Por ser 'toderas' las mujeres se enfrentan a trabajo extra no remunerado y en tiempos de pandemia terminan siendo: mamás, profesoras, chefs, aseadoras y gerentes.

Para conmemorar el Día de la Madre es necesario que hablemos del trabajo extra; de la inestabilidad laboral y de las desventajas en la competencia profesional de las mamás.

Por ser “toderas” terminamos exhaustas. En un chat de ejecutivas y periodistas compartimos el sentimiento de desventaja. Creemos que quienes tenemos hijos desencajamos en la sociedad moderna y pandémica. Nuestro rol se mueve en cinco dimensiones: la mamá, la profesora, la chef, la de la limpieza y la gerente. 

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Por supuesto, también somos conscientes de lo afortunadas por haber conservado nuestros trabajos en esta era de crisis económica y de desempleo. Sin embargo, eso no quita los malabares que hacemos para estirar las horas, atender a los niños, ayudarlos en sus clases en línea y seguir brillando profesionalmente. Todo sumado a lidiar con la culpa y el estrés de no hacer particularmente “bien” alguna de esas tareas.

Aunque hoy los hombres ayudan más que hace 30 años, el desequilibrio persiste. A eso se suma otra situación de inequidad: los salarios. En general, los hombres aportan más dinero en los hogares, porque ganan más y la culpabilidad de las mujeres por compensar aumenta.  Es ahí cuando esa sombra del trabajo invisible se diluye. 

“Si una mamá triunfa, la sociedad triunfa. Son ellas el modelo más influyente en la vida de las grandes y buenas personas”.

El Covid-19 ha evidenciado las desigualdades sociales que ya existían. Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) sobre mujeres y trabajo en 2019, afirmó que el 40 % de las mujeres se encargan del cuidado de los niños y las tareas domésticas. Solo el 12 % de los hombres que lo hacía. Según la encuesta de la Ocde esta disparidad aplica a nivel mundial. (Ni hablar de las madres cabeza de hogar).

El resultado es que a nivel profesional las mamás están en desventaja. El tiempo disminuye y la productividad también. Por supuesto, esto no se compara con otros problemas de género como el maltrato físico dentro de los hogares y la disminución de empleos para las mujeres. 

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Algunas empresas, principalmente las de tecnología, son más consideradas y flexibles pues su misma estructura y modelo de trabajo remoto ya traía consigo la flexibilidad. No obstante, en nuestro país son pocas. Las empresas tradicionales, que tuvieron que adaptarse a este nuevo sistema, aún conservan sus horarios rígidos y sistemas poco empáticos con las madres trabajadoras. 

El llamado en este Día de la Madre es a ser una sociedad más consciente y a unas madres que levanten su voz. A que la transformación digital forzada de las empresas incluya una equidad de género con pequeños cambios que tienen grandes impactos. A un progreso colectivo. A hombres menos machistas y más colaboradores. Si una mamá triunfa, la sociedad triunfa. Son ellas el modelo más influyente en la vida de las grandes y buenas personas. 

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LinkedIn: Íngrid Zúñiga
*La autora es Communications Manager en Platzi

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