Perder el miedo a fracasar y a tomar distintos caminos para alcanzar sus metas es clave en el proceso. El tiempo es el gran elemento a favor.
La presión existente entre disfrutar la vida porque como muchos dicen “solo se es joven una vez”, y ser responsable porque durante nuestra juventud es donde “somos más productivos” es tal vez una de las preguntas que rondaron mis pensamientos desde mis 20 hasta mis 30 años.
El año pasado, cuando cumplí 30 me hice la pregunta de si todo lo que había hecho hasta el momento había estado alineado con mis metas y todo lo que quería conseguir en mi vida.
Lea también: ¿Cómo fomentar el emprendimiento en casa desde temprana edad?
Mi conclusión fue que no tiene sentido darle mucho peso al pasado. No obstante, para poder hablar del futuro lo que sí es tremendamente valioso es entender cuáles fueron las lecciones que nos dejó todo lo que hicimos con anterioridad durante nuestra vida.
No tiene sentido cuestionar lo que hicimos, pero es necesario entender que debemos cambiar, para poder avanzar. Dicho esto, acá hay cuatro lecciones que les puedo dejar de mi paso por la década de los 20 años en mi vida:
1. Fallen mucho y lo más frecuentemente posible:
Cuando somos jóvenes, nuestro mayor activo no es nuestro talento, ni nuestra experiencia, mucho menos nuestras ideas. Nuestro real activo es que tenemos tiempo. El tiempo nos brinda la oportunidad de correr grandes riesgos y cometer grandes errores.
Esto es muy valioso. La diferencia entre un desempleado de 22 años con deuda y sin experiencia laboral seria y un desempleado de 26 años con deuda y sin experiencia laboral es básicamente insignificante a largo plazo. Así que monten el startup que quieran, experimenten con nuevos trabajos y entiendan que este es el momento más valioso para encaminarse.
2. No se supone que alcances tu metas:
Pasar las dos primeras décadas de nuestra vida en colegio nos condiciona a tener un intenso enfoque orientado a los resultados sobre todo. Nos proponemos hacer un mundo de cosas con altas expectativas. Si lo logramos, somos geniales. Si no, fallamos y caemos en depresión.
Lea también: La diferencia entre ser prestigioso y ser feliz, el principal error laboral
No obstante, durante mis 20 años aprendí que la vida en realidad no funciona así todo el tiempo. Claro, es bueno tener siempre objetivos y tener algo por lo que trabajar, pero he descubierto que alcanzar esos objetivos es irrelevante. Estoy firmemente convencido de que el objetivo de los objetivos es en un 95 % ponernos a trabajar y en un 5 % alcanzar algún punto de referencia que suele ser arbitrario.
El valor en cualquier esfuerzo casi siempre proviene del proceso de fracasar e intentar, no en el logro en sí mismo.
3. Nadie tiene ni idea de que está haciendo:
Hay mucha presión desde el colegio hasta la universidad para saber exactamente lo que estamos haciendo con nuestras vidas. Comenzamos con elegir y entrar a una una carrera, y luego se convierte en elegir nuestro futuro y conseguir ese primer trabajo.
El siguiente paso es tener un camino claro para ascender en esa escalera de carrera, acercándose lo más posible a la cima. Entonces es casarse y tener hijos.
Si en algún momento no saben lo que están haciendo o se distraen o fallan un par de veces, sepan que la verdad es que nadie tiene idea de lo que están haciendo, y estoy bastante seguro de que esto continúa hasta nuestra vejez. Hasta las personas más exitosas que conozco siguen trabajando en su mejor estimación.
Lea también: La importancia de hacer cosas inescalables
4. No le importas al mundo:
La idea es bastante aterradora a primera vista: “¡¿No le importo a nadie!?” Ustedes, yo y todo lo que hacemos, algún día será olvidado. Será como si nunca hubiéramos existido, aunque lo hayamos hecho. A nadie le importará. Del mismo modo en este momento, a casi nadie le importa lo que realmente decimos o hacemos con nuestra vida.
Ahora bien, esta es realmente una gran noticia: significa que podemos salirnos con la nuestra con mucha estupidez y la gente lo olvidará y nos perdonará por ello.
Significa que no hay absolutamente ninguna razón para no ser la persona que queremos ser. El dolor de desinhibirse será fugaz, pero la recompensa durará toda la vida.
Contacto:
LinkedIn: Santiago Aparicio
*El autor es cofundador de Fitpal, la plataforma que permite acceder a una oferta de más de 90.000 servicios deportivos (clases y gimnasios) en un solo lugar y por un costo fijo mensual.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes.