De acuerdo con el Dane durante 2019 el porcentaje de desempleados llegó a 10,5 %. En contraposición, la economía creció 3,2 %.

De acuerdo con la información del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), el desempleo promedio durante 2019 fue de 10,5 %, aunque en el último trimestre la tasa llegó a 9,5 % en una clara tendencia a la baja.

La cifra, según el equipo técnico del Banco de la República, deja ver que el mal momento del mercado laboral no es un asunto puramente del ciclo económico, como se había explicado con anterioridad.

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El gerente del Emisor Juan José Echavarría explicó que “en Colombia desde hace 15 años hay un problema estructural de desempleo. La economía crece 3,2 % así y todo con un desempleo de 10%, hay que tener mucho cuidado con esa estadística”.

Para el equipo de la autoridad monetaria, dicha situación tiene un efecto sobre la brecha del producto, que en este momento es negativa.

Y dicha brecha, a su vez, también tendría un efecto sobre la tasa de desempleo según el economista Sergio Peláez, que advirtió que “mientras tengamos una brecha del producto negativa, el desempleo va a seguir creciendo o al menos no va a bajar de 10 %”.

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Peláez explicó que “el año pasado crecimos a 3,3 % y lo que calcula el Marco Fiscal de Mediano Plazo es que el PIB potencial debería ser como de 3,6 %, es decir que seguimos teniendo una brecha del producto que es negativa y mientras tengamos esa brecha negativa, generar empleo va a ser muy complicado”.

En ese sentido, el gerente Echavarría advirtió que “el desempleo es muy alto y por supuesto, eso tiene que ver con la política laboral del país y con crecimiento económico, pero es muy difícil crecer más de 3,5 % en el contexto global”.

Y esta política laboral incluye, por supuesto, el incremento anual del salario mínimo que lleva dos años consecutivos con el mayor crecimiento real de las últimas décadas, algo de lo que se ufana el Gobierno.

Para el Banco de la República, el cálculo que se había hecho sobre el incremento ideal del mínimo era cercano a 5,5 %, producto de una inflación redondeada a 4 % más el incremento de 1,5 % en la productividad. No muy lejos del aumento que se dio.

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Sin embargo, el salario mínimo no tiene el mismo efecto en todo el país. En departamentos como Chocó o La Guajira, este salario puede ser hasta 150 % superior al salario medio.

El promedio nacional es que el mínimo equivale al 80 % del salario medio, pero en el promedio de la OCDE es de apenas 40 % sobre el salario medio.

En ese sentido, Peláez recordó soluciones que ya se han planteado como la creación de un salario mínimo diferencial, que permita acercar más el mínimo al salario medio en todas las regiones.

Adicional, el gerente Echavarría emitió una nueva advertencia: “hay que tener cuidado porque no es que el salario se suba porque genera demanda, eso lo regula el Emisor siempre y cuando no sea inflacionario, ese discurso no es correcto y hay hasta empresarios que dicen que el consumo sube por el salario y no es así”.

Para Peláez, es preocupante que son los grupos vulnerables los que mayores problemas tienen con el empleo. Por ejemplo, la tasa de desempleo en jóvenes casi dobla el promedio nacional, como en efecto sucede con los migrantes.

Otro de los problemas que aparecen en los datos revelados por el Dane es el incremento de los inactivos, la población que decide no laboral porque se dedica al estudio, está pensionada, se dedica a labores del hogar o simplemente decidió dejar de buscar empleo.

En ese punto, lo que preocupa a los expertos es que entre el grupo se pueda encontrar un desempleo oculto, es decir aquellos colombianos en edad de trabajar pero que, al no encontrar un empleo durante determinado tiempo de búsqueda, se desanimaron y prefirieron otras actividades como trabajar con familiares o dedicarse al cuidado de otras personas, algo que todavía no se puede identificar y registrar adecuadamente en las estadísticas del país.

Nuevamente, vuelve a la mesa el debate sobre la necesidad en el mediano plazo de una reforma laboral que modifique estas y otras situaciones, permitiendo que con el tiempo la tasa de desempleo disminuya y la de empleo formal incremente.

Entre las soluciones, podrían estar políticas diferenciales de empleo por regiones o grupos poblacionales, así como las reducciones de costos laborales no salariales, que motiven al sector privado formal a aumentar su fuerza laboral.