Aunque el dato sorprendió al alza, se espera que en los próximos meses pesen más las fuerzas deflacionarias
Según los cálculos del Dane, la inflación en marzo fue de 0,57 %, lo que elevó el dato anualizado a 3,85 %, sorprendiendo al mercado gracias a un incremento en los precios de alimentos y bebidas no alcohólicas. Y aunque la incertidumbre por los efectos de la pandemia rodea los pronósticos, los analistas apuntan a una caída en la inflación de los próximos meses.
En marzo, los precios de los bienes y servicios a los que acceden los colombianos reflejaron un primer efecto de la llegada del covid-19 al país. Sin embargo, dado que las medidas para contrarrestar el virus se dieron en la segunda mitad del mes, estas consecuencias fueron incompletas.
Aún así, el dato reveló dos fenómenos que se enfrentan: por un lado, precios que se elevan por demanda y rupturas en las cadenas de valor y por el otro, precios que caen como consecuencia de la pandemia.
El economista Sergio Peláez explicó que en el caso del grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas, “este rubro cambia muy rápido a las fuerzas de demanda y oferta en el mercado y tenemos cambios muy fuertes, en especial por situaciones de compras de pánico, acaparamiento, especulación y por el lado de la oferta es posible que haya una disminución temporal por el rompimiento de las cadenas de valor”.
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Los confinamientos obligatorios en el mundo para controlar los picos de la pandemia han llevado a que varios productos no se puedan producir en el mundo, dada la alta conexión de las cadenas globales de valor, lo que termina en una menor oferta de los mismos y por lo tanto un incremento de sus precios.
De ese modo, agregó Peláez, la variación de dicho grupo terminó por explicar el 60 % del alza en la inflación.
Presión deflacionaria
Por el otro lado, están las variaciones negativas en la inflación que también jugaron un papel importante y evitaron que el incremento de dicho indicador fuera mayor.
Para Investigaciones Económicas de Banco de Bogotá, la mayor sorpresa fue el efecto de la disminución de los precios del combustible, que llevaron a que el grupo de transporte fuera el de mayor caída.
Cabe recordar que al principio de marzo, el precio de la gasolina se redujo en 100 pesos y más adelante, ante la llegada de las medidas extraordinarias en salud y economía como respuesta al coronavirus, el Gobierno decretó una reducción de 1.200 pesos en el mismo combustible, así como otro porcentaje en el precio del diésel.
Peláez destacó que “el acumulado de esto es 14,1 % y en diésel 9,7 %. Esas son caídas muy importantes”. Sin embargo, dichas disminuciones se tardan en promedio una semana en materializarse en los precios pagados por los consumidores, ya que primero los comercializadores deben agotar las existencias del combustible que compraron a un mayor precio.
Así, el efecto se vio únicamente en los últimos 10 días del mes, por lo que Peláez agregó que “es posible que en los siguientes meses la caída sea mucho más importante para explicar efectos deflacionarios frente a marzo”.
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Para Investigaciones Económicas de Banco de Bogotá, el efecto del precio del combustible todavía tiene “un impacto pendiente en abril de hasta -35 puntos básicos”.
Por su parte, como era de esperarse, el grupo de recreación obtuvo la mayor caída del mes liderada por los paquetes turísticos y los servicios prestados en escenarios deportivos.
A esta partida también le faltarían reducciones adicionales de sus precios, dado que las empresas del sector turismo se han dedicado ahora a vender planes para la segunda mitad del año e incluso para 2021 con valores inferiores a los reportados antes de la pandemia, con el fin de mantener una fuente de liquidez.
Investigaciones Económicas destacó que un segundo segmento con una sorpresiva inflación a la baja fue “el ajuste en los servicios públicos, que si bien estaban contabilizados en su causación, la magnitud
fue mayor a la prevista. La energía (1,7 %), el agua (1,4 %) y el gas (2,3 %), aumentaron todos más de lo anticipado”.
Incertidumbre para los siguientes meses
Investigaciones Económicas del Grupo Bancolombia advirtió que “la evolución de la inflación en el corto plazo seguirá condicionada por un grado elevado de incertidumbre, por cuenta nuevamente de fuerzas encontradas”.
Sin embargo, todos los analistas coinciden en señalar que la tendencia estaría especialmente marcada por descensos inflacionarios.
“Este panorama de inflación le brinda al Banco de la República la posibilidad de profundizar la postura de política monetaria expansiva, tal como lo demanda esta coyuntura, para aliviar la carga financiera de hogares y empresas en el corto plazo y sentar las bases para la recuperación subsecuente”, agregó el equipo de Grupo Bancolombia.
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Por su parte, Investigaciones Económicas de Banco de Bogotá ahora espera que la inflación termine el año en 2,7 %, 30 puntos básicos por debajo de su proyección anterior”.
Para Peláez, “lo más probable es que el efecto deflacionario va a prevalecer porque el confinamiento que estamos viviendo genera una contracción de demanda muy fuerte que ya se vio como en los paquetes turísticos, si a eso le sumamos la caída en los precios del petróleo y la congelación de algunos precios regulados como los arriendos y la suspensión del ajuste anual de los precios de servicios públicos, esto llevará posiblemente a más reducciones de precios”.
En cuanto a las presiones al alza de la inflación, para los expertos será necesario seguir monitoreando los precios de los alimentos y otros bienes transables que podrían verse afectados en su valor por el rompimiento de las cadenas de valor.
También será importante vigilar el efecto de las políticas expansivas del Banco de la República sobre la misma inflación, ya que en algún punto podrían llevarla al alza.