La startup Jobcase está construyendo un sitio web de redes sociales, de 1.000 millones de dólares, para empleados de bodegas y meseros.
Por: Vicky Valet
Sasha Contreras se desesperó cuando tuvo que renunciar a su trabajo de servicio al cliente en Xerox, donde ganaba 12 dólares por hora y desarraigaba su vida en Yelm, Washington. En febrero de 2016, su esposo comenzó a trabajar como chef en un casino en la zona rural de Misisipi. Un año después descubrió que él estaba teniendo una aventura después de 17 años de matrimonio.
Desempleada y sola, pasaba cada momento despierta buscando trabajo en Google. Luego se topó con Jobcase, una plataforma de búsqueda de empleo en redes sociales para trabajadores manuales y de la industria de servicios.
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“Ese sitio, literalmente, cambió mi vida”, dice Contreras, de 55 años. Un registro gratuito le otorgó acceso a millones de ofertas de trabajo y a una secuencia de publicaciones útiles, escritas por extraños, muchos de los cuales estaban enfrentando la solitaria experiencia de buscar trabajo.
A través de un enlace publicado por un miembro, a fines de julio de 2017 consiguió un trabajo de servicio al cliente, el cual pagaba 10 dólares por hora. Dos años después, Jobcase la llevó a otro trabajo de servicio al cliente que pagaba 13 por hora. Aunque no estaba buscando cambiar de puesto, iniciaba sesión en la plataforma todos los días.
“Si veo algo que me mueva, responderé, porque recuerdo cómo era [la sensación de] estar buscando”, dice ella. “Tenemos que hacer esto para todos”, dice Frederick Goff, fundador y CEO de Jobcase, después de escuchar la historia de Contreras.
Cuando echó a andar la compañía con sede en Cambridge, Massachusetts, en 2015, se propuso hacer lo que LinkedIn no ha podido lograr: crear un sitio en donde el 80 % de los estadounidenses en edad laboral sin un título universitario de cuatro años puedan conectarse, encontrar trabajo y administrar su carrera. (Un portavoz de LinkedIn mencionó que su misión siempre ha sido apoyar a toda la fuerza laboral.)
Goff ha recaudado 118,5 millones de dólares en un avalúo para Jobcase que la firma de capital privado Pitchbook estimaba en US $445 millones. Los ingresos, que Goff calcula en US $100 millones el año pasado, provienen de 2.000 compañías, incluidas Amazon, Pizza Hut y FedEx, las mismas que pagan desde 199 dólares por un solo puesto de trabajo hasta 5.000 por un evento de contratación organizado por Jobcase.
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La startup ya ha registrado 110 de los 197 millones de estadounidenses a los que apunta, y Goff planea llevar el sitio web a nivel mundial en los próximos 18 meses. En los países del G20, 84 % de las personas no han alcanzado títulos universitarios. Aprovechar ese mercado, dice, pondrá a su empresa en una vía rápida hacia 1.000 millones de miembros y tener una valuación de 1.000 millones de dólares.
Goff, de 52 años, se relaciona con los desafíos que enfrentan sus miembros. Su padre, un exmarine, trabajó como reparador de transmisiones en una planta de Chrysler en Toledo, Ohio, antes de convertirse en vendedor de seguros de vida. Goff obtuvo una maestría en Carnegie Mellon, pero se graduó en la recesión de 1990 y pasó cuatro meses lavando platos en Ohio. Trabajó un periodo como comerciante de acciones en Nueva York, antes de obtener un segundo máster en administración de tecnología en el MIT.
Soportó otra recesión y tomó un trabajo que realmente no quería, como CIO (Director de sistemas de información, por sus siglas en inglés) en una compañía de energía de la ciudad de Oklahoma, antes de aterrizar en un fondo de cobertura de Cambridge, Percipio Capital Management, como CEO.
Después de que la empresa se hundió en la crisis financiera de 2008, persuadió a sus socios para que lo respaldaran en la recientemente formada Percipio Media, una firma que ideó juntas de trabajo sin lujos, las cuales agregaron listados de otros sitios.
Aunque la compañía funcionó bien, en 2014, en una conferencia sobre recursos humanos en Las Vegas se dio cuenta de que las personas que buscaban en sus bolsas de trabajo necesitaban apoyo. LinkedIn, con sus perfiles de currículum vitae pulidos, no ofreció nada para sus amigos en Toledo que trabajaban con Kinko.
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Goff trasladó las bolsas de trabajo de Percipio a una subsidiaria, reorganizó su equipo y lanzó Jobcase. Él dice que su prioridad era construir una “comunidad”.
Su núcleo es el flujo de publicaciones que le dieron apoyo emocional a Sasha Contreras durante su búsqueda de trabajo, la cual duró cinco meses. ¿Cuántos miembros encuentran el sitio? De los 31 entrevistados para escribir esta historia (Forbes contactó a todos, menos dos, de forma independiente), solo dos obtuvieron empleos a través de Jobcase. Pero todos dijeron que les gustaba la comunidad.
“Ha sido un foro realmente bueno para despotricar”, dice Rhonda Yates, de 51 años, miembro que encontró trabajo en otro sitio, como programadora de producción, con un proveedor de empaques en Lexington, Kentucky.
La mayoría de los miembros no informan cuando consiguen trabajo, pero Goff estima que un millón, o 1 % del total, encontró trabajo a través de Jobcase el año pasado. Esa pequeña proporción no desalienta a los empleadores.
En una época de desempleo sin precedentes, las compañías no esperan que las listas conduzcan directamente a las solicitudes, dice J. R. Keller, profesor de Estudios de Recursos Humanos, en Cornell. “Las empresas están tan desesperadas por encontrar personas realmente buenas que, si tienes una comunidad de 100 millones de personas, van a publicar [una vacante de] trabajo allí porque no quieren perder la oportunidad”, afirma.
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Jobcase fue rentable desde el primer momento, dice Goff, pero desde principios de 2018 ha estado invirtiendo dinero para reclutar miembros. En junio patrocinó la Feria de Trabajo de la ciudad de Chicago, Urban League, y se fue con 8.000 nuevos miembros.
Goff sueña con un mundo en donde Jobcase tenga tanta visibilidad que los trabajadores puedan usar la plataforma para abogar por mejores condiciones en el trabajo. “Queremos apoyar el capitalismo poniendo no solo el valor para los accionistas, sino también el valor para los trabajadores”, dice. “[Esto] comienza con los miembros”.
Usuarios al poder
Al principio, LinkedIn también tuvo problemas para ganar dinero, tratando de cobrar a los consumidores unos cuantos dólares por usar el sitio. Pero, entonces, descubrió dónde estaba el punto dulce del negocio.
Esto sucedió a partir de 2012. En lugar de tratar de ganar 20 dólares aquí y allá, provenientes de usuarios individuales, [el CEO Jeff Weiner] reorientó la compañía a fin de ofrecer un servicio mucho más poderoso a los buscadores de talentos corporativos, con un precio por usuario de hasta 8.200 dólares al año.
Hoy en día, miles de empresas utilizan el producto de reclutamiento insignia de LinkedIn para buscar personas exitosas. En los departamentos de recursos humanos, el hecho de tener su propia cuenta de reclutador es como ser un operador de bonos con una terminal de Bloomberg: es la costosa herramienta con la que necesariamente debe contar, pues esta denota que se es un jugador.