La plataforma ha visto un incremento de 80% al servicio con el que le hace domicilios a supermercados como D1 y Justo y Bueno.

Estaba terminando el 2019 cuando la Superintendencia de Transporte de Colombia pidió a Picap someterse a una liquidación judicial, por usar su herramienta para la prestación del “servicio ilegal de transporte público terrestre en vehículos no homologados”. En este caso, las motos.

Para Héctor Neira, cofundador y director de Picap, esa compañía no puede liquidarse porque no puede ser considerada solo transporte, sino que también tiene verticales de servicios como el lavado de carros en un market place de contacto y una línea de mensajería, que es la que ha tomado fuerza en cuarentena.

“La aplicación evolucionó a distintos servicios, incluso a pago de administración de conjuntos residenciales. Hay seis líneas de transportes adicionales al transporte, no está bajo la jurisdicción de esa entidad cerrar una empresa, tampoco un portal de contacto de intermediación que somos”, reiteró Neira a Forbes.

Como si fuera poco, desde que arrancó el aislamiento para mitigar la propagación del Covid-19 en Colombia, esa empresa ha dado muestra de que lo de las verticales adicionales va en serio. Según sus cifras, el crecimiento de los servicios de mensajería ha sido de más del 80%.

Con el servicio ‘Pideme’ los usuarios pueden hacer mercados en línea en D1 en 6 ciudades y en Justo y Bueno en Bogotá.  En estas tiendas, un ‘personal shopper’ como el que existe en otras aplicaciones como Rappi y Cornershop, recibe la solicitud para dar trámite a la compra, para luego hacer los envíos a domicilios, que según la empresa, “cumplen con las normas sanitarias”.

De otro lado, crearon una línea de teleorientación que conecta a usuarios con médicos profesionales que denominaron ‘Pidoctor’.

Así mismo, pusieron a disposición su red de 140.000 domiciliarios para el envío de medicamentos y productos de primera necesidad en la línea de mensajería, que tiene en su portafolio de aliados como Locatel, Farmatodo y Merqueo, que llega a competir con un buen posicionado en el mercado local: Mensajeros Urbanos.

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¿Volverá el mototaxismo?

La gran incógnita es si después que pase el aislamiento Picap podrá mantener el servicio de mototaxismo, que además de Colombia -donde se originó y donde quedan sus principales operaciones-, es ofrecido también en México, Perú, Brasil, Chile, Argentina y Guatemala.

“Somos un emprendimiento colombiano que está en pro de la economía colaborativa, están abriendo la ventana al transporte privado. No es público porque no se puede solicitar por cualquier persona en la calle”, insiste Neira, quien retrata que en las cifras de accidentalidad en moto se debería tener en cuenta que aunque la flota aumenta cerca de 650.000 motos anuales, las estadísticas se mantienen.

“Pedimos al Estado que revise el mototaxismo, estamos mejorando las condiciones del servicio. Hay regiones en las que la mayoría de las personas se mueven en moto, nosotros les pedimos documentación, les conseguimos una póliza. El Estado considera ilegal una fuente de empleo de 1 millón de mototaxistas”, añade.

Neira dijo a Forbes que se han sentido ignorados por la ministra de Transporte, Ángela Orozco y el alto consejero presidencial Victor Muñoz, que no los han dejado participar en las mesas y discusiones de regulación con otras plataformas de transporte. “Como colombianos tenemos los mismos derechos de debatir nuestro punto”, comentó Neira, quien acaba de cerrar una ronda de inversión con fondos internacionales de Venture Capital, que les permite andar con recursos de US$ 3 millones.

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