las condiciones de trabajo o en los proyectos empresariales, una manera de lograr que sus objetivos individuales se cumplan.

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El equilibrio de este sistema se rompe cuando una persona o un grupo ve afectado sus propósitos personales, con las decisiones que toman las compañías en pro de sus intereses empresariales. Es en ese momento donde las lealtades dejan de existir porque por encima de todo se encuentra la lealtad hacia uno mismo.

Lo que saben hacer muy bien las empresas que gestionan con éxito estos momentos de desequilibrio, es escoger personas con propósitos de vida claros que sean viables de desarrollar con el trabajo que les ofrecen. De otra parte, asegurar jefes con competencias para monitorear la manera como estos propósitos se transforman, especialmente en aquellos “talentos” que desean que permanezcan en sus estructuras.

La fórmula es sencilla y no requiere grandes inversiones: aquellos líderes que practican las reuniones One to One con la calidad y frecuencia requerida, para saber qué pasa con cada miembro de su equipo, qué ajustes son necesarios para un trabajo productivo y cómo van sus preferencias y motivaciones, son quienes logran minimizar los riesgos de “desbandadas” en momentos de crisis.

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Sin embargo, frente a los cambios venideros en materia de gestión y retención del talento, ¿será que las empresas se van a ver abocadas a pensar seriamente, cambiar el orden de los factores y encontrar la manera de asegurar que los propósitos empresariales se mantengan vigentes para los propósitos individuales y no a la inversa?

Yo diría que un buen comienzo estará al menos con aquellas personas que harán la diferencia en materia de crecimiento del negocio o gestión frente a la competencia. Lo anterior, porque ya esta probado que la lealtad “ni se compra ni se vende”.

Contacto:
LinkedIn: María Paulina Bayona
Twitter: @PolillaBayona
*La autora es mentora personal y organizacional en Change Masterly.

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