Para el autor, adquirir habilidades enfocadas en la orientación al logro, la disciplina y el pensamiento crítico sería lo indicado.

Imaginemos la educación primaria y secundaria de nuestro país, donde a la par de las ciencias básicas, ciencias sociales, idiomas, entre otros, se impartan de manera deliberada también conceptos como el manejo de la frustración, la orientación al logro, el trabajo en equipo, la disciplina y el pensamiento crítico.

Así como hay contenido curricular en sistemas, música, educación física o artes, debería masificarse en los colegios la asignatura de Emprendimiento.

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El modelo filandés de educación nos da pistas acerca de la importancia de desarrollar la autonomía e independencia desde muy temprana edad, así como la capacidad de conectar las diferentes áreas del conocimiento por proyectos. 

Por ejemplo, un proyecto de producción sostenible de biomasas puede llevar al estudiante a realizar un trabajo de desarrollo empresarial donde se concatene su entendimiento de biología, química, matemáticas, economía y gestión ambiental.

En América Latina es frustrante ver cómo algunas instituciones educativas (privadas y públicas) aún no consolidan el uso de herramientas digitales en sus métodos de enseñanza y comunicación, ni tampoco de conocimientos básicos en finanzas y emprendimiento.  

Cómo principio básico, Learning by doing debería ser el mantra de nuestros colegios.

¿Qué enseñaríamos en una asignatura de Emprendimiento?

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  • Habilidades de comunicación: Empezaría con la importancia de escuchar a los otros, ser inquietos y hacer preguntas pertinentes. A hacer exposiciones en público con alto impacto, de tal manera que se desarrollen habilidades y competencias de presentación, comunicación y comerciales. ¡Saber hacer un pitch de venta a los 10 años es un éxito!
  • Resolución de problemas: En la medida que los jóvenes se inserten en el mundo laboral y empresarial, la capacidad de buscar soluciones de manera creativa y eficaz será un factor diferencial. Se debe potenciar la competencia de sentido común, pensamiento analítico, crítico y estratégico, y por supuesto desarrollar en ellos la apertura para trabajar en equipo y saber cuándo pedir ayuda a terceros.
  • Liderazgo: En pocos escenarios escolares se potencia este factor. Aquellos adolescentes que logren potenciar las virtudes de sus compañeros en los trabajos en equipo, generarán habilidades de liderazgo que les permitan reconocer no solo en qué son buenos, sino también validar aquellas virtudes de sus compañeros y delegar con responsabilidad a temprana edad.

    Así mismo, desarrollar competencias que les permitan a los jóvenes a reconocer los aprendizajes cuando se cometen errores, y a potenciar la resiliencia y no renunciar en los primeros intentos.

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  • Finanzas: Desde temprana edad se debe enseñar el valor del ahorro, del dinero u otros mecanismos de intercambio, de las estructuras económicas personales e incluso empresariales a nivel micro o pequeña empresa, que es el ejemplo que 7 de cada 10 jóvenes ven en casa. Incluso, enseñar valores y ética empresarial a través de las finanzas.

Lo mejor de todo, es que para muchos adultos que no tendrán la oportunidad de pasar por este tipo de asignatura en el colegio, nuca será tarde para profundizar en estos cuatro fundamentales de construcción empresarial.

Contacto:
LinkedIn: Esteban Velasco
Twitter: @estebanvelasco
*El autor es CEO y cofundador de Semplifintech líder en préstamos para pequeñas empresas en Colombia; Además, es cofundador y miembro de comité de inversiones del fondo de venture capital Velum Inverlink.

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