El efecto del coronavirus sobre los mercados y la economía mundial ya sería lo suficientemente fuerte para que los precios del petróleo no suban mucho más de sus niveles actuales si la OPEP+ logra un acuerdo pronto.

De forma escalonada, cada país al que ha llegado el brote del coronavirus ha tenido cerca de un mes para digitalizar por completo sus clases; asegurar vivienda y alimento para los más necesitados; decretar cuarentenas obligatorias para toda la población; volcar el gasto público al sector salud y a intentar, si no salvar a todas las empresas, por lo menos ayudar a cuantas sea posible para evitar despidos masivos y una mayor desaceleración económica de la que representa tener a toda la población por más de dos semanas completas encerrada en sus casas.

Los mercados reaccionaron rápidamente. Con solo un par de días de recuperación y otros en los que bolsas como la de Wall Street, México, Brasil e incluso Colombia han tenido que suspender sus negociaciones ante la alta volatilidad y las grandes pérdidas, las palabras pánico y recesión también tomaron su lugar en la conversación.

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“Estamos en una coyuntura que es un virus excepcional, los mercados financieros apenas están tratando de entender lo que está pasando, es difícil calcular cuánto va a durar y cuál será su impacto en los mercados y lo del petróleo aumentó esa incertidumbre”, explica Javier Mejía, investigador de la Universidad de Nueva York en Abu Dhabi.

Hoy parece que nadie, o al menos muy pocos, dudan que la recesión llegará este año y ante este panorama, el Fondo Monetario Internacional les ha pedido a los países ricos que, más bien, intenten ayudar a los más pobres, que como es lógico serán los más afectados, con medidas como suspender los cobros de sus deudas de modo que puedan destinar sus pocos recursos a ayudar a su población más vulnerable.

En los primeros días de marzo, el golpe para los mercados fue doble: a la incertidumbre por la actividad económica se le sumó el inicio de una guerra de precios del petróleo entre Rusia y Arabia Saudita. Ese lunes, las bolsas volvieron a parar según sus reglamentos, intentando reducir las pérdidas o al menos la volatilidad.

Colombia no fue la excepción. Ambos choques le han costado un incremento de la tasa de cambio que llegó a superar los 4.200 pesos, alta volatilidad y por primera vez desde que se implementó la medida, dos suspensiones de la Bolsa de Valores en un mismo día, luego que esta alcanzara 15 % en pérdidas y se obligara a continuar las negociaciones en el día siguiente.

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Y en medio de la búsqueda de los denominados “activos refugio” en el mundo financiero, como los Títulos del Tesoro de Estados Unidos, los equivalentes en Colombia, los TES, también han sufrido las consecuencias.

“Los TES han bajado cerca de 10 puntos básicos (en su tasa de interés) porque ante el riesgo, la gente no quiere invertir en activos riesgosos y eso incluye los TES del Gobierno”, explica Camilo Pérez, gerente de Investigaciones Económicas de Banco de Bogotá.

Para contrarrestar los efectos de tanta volatilidad en el mundo, el Banco de la República ha anunciado una serie de medidas que buscan garantizar la liquidez necesaria en el sistema financiero, así como reducir la volatilidad de la tasa de cambio, tratando de evitar que la economía sufra un choque aún mayor.

Para Alejandro Reyes, economista del BBVA Research, “en principio son medidas importantes que deben surtir efecto, lo que ocurre por el momento es que están haciendo pulso con lo desconocido, que es el virus y su avance, por lo que las noticias en este frente eclipsan las de política económica”.

Y continúa “no sabremos nunca que hubiera sido sin las medidas, pero quizás lo que logran es abonar el terreno para que los momentos difíciles hagan menor daño del que se hubiere causado sin medidas”.

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“Estamos en una coyuntura que es un virus excepcional, los mercados financieros apenas están tratando de entender lo que está pasando, es difícil calcular cuánto va a durar y cuál será su impacto”.

Javier Mejía, Investigador de la Universidad de Nueva York en Abu Dhabi.

Para los analistas, no es claro cuándo será el momento en que la incertidumbre por el virus se detenga y le ceda el paso a una posible recuperación económica, ya que esto dependerá del tiempo que tarde la ciencia en crear una vacuna o medicamento o el mundo en controlar su propagación.

Con esa incertidumbre en el mapa, Mejía advierte que incluso si ahora la OPEP llegara a un nuevo acuerdo sobre la producción de petróleo con el ánimo de aumentar su precio, este no serviría de mucho pues las dudas sobre los efectos del coronavirus ya han afectado incluso los precios del crudo, por lo que sería difícil que este vuelva siquiera a acercarse a los 30 dólares por barril.

La ecuación parece sencilla: con la población en sus casas, y en los países no tropicales además la llegada de las estaciones en las que no se requiere calefacción y por lo tanto se utiliza menos combustible, la economía se desacelera y los países tienden a comprar menos crudo pues su demanda se reduce. Y con menor demanda, ante la misma oferta, el precio se reduce.

Para Colombia, el efecto no es únicamente un choque ya conocido por la reducción de precios del petróleo, que es su principal producto de exportación. La volatilidad de los mercados, como ya se ha mencionado, afecta también la deuda pública -cuyo producto utiliza el Gobierno para cumplir con sus obligaciones como el gasto social-, por lo que el Ministerio de Hacienda también hizo sus anuncios.

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“Son buenas noticias porque está diciendo que no va a emitir más deuda por ahora, en un momento en que además no hay apetito y que a largo plazo tampoco lo hará”, señala Pérez. En la misma semana, el Gobierno anunció que utilizaría recursos del Fondo de Ahorro y Estabilización petrolero (FAE) y el Fondo de Pensiones Territorial (Fonpet), a modo de préstamo para un paquete de 14,8 billones de pesos en medidas económicas, en el marco del Estado de Emergencia.

“Con los recursos del FAE hay dos efectos, uno es financiar las medidas que anunció y el otro es que, al traer dólares, puede bajar la tasa de cambio. El fondo tiene más de 3.000 millones de dólares con los que se pagarían los 15 billones de pesos, pero dice que solo usará 12 billones de pesos que igual es muy bueno”, añade Pérez.

Los analistas destacan que, como ya se ha comprobado en distintos momentos de la historia, es más fácil desactivar una empresa que reactivarla. Por esa razón, las medidas que han adoptado los países se han encaminado, por ahora, en reducir el choque sobre sus economías y sobre sus empresas, intentando que el mayor número posible de estas sobreviva a la situación.

Sin embargo, falta que las autoridades económicas en el mundo también definan una hoja de ruta con las medidas para reactivar sus aparatos productivos, una vez la pandemia se supere ya sea por reducción de contagios o por el hallazgo de una cura o vacuna.

Contagio local

Para la economía local, cada fenómeno tendrá efectos con una duración diferente en el tiempo.

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Por un lado, el Covid-19 tendría un efecto sobre el comportamiento de la economía durante los dos primeros trimestres. En efecto, el ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla señaló que habrá cambios “ácidos” en las proyecciones macro del país cuando se presente el Marco Fiscal de Mediano Plazo y aseguró, durante la misma rueda de prensa, que habrá que apostarle a la recuperación en la segunda mitad del año.

Por otro lado, la caída de los precios del petróleo tendrá su mayor efecto en 2021 cuando las empresas del sector deban pagar impuestos sobre los menores ingresos que les dejó la producción de crudo en 2020 y Ecopetrol entregue menos dividendos, así como una tasa de cambio más alta dado el menor ingreso de dólares a la economía, entre otros efectos.

Reyes explica que “los impactos de ello son un bajo crecimiento en 2020 y una recuperación gradual en 2021 con una depreciación importante en 2020 afectando la inflación. Pero a la vez un escenario de moderación a niveles posiblemente mayores de tipo de cambio que en los escenarios previos al efecto del Covid-19, ello por los efectos del menor precio del crudo”.

Investigaciones Económicas de Corficolombiana señala en un informe especial sobre el tema que la pandemia, independientemente de lo que pase en el futuro, está cambiando los comportamientos de los consumidores.

Con este cambio, “las empresas de los sectores más vulnerables a los nuevos y temporales patrones de gasto (como hoteles, restaurantes, cines, bares, centros comerciales, entretenimiento fuera del hogar, entre otros) verán una reducción en sus ventas y pueden tener problemas de liquidez que requieran la intervención de las autoridades económicas, especialmente para facilitar el acceso a recursos de pequeñas y medianas empresas”.

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De ahí la importancia de medidas públicas como las líneas de crédito especial para que estas empresas puedan seguir pagando las nóminas de sus empleados, los cambios en el calendario tributario y las ayudas de algunos privados que han decidido, por ejemplo, reducir las tasas de comisiones para los pequeños negocios de estos sectores.

Corficolombiana estima que, si se toma el ejemplo de Italia, este efecto sobre ciertos sectores podría representar una caída de 1,5 % en el PIB trimestral y luego llevar la economía a una recesión.

En cuanto al petróleo, parece que cada vez toma más fuerza la petición al Ministerio de Hacienda para que pida una reunión del Comité Consultivo de la Regla Fiscal, en el que este defina un mayor espacio de déficit fiscal y posiblemente modifique otros de sus cálculos, en virtud de permitir que el Gobierno aumente su gasto para atender población vulnerable, sistema de salud y sector productivo en medio del doble choque que enfrenta.

Tensión empresarial

Las empresas de eventos, turismo y aviación fueron las primeras en sentir el impacto. Las restricciones de viajes en todo el mundo, las limitaciones de reuniones y luego el aislamiento total han llevado a que varias de estas empresas suspendan sus operaciones por semanas o incluso un mes, mientras que con el aislamiento social los restaurantes y todo tipo de comercio también sintieron el impacto.

La consultora laboral DNA Human Capital hizo un estudio con más de tres mil organizaciones en Colombia, Perú y Chile, sobre sus respuestas ante el coronavirus.

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El resultado, es que “el 53 % señala estar muy preocupada por la situación actual, siendo Perú el más enfático con un 57,9 %. Del total de consultados, el 84,9 % declara que su empresa está tomando medidas para contrarrestar la crisis sanitaria. Perú es líder en este ítem con el 87,9 % de compañías resguardándose, frente a un 85 % de Colombia y un 81,9 % de Chile”.

En Colombia, donde la tasa de desempleo alcanzaba 13 % antes del coronavirus, el Gobierno intenta que la destrucción de empleos sea la menor posible y por eso inició con el lanzamiento de la línea ‘Colombia Responde’ por 250.000 millones de pesos, para empresas de los sectores Turismo, Aeronáutico y de Espectáculos y todas sus cadenas de modo que puedan endeudarse con una tasa de interés menor para pagar sus obligaciones o las nóminas de sus empleados durante los siguientes dos meses.

Más adelante, con el decreto de Estado de Emergencia, el Gobierno apropió 14,8 billones de pesos para varias medidas, que incluyen giros de recursos adicionales para tratar de mantener el consumo de los hogares.

De los recursos aprobados para créditos empresariales, el Ministerio de Comercio incluyó cláusulas para que ciertos montos se destinen exclusivamente a las micro y pequeñas empresas, limitando sus exclusiones del sistema para acceder a este tipo de financiación.

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Especulación y seguros

“Hay gente que piensa que se están rebalanceando los portafolios y que eso va a parar ahí, esa es una posición. Pero yo siento que el impacto económico del virus va a ser mucho mayor de lo que los mercados han estado estimando e incluso las instituciones como FMI podrían estar subestimando el impacto del virus”, advierte Mejía.

Lo cierto es que el fenómeno ha llevado a los inversionistas a vender masivamente todo tipo de activos, incluido el oro que se considera un refugio, en búsqueda de otros como los Tesoros de Estados Unidos que han reportado grandes disminuciones de su tasa, o el efectivo presionando al alza el precio del dólar.

Tal como en crisis pasadas, los inversionistas buscan reducir su riesgo ante situaciones que podrían generar menor liquidez en los mercados. Por ejemplo, que las empresas no tengan capacidad del pago de sus deudas ante la falta de ventas de su producción.

“Hay riesgos por ejemplo asociados a la deuda corporativa, que si el virus tiene un impacto muy fuerte pues las finanzas podrían entrar en estrés y caer en impago y se afectan los bancos y el sistema financiero entonces no sería tan pasajero el impacto”, agrega Mejía.

“Por ejemplo se dice que la deuda está más baja que en 2008, pero la deuda corporativa tiene más problemas. Hay gente tratando de ponderar eso, pero solo se sabrá después del choque, eso no significa que la economía esté a salvo por todos lados”, añade.

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Para Reyes, por otro lado, “es difícil determinar cuándo esto ocurrirá (el fin del impacto del coronavirus sobre los mercados), pero una vez comiencen a ceder los casos, es posible que los mercados retornen al terreno positivo”.

Sin embargo, añade que “habrá diferencias pues algunos mercados tendrán el sustento de las compras de activos de la FED mientras otros sufrirán de efectos más permanentes”.

Por ahora, lo que demuestran los movimientos de las bolsas internacionales es una salida de los inversionistas de los países emergentes, como Colombia, donde además el virus ha tardado más en llegar y por lo tanto sus efectos, que ya se vieron en Asia -incluida la Asia emergente- y Europa, así como las respectivas medidas que puedan tomar los gobiernos.

“La recuperación se va a tardar, pero dependerá del tiempo de crisis. Si la caída dura solo unas semanas, la recuperación será rápida pero si tarda meses, eso tendrá un efecto psicológico sobre los inversionistas que llevará a que la recuperación se demore meses”, termina Pérez.