Lo más importante es saber en dónde están los problemas y correr hacia el miedo que da enfrentarlos para tomar decisiones pertinentes.

La empresa que fundamos -hacemos parte de o simplemente somos responsables por- tiende a conectarse a nuestro sistema nervioso. La realidad es que por más de que logremos buscar el tan preciado “balance”, si trabajamos en una industria de alta exigencia y crecimiento probablemente esto nunca pase. Banca de inversión, consultoría o tecnología son algunas de ellas.

Dicho esto, durante mi día a día yo solía enfermarme, (de manera literal), cada vez que había algo mal en la empresa, incluso si no sabía qué era. Incluso si no pudiera verlo, tenía la capacidad de sentirlo. Esto para nada es un sentimiento agradable.

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No obstante, la mayoría de los buenos fundadores o managers que conozco tienen esta misma no tan grata experiencia. Desafortunadamente, este malestar físico tiende a ser la parte fácil del trabajo, pues el verdadero precio es mental y emocional.

La parte realmente difícil de estas situaciones es preguntarnos ¿qué hacer cuando sientes ese temor de que algo está terriblemente mal? ¿Corres hacia tu miedo o huyes de él?

Hace unos meses contratamos a un gerente de ventas y notamos que su comprensión de algunas de las proyecciones en el pronóstico eran bastante escasas respecto a lo que normalmente estábamos acostumbrados a ver.

Escuchamos un par de comentarios sobre su formalidad en el trabajo y su gran gestión comercial, pero no estaba llegando a los números necesarios durante sus primeros meses en la empresa. Mi primer instinto ante estas situaciones, es entender que efectivamente tenemos problemas y tomar control.

Sin embargo lo último que se quiere hacer en el mundo es realizar otra búsqueda ejecutiva, normalmente se está muy cerca de los deadlines y la junta directiva necesita resultados. ¿Qué haces cuando se presentan este tipo de problemas?¿Cuando es un buen o mal momento para tomar decisiones que conllevan un impacto profundo sobre nuestra organización?

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Normalmente tendemos a racionalizar los problemas y sopesamos los costos y los beneficios de actuar o no. Realizamos muchos juegos mentales para encontrar una respuesta, pero al final sabemos que va a ser un gran problema. ¿Lo dejamos pasar? Tal vez no es el momento para poner en riesgo el futuro cercano, después de todo estamos cerca de un deadline.

Durante mi primer año en Fitpal, estábamos creciendo tan rápido que nuestra junta directiva nos llamó para advertirnos que cerraría la compañía si no encontrábamos más espacio para todas las personas que teníamos. Le dijimos a nuestra controller que nos encontrara algo de espacio de inmediato, pero en el fondo no nos sentimos bien haciendo esa solicitud.

En algún lugar de mi cuerpo, sabía que el final del año entraríamos a competir fuertemente contra otras empresas que venían por nuestro mercado, pero no podía articularlo lógicamente, así que delegué la decisión. Huí del miedo.

Firmamos un nuevo contrato de arrendamiento para lo que se conocería como “El Edificio de Fitpal”. Esto nos dio espacio para crecer durante los próximos meses y triplicar nuestra planta comercial. Doblamos nuestros costos fijos en el proceso.

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No obstante como bien sabíamos una fuerte competencia en el sector corporativo se desató, y perdimos casi la mitad de nuestros clientes en uno de nuestros segmentos más importantes. El contrato de arrendamiento que firmamos seguía siendo el doble del original pero ahora teníamos un gran hueco en nuestras ventas.

Cuando intentamos alquilarlo, descubrimos que el mercado no estaba dispuesto siquiera a pagar una tercera parte de lo que considerábamos justo, y con justo me refiero a no irnos a pérdida.

No fueron tiempos fáciles, pero escapé de mi miedo y perdimos varios miles de dólares. Dinero que necesitábamos con urgencia para sobrevivir. Sin embargo, de alguna manera, y en contra de los pronósticos, sobrevivimos, y tal vez sobrevivimos porque nunca más me escapamos a tomar decisiones difíciles a pesar del “mal o buen momento” de su ocurrencia. Hasta el día de hoy, cada vez que siento miedo, corro directamente hacia él, y cuanto más aterrador es, más rápido corro.

La forma en que se ejecuta es a menudo el diferenciador clave entre los líderes efectivos e ineficaces. Casi todos los grandes managers saben dónde están los problemas, pero solo los verdaderamente excepcionales corren hacia el miedo y toman las decisiones pertinentes sin importar el momento, por que en mi experiencia, este nunca va a ser oportuno.

Contacto:
LinkedIn: Santiago Aparicio
*El autor es cofundador de Fitpal, la plataforma que permite acceder a una oferta de más de 90.000 servicios deportivos (clases y gimnasios) en un solo lugar y por un costo fijo mensual.

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